Geopolítica, herramienta para alcanzar poder global (I)

13/09/2014
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Cuando pensamos o hablamos de migración, nos llegan los ecos de los sufrimientos y angustias de quienes se movilizan ahora de una región a otra, dentro o fuera de su país. Pero a la vez entendemos que ésta se inició varios siglos atrás, como sustento de grandes acomodos poblacionales en todos los continentes, no siempre por interés de los que cambiaban de residencia –temporal o definitiva-.
 
La historia del “homo sapiens” sobre la faz de la Tierra, no podría entenderse a cabalidad si no se consideran tales movimientos poblacionales, a veces cruzando continentes de un lado a otro; siempre por sitios que en sí, van a representar una proeza singular, que signa de orgullo y fortaleza a aquellos que la realizaron y, en muchos casos, dieron origen a las grandes culturas-madre en el proceso de la evolución social.
 
Estos cambios masivos de humanos de un punto a otro u otros –a veces muy distantes y afrontando graves peligros para su existencia- se registran como acciones que representan, o búsqueda de mejores sitios para terminar con el nomadismo y asentarse creando comunidades y pueblos, o por la necesidad imperiosa de escapar de peligros y retos que encontraron o se desarrollaron en sus zonas de residencia original.
 
Siempre los núcleos humanos tuvieron y tienen que enfrentar situaciones de alta peligrosidad para conformarse como pueblos, ya sea por situaciones hidrometereológicas fuera de su control, o por el acoso bélico de otros grupos, que pretenden apropiarse de las regiones mejor dotadas en el Planeta para la vida. Estas son premisas constantes en la vida de relación.
 
Tales éxodos (del latín exŏdus, y éste del griego ἔξοδος /éksodos/, en español ‘salida’) fueron y son generalmente masivos para defender su existencia. En la Biblia se recoge el primer gran éxodo, con la salida de Egipto del pueblo israelita hacia la Tierra Prometida, que le permitió tomar conciencia de su unidad étnica, filosófica, religiosa y nacional. Se precisan los hechos en el Libro del Éxodo, 2º de la Biblia.
 
Muchos movimientos poblacionales masivos han conformado la estructura social humana. El impacto de estos hechos intensivos llega –incluso- a la literatura ficción, con cuentos y narraciones que sacan al humano de su entorno condenándolo “a escapar por siempre de los fantasmas que le atormentaban en la distancia, dónde una nave nodriza de “Los Otros” –despiadados extraterrestres, nota mía- le seguía para recordarle, generación tras generación, que ninguna tierra de esta galaxia les pertenecía, y que, el único hogar que conocerían sería el frío acero de sus naves estelares”. Ver: El Éxodo I: La caída de la humanidad. Lester Knigh http://blogs.gamefilia.com/lester-knight/27-03-2008/3028/el-exodo-i-la-caida-de-la-humanidad
 
Por encima de esa catastrófica visión, también se dan salidas parciales de mujeres y hombres huyendo del hambre o la violencia, que en el trayecto a destinos -no siempre claros- forman cadenas humanas continuas, afrontando vicisitudes sin fin y en ocasiones perdiendo la vida. En los dos últimos siglos se acentúan los movimientos de personas, por el reacomodo provocado por eventos locales, incluso mundiales, de conflicto armado, que causan destrucción de hogares, heridos y muertes entre la población civil.
 
Los más grandes éxodos acaecidos en el período de existencia del hombre sobre el Planeta quedan registrados según su magnitud, razón de ser y consecuencias. Ya recordamos el de los israelitas, pero no es el único ni el de mayores dimensiones. Los desplazamientos de grupos humanos de unas zonas a otras han sido constantes desde la remota prehistoria. Nomadismo, invasiones, peregrinaje, expediciones comerciales, colonizaciones, fueron cambiando la distribución del hombre hasta conformar el mundo que hoy conocemos. La geopolítica moderna da cuenta de ello.
 
Sin duda la 1ª migración fue la que movió de su ambiente nativo en África a nuestros ancestros, en numerosos raudales para propagarse por el Orbe. Tan titánico desplazamiento, factiblemente del Homo ergaster, (homínido extinto, propio de África) fueron impulsadas por el hambre y un aumento de población que provocaba conflictos entre grupos. Los más audaces consiguieron organizarse y en un momento de serenidad climática, hace 1,7 millones de años entraron en Asia y colonizaron nuevos territorios. Tras ellos, consecutivas concentraciones de homínidos más desarrollados continuaron su avance buscando mayores coyunturas de caza, hasta llegar a Europa, donde la presencia humana del Homo antecesor (descendiente del ''ergaster'' y anterior al ''neandertal'' y ''sapiens'') está fechada hace unos 700.000 años. http://www.muyinteresante.es/historia/articulo/grandes-migraciones-de-la-historia-hacia-la-tierra-prometida
 
Afianzada la ocupación de África y Eurasia, en tiempos del (Homo sapiens), se realiza el poblamiento del continente americano, cuyo hecho aún es polémico. La tesis más aceptada por los investigadores es que los 1os americanos eran cazadores asiáticos, que cruzaron la tundra siberiana (hace 15.000 años) a través del estrecho de Bering (Islas Aleutianas) que se congelaban en invierno. Tal vez persiguiendo grandes mamíferos. Es verosímil dado que durante las fases de glaciación, Siberia y Alaska eran un solo territorio emergido.
 
Otras teorías sobre la llegada humana a nuestro continente: la de la travesía del Pacífico por australianos o polinesios, o la navegación del Atlántico por europeos, resultan menos verosímiles. Alrededor de 8000 a. de C., la revolución agrícola del Neolítico permitió que algunas comunidades se hicieran sedentarias en Asia Menor y la cuenca del Mediterráneo, foco de las primeras civilizaciones, pero el ánimo viajero no decayó. Continuadas salidas de pueblos de lengua similar, congregados, empiezan a poblar Europa.
 
De origen impreciso: la India, estepas siberianas, el Cáucaso o Dinamarca. Lo cierto es su progresiva evolución de cazadores- recolectores en agricultores, acrecentó la población, estimulando diferentes corrientes de pueblos. Para el 2200 a. de C., éstos se dispersaron por Eurasia. Los que fueron hacia el sur (Creta, Chipre, Tesalia) fueron germen del ámbito grecolatino; en el centro y oeste abundaron tribus celtas y germánicas.
 
El 1er milenio a. de C., griegos y fenicios reconocieron y dominaron el Mediterráneo, creando o cooptando lugares en África del norte, Italia y España. Así se forja el imperio romano. El proceso de las 1as ciudades (polis) indujo migraciones del campo a la ciudad que ha sido constante en todos los florecimientos culturales. Tras el Imperio romano e irrupciones bárbaras, el arrojo de vikingos en sus rakkars (barcos más veloces, resistentes y preparados para el Océano Atlántico) y mayores conocimientos y aparatos para la navegación en barcos modernizados, se navegaron mares y ríos, en incontables incursiones de exploración y conquista. Así se invaden Irlanda y Gran Bretaña, llegan a las costas de Canadá, atacaron localidades gallegas e irrumpen por el Guadalquivir hasta Sevilla. (Continuará) 
 
Puebla, Pue. 14-sep-2014.
 
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com
https://www.alainet.org/es/articulo/103337
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