La Cumbre de Johannesburgo:

Los Derechos humanos y colectivos violados

27/08/2002
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Los Derechos humanos y colectivos violados Para quienes se abrazan a
los árboles para evitar
que sean derribados:
Flora, Nacho, Pietro,
y los otros veititantos
encarcelados injustamente
en Atlacholoya, Morelos.
Marcelino Díaz de Jesús. En Johannesburgo (Sudáfrica), del 26 de agosto al 4 de septiembre, se esta realizando la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable para pasar revista al cumplimiento de los compromisos adquiridos hace diez años en la Cumbre de Río de Janeiro y definir nuevos derroteros para la superación de la pobreza crónica y la preservación del planeta. El evento se anunció espectacular, tanto por el número de jefes de Estado y de gobierno que asisten, como por la presencia de miles de participantes de organizaciones no gubernamentales, de 180 países, que se congregán en un foro paralelo, en la zona de Gallagher. El concepto de "desarrollo sustentable" se consagró en la Cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992, en términos de la ONU se define el desarrollo sustentable como "el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas", cuyos parámetros centrales son: crecimiento económico y equidad, conservación de recursos naturales y desarrollo social. Propósito que apela a la aplicación de tres principios: la precaución preventiva, la solidaridad intergeneracional y entre pueblos del mundo, y la participación social en los mecanismos de decisión. Desarrollo Sustentable y violación de derechos humanos y colectivos. En esa Cumbre de la Tierra tuve la oportunidad de participar primero en la Aldea Kari-Oka en la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente, Desarrollo y Territorio celebrada también en Río de Janeiro, que previo a la otra Cumbre tuvo lugar del 20 de Mayo al 2 de mayo, precisamente cuando luchábamos contra la construcción de la Presa Hidroeléctrica San Juan Tetelcingo a cargo de la Comisión Federal de Electricidad; desde donde lanzamos una campaña mundial de petición de apoyo de ONG´s a nuestra lucha con muy buena respuesta, y desde donde también anunciamos con cuatro meses de anticipación la realización de la Marcha por la Dignidad y la Resistencia Indígena que saldría desde Chilpancingo, Guerrero el día 2 de Octubre de 1992, con 73 indios mixtecos, nahuas tlapanecos y amuzgos, 13 de ellos descalzos, para llegar al zócalo de la ciudad de México el día 12 de Octubre de ese mismo año, con sus mas de mil marchistas debido a que su numero fue incrementándose en el camino para llegar a sumarse a las mas de doscientas mil personas que abarrotaban esa plaza, todos contra los festejos del V Centenario o mal llamado Encuentro de Dos Mundos, y para festejar los 500 Años de resistencia indígena, negra y popular. Después de caminar durante muchos días, por fin fuimos recibidos en la Residencia Oficial de Los Pinos a una delegación de 45 indígenas participantes en esa movilización convocada por el entonces Consejo Mexicano 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, antecedente del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena CG500ARI, y ahí pudimos plantearle al Presidente Carlos Salinas de Gortari, que cancelara definitivamente el Proyecto Hidroeléctrico San Juan Tetelcingo, a lo cual accedió, estampando su firma en un documento. Hoy a diez años de distancia este proyecto hidroeléctrico vuelve a ser revivido por el Presidente Vicente Fox, ahora enmarcado en el Plan Puebla Panamá, sin consultar a los que vivimos en esa región conocida como el Alto Balsas, que resultará afectada, donde vivimos mas de 40 mil indígenas, violando con ello, el Convenio 169 de las Organización Internacional del Trabajo OIT, que garantiza el derecho de consulta y el ejercicio de la autonomía a los pueblos indígenas. En la Cumbre Río 92, por primera vez se reconoció nuestra capacidad como pueblos indígenas de conservar nuestros bosques y el cuidado que hemos realizado de nuestro medio ambiente, y se hicieron cuantificaciones y comparaciones de selvas y bosques bien conservados, coincidiendo los mapas con las áreas geográficas donde estábamos asentados los pueblos indígenas. Los gobiernos y las ONG´s del Norte hicieron discursos hermosos de buenas intenciones, se firmaron algunos tratados y después todo fue quedando en el olvido, solo algunos actos de relumbrón o para justificar discursos y recursos gastados se realizaron, y solo con eso trataron de implementar algunas contadas acciones. En el peor de los casos, han tratado de conservar a los bosques y selvas, sacando de ellas a sus cuidadores: los indios que ahí habitan, como en el caso de la reserva de la biosfera de Montes Azules en Chiapas. Otro caso condenable, es el hecho de que en Cuernavaca, Morelos, la semana pasada se hayan encarcelado y golpeado brutalmente a 32 personas que se oponen al derribo de los árboles de un parque hermoso llamado el Casino de la Selva, para impedir que la mega tienda de la cadena comercial COTSCO se instale en ese lugar y derribe los árboles de ese lugar cubriéndolo de cemento, tan solo porque el capital trasnacional requiere de ese espacio para obtener ganancia, precisamente en el lugar conocido como la Ciudad de la Eterna Primavera. En el mes de Abril, cuando viajaba rumbo a Ginebra, a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que sesionaba en