Tras el cierre de listas para las próximas elecciones internas simultáneas y obligatorias en todos los distritos del país, el ciudadano asiste azorado a un desfile de insólitas candidaturas, en donde el requisito constitucional de la idoneidad ha sido reemplazado, en algunos casos, por el de la fama y el glamour; y en otros, por la desfachatez y el caradurismo. Se largó nomás, una nueva campaña electoral. Aparentemente, será la más frívola y vacía de todas las que hemos protagonizado desde el retorno de la democracia formal, en 1983. En los programas de radio y televisión, y en los artículos de la prensa gráfica, no se avizoran discusiones sobre la producción, el empleo, la seguridad, la deuda externa, la pobreza, la ancianidad, la salud, la educación, la cultura, las relaciones exteriores, la calidad institucional, ni la libertad de expresión. El tono general de los discursos es de una chabacanería inédita, siendo la ausencia de contenido la norma generalizada en los mensajes de los políticos. Quizás, ello sea porque la mayoría de la dirigencia política no esté dispuesta a hacer algo sustancialmente distinto a lo que está realizando el actual gobierno. Por ello, los temas en debate giran -como en una asamblea consorcial- en torno a particularidades irrelevantes, sazonando la discusión con ribetes escandalosos para generar ruidosos impactos mediáticos. Esta elección -como nunca- se ha transformado en una mera distribución de cargos, en donde la puja de ideas ha quedado sepultada en el estante donde se guardan las prendas pasadas de moda. En estos términos, no hay ideales ni ideas que sinteticen posiciones; más vale, todo lo contrario: esa carencia pone en primer y único plano el apetito personal del caudillo, sometiéndose todo el accionar político de su grupo a su propio posicionamiento en la lucha por el cargo. Así, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más de treinta listas de candidatos a diputados nacionales se han presentado para cubrir trece bancas. La dispersión promete ser desconcertante y tendiente a licuar un posible resultado negativo para la actual administración nacional. El jefe de gobierno Aníbal Ibarra aún no convocó a las urnas para los cargos locales. Aparentemente, desde la Casa Rosada le prometieron respaldo a cambio de que no asome su cabeza en esta campaña. Para vos no hay elección, le habría dicho su cuñado Alberto Fernández. Eso significaría un sepelio anticipado para la carrera política del ex fiscal. Por ello, no extrañaría que se elijan legisladores más allá o más acá del 23 de octubre, y que allí sí exista una lista oficialista. Otros, más imaginativos, sospechan que cuando se vote por primera vez para las comunas (¿2006?), también se elija al sucesor de Ibarra. El kirchnerista Frente para la Victoria lleva en la Capital al Canciller rosarino Rafael Bielsa, en el primer lugar de la lista. Lo acompañan Jorge Coscia (cineasta y director del INCAA), la sólida economista desarrollista Mercedes Marcó del Pont, y el animador televisivo cómico-infantil Claudio Morgado, de quien se ignoran sus antecedentes militantes. El sindicalista Julio Piumato ocupa la sexta colocación. De la observación de la nómina surgen las siguientes conclusiones: a) la lista fue armada a dedo sobre la base del Partido Justicialista de la Capital, que en una elección amañada quedó en poder de Alberto Fernández, dejando afuera no sólo a importantes sectores del peronismo, sino del mismo tronco kirchnerista; b) para integrar la lista, parece que la condición de peronista resulta ser un obstáculo; c) el sexto lugar dado a Piumato luego de Bielsa y cuatro figuras de menor talla política, sugiere la escasa consideración que tiene el gobierno por los trabajadores y su central obrera; d) la presencia de Bielsa y Coscia en esta lista, como la de Horacio Rosatti en Santa Fe, Alicia Kirchner en Santa Cruz, Patricia Vaca Narvaja en Córdoba, José Pampuro y otros en Buenos Aires, y muchos más, demuestra la carencia de cuadros por parte del kirchnerismo, que debe desmantelar el gabinete para cubrir las listas de candidatos. En la oposición, las cosas no se hacen mejor. Elisa Carrió armó una sospechosa lista con clara orientación de centro derecha, destacándose en ella Enrique Olivera y Teresa Anchorena. Dejó mal parados a los peronistas y socialistas que la acompañan, siendo su decisión funcional a los intereses de Rafael Bielsa, ya que la rubia chaqueña le peleará los votos a su ex partido, a Patricia Bullrich y al eje Macri-López Murphy. Así, le deja libre al hermano del Loco, el carril de la centroizquierda que alguna vez intentó encarnar. Mauricio Macri es quien hasta ahora lidera las encuestas en el distrito, pero aún no ha esbozado un programa claro de propuestas. No pudo contener dentro de su armado a Patricia Bullrich, ni a pequeñas fuerzas del mismo espectro que se presentan solas. Gran parte de su resultado electoral dependerá del funcionamiento de Boca Juniors, cuya conducción futbolística ha quedado directamente en sus propias manos y en las del recuperado Diego Maradona, pasando a retiro a un puñado de experimentados dirigentes. La izquierda se presenta nuevamente atomizada. Si se decidiera a concurrir en conjunto tendría buenas perspectivas: el socialismo tendrá nuevamente internas entre los espacios de Norberto Laporta y Héctor Polino; Alicia Castro se presenta unida a Antonio Cartañá y Luis Brunati, entre otros; y Luis Zamora busca su reelección acompañado por su esposa. Domingo Cavallo se ha presentado con su habitual locuacidad, vