Plan Colombia: y l@s civiles ¿qué?

18/09/2000
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En Colombia, la palabra paz parece desdibujarse todos los días. La tranquilidad típica de la selva es un mito, un mero recuerdo que se quedó congelado en las páginas de los cuentos populares. En su lugar están las historias actuales, esas que parecen extraídas del terror hollywoodense: hombres, mujeres y niñ@s corriendo sin rumbo por el bosque, en medio de las balas que disparan los paramilitares, los narcotraficantes, los guerrilleros y el Ejército. El país del café, de la cumbia y de la alegría está inmerso en el torbellino de la guerra desde la década de los 60, por un lado, con las bombas explotando como truenos y por otro, con la esperanza de que "ésta sea la última vez". Sin embargo, no es tan fácil. Una nube gris amenaza la enramada colombiana y lo peor es que tiende a expandirse por las fronteras del norte y del sur: el Plan Colombia. L@s desplazados Ubicadas en los municipios del Bajo Putumayo, del Caquetá y del occidente del río Amazonas, 36 mil familias sobreviven mediante la producción de hoja de coca. En caso de ejecutarse el Plan Colombia, 190 mil personas se quedarán en vilo y deberán escoger: o la resistencia armada -propuesta por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)- o huir. En el primer caso, las consecuencias son conocidas y, en el segundo, no tanto, ya que muy pocos de sus actores dejan huella. Est@s últimos, l@s que se decidan marcharse, ¿hacia dónde irán? Jorge Rojas, director de Consultoría para el Desplazamiento Forzado y los Derechos Humanos (Codhes) de Colombia percibe tres escenarios. El primero: internarse en la selva. "Esta acción tendría un costo económico muy alto porque implicaría derribar bosques primarios para dar paso a nuevas hectáreas de hoja de coca. L@s propios campesinos, dentro de su lógica, dicen que por cada hectárea de coca fumigada deben sembrar dos para subsistir y mantener el mercado". El segundo: cruzar las fronteras y dirigirse hacia Ecuador o Perú. "El abandono del territorio nacional dependerá, en gran medida, de la agudización del conflicto. Es decir: del uso de helicópteros, del exterminio -mediante la fumigación- de cultivos con productos químicos o agentes biológicos...". El tercero: desplazarse con rumbo a las ciudades colombianas. "La opción de ubicarse en centros urbanos la llegó a plantear, incluso, el Gobierno de Estados Unidos. Con ésto, lo único que se lograría es acrecentar el número dramático de más de dos millones de desplazad@s que ya existen en el país". La argumentación de Rojas deja en claro un hecho: el drama de l@s campesinos colombianos no es sinónimo de éxodo hacia las naciones vecinas. Se trata de un problema que va mucho más allá del alarmismo de 'la gran invasión'. "Obviamente habrá un impacto. Pero no de un solo golpe; más bien será un proceso prolongado en el tiempo, un flujo migratorio persistente que afectará a los países limítrofes". Todo este marco estratégico militar apunta, según el director de Codhes, a atacar el eslabón más débil de esta gran cadena que es el tráfico de drogas. "Es más fácil mostrar una gran guerra contra pequeñ@s cultivadores, que una batalla real contra el narcotráfico. Combate que, por cierto, ha fracasado en el mundo". Pero esa no se vislumbra como la única consecuencia. El daño irreparable al ecosistema, el riesgo de frustración de las conversaciones de paz que llevan a cabo el Gobierno de Andrés Pastrana y las FARC, el peligro del fortalecimiento de la carrera armamentista, el reclutamiento masivo -forzado o voluntario- de l@s ciudadanos (la mayoría jóvenes) son algunos puntos a considerar. "Lo único que provocaría la puesta en marcha del Plan Colombia es la agudización de la guerra en el sur del país. ¿Es que acaso se pueden fortalecer la democracia y los derechos humanos en un ambiente de guerra?", se pregunta Rojas. "El asunto no es nada fácil y no podemos quedarnos con los brazos cruzados esperando los muertos. Hay una población civil en medio de varios fuegos que requiere atención y protección de la comunidad internacional. Por eso, ahora, nos estamos jugando el futuro, la supervivencia...". Iniciativas ciudadanas El hallazgo de un cono de luz que alumbre hacia el sosiego es lo que se espera conseguir en San José Costa Rica los 17, 18 y 19 de octubre en el marco de la Conferencia Internacional sobre paz, desarrollo, derechos humanos y justicia social. Pero, antes de llegar a este peldaño en la búsqueda de la conciliación se habrán ascendido a otros como el Foro Internacional El Sur responde al Plan Colombia (Puerto Asís, Putumayo, 8 y 9 de septiembre), la Agenda para la superación de la crisis humanitaria y de derechos humanos en Colombia (Bogotá 7 y 8 de septiembre), el Encuentro de colombianos refugiados en Europa (Bruselas 9 y 10 de octubre). Mientras la sociedad civil de Colombia se mueve, también l@s ecuatorianos lo hacen, en especial, quienes habitan en el cordón fronterizo. Fue así como nació el Foro de Unidad Ecuatoriano-Colombiano frente a los impactos del Plan Colombia, organizado por la Asamblea de la Sociedad Civil de Sucumbíos (Ascis). Durante la reunión mantenida el miércoles 6 de septiembre, en Lago Agrio, los asistentes elaboraron un Manifiesto. Una de las nueve resoluciones adoptadas por las 24 autoridades seccionales de Esmeraldas, Imbabura, Sucumbíos y Orellana y l@s 150 representantes de organizaciones colombo- ecuatorianas reza: "demandar al Gobierno Central la no participación militar ni involucramiento de Ecuador en este conflicto". El argumento: "por ser contrario a la Constitución de Ecuador, al derecho internacional, así como a los acuerdos de buena vecindad y no agresión, firmados entre ambas naciones". Además, acordaron "exigir al Gobierno ecuatoriano la cancelación del convenio que permite la utilización de la Base Militar de Manta por parte de Estados Unidos". También, se comprometieron a "generar una campaña de solidaridad a nivel nacional e internacional en oposición frontal al Plan Colombia y sus consecuencias negativas, que derivan en el genocidio de víctimas inocentes, la destrucción de la ecología y la naturaleza amazónica". Este encuentro fue un preámbulo para la cita en la ciudad colombiana de Puerto Asís, Putumayo del 8 y 9 de septiembre donde más de cinco mil personas provenientes de los departamentos de Nariño, Putumayo y Caquetá desfilaron en favor de la paz. Ahora, habrá que esperar a ver qué pasa en Costa Rica. Allí, la idea primegenia es detener los aviones de combate, interrumpir la fumigación masiva de la floresta y reorientar los objetivos del Plan Colombia hacia la paz.
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