esos días, tuve la oportunidad de viajar de México a Holanda con una alto funcionario de la SEMARNAT, alto también de estatura, de ojos claros, piel blanca y muy bien vestido, que en representación de su jefe el Secretario Lightinger y según el, también en nombre de los pueblos indígenas iba a la Tercera PREPCOM, o Cumbre Preparatoria que tendría lugar en la Haya, camino a la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sustentable que se celebra en estos días en Johannesburgo, Sudáfrica; en el aeropuerto de la Ciudad de México, al verme me reconoció y se acerco a platicar conmigo, diciéndome que no creyera que iba a esa reunión porque le habían otorgado ese viaje como premio a su trabajo, "sino porque para ir a defender los derechos de los pueblos indígenas había que mandar alguien que tuviera muchos huevos"; le pregunte porque no mandaban a auténticos indios como Cecilio Solís que también sabían del tema y que habían estado dando seguimiento a esa Cumbre, me contesto que lo conocía, que era verdad lo que decía, pero que no era necesario, que con el era suficiente. Al preguntarme a mi a donde iba le conteste que a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, para intervenir en el punto 15 sobre pueblos indígenas, y que también iba con mucha determinación, no a representar a indios, sino a representarme a mi mismo, aunque no con la misma actitud machista, si iba también con mucha responsabilidad en nombre de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía, ANIPA, y a dar seguimiento a una Reclamación por incumplimiento in toto al Convenio 169 de la OIT por el gobierno mexicano. Hoy no sé si Cecilio esta en Johannesburgo, pero ese güerito, seguro que si esta. Una agenda incumplida La cita de Johannesburgo se propone evaluar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la Cumbre de Rio-92, que como programa de acción se acuerpó en la Agenda 21. Según la ONU, se trata de un programa bueno, pero débilmente aplicado. Las medidas existentes para preservar el medio ambiente -cada vez más frágil- pecan por insuficiencia. Los buenos propósitos de reducción de la pobreza adoptados en múltiples foros mundiales y regionales se han reducido a nada, pues la lógica de la globalización neoliberal imperante conlleva a una cada vez mayor concentración de la riqueza. Y es así que, se han desvanecido los esfuerzos para impulsar el desarrollo humano y frenar el deterioro del medio ambiente. Los balances realizados en una multiplicidad de espacios no gubernamentales, tanto en la esfera nacional como internacional, casi sin excepción coinciden en señalar que la aplicación de tal agenda ha sido mínima o nula. Pero también hay quienes destacan que, al menos en el plano formal, hay logros de importancia a no perder de vista, tal el caso de varios tratados internacionales que son producto de Rio-92. Tan es así que en la agenda de Johannesburgo consta la ratificación de una serie de estos tratados: el Protocolo de Kioto sobre la emisión de gases invernaderos, que según mi amigo Mario Ibarra que participo en la elaboración de ese protocolo desde la perspectiva de los pueblos indígenas, Japón tiene a partir de la firma de ese protocolo, dos hechos importantes en su historia: uno, el que le hayan lanzado la bomba atómica y dos, el que en su territorio se haya firmado tan importante acuerdo, que hoy Estados Unidos se niega a firmar. También en dicha agenda se incluye el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, el Tratado Internacional sobre Recursos Genéticos de Plantas para la Alimentación y la Agricultura, el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos y Persistentes (COP), el Convenio de Rotterdam sobre consentimiento previo informado antes de exportar ciertos productos químicos peligrosos y plaguicidas, el acuerdo de la ONU sobre recursos pesqueros que incluye varios planes de la FAO y el Convenio de Basilea sobre el transporte de residuos tóxicos. Como se sabe, varios de estos tratados han sido impugnados por Estados Unidos. Queda por ver si sus presiones lograrán impedir que se concreten las ratificaciones esperadas. Las negociaciones previas sobre la declaración política oficial y el consiguiente plan de acción, no se anuncian muy alentadoras. Mitin Desai, secretario general de la Cumbre (WSSD, por sus siglas en ingles), anticipó que "el 73 por ciento del texto estaba listo, pero el 27 por ciento restante corresponde a los temas más importantes como globalización y mecanismos de implementación, en los que se trata el comercio y las finanzas". Como quien dice, con la retórica no hay problema, pero sí con las decisiones sustantivas. La cumbre de Johannesburgo se presenta muy compleja, aunque tiene el mérito anticipado de que no pasará inadvertida, como sucedió con la Cumbre contra el Racismo realizada el año pasado en ese mismo país, Sudáfrica. Y decimos que es compleja porque nada más ni nada menos se refiere a la supervivencia planetaria. No solo en el sentido de sobrevivencia, sino en la perspectiva de "tener una mejor calidad de vida, basada en valores éticos, culturales y espirituales, y no sólo económicos", como acertadamente señala la declaración de los pueblos indígenas mexicanos reunidos en Toluca el pasado 27 de julio. Marcelino Díaz de Jesús es miembro del CG500ARI y de la ANIPA Con información de ALAI.
https://www.alainet.org/es/articulo/106309
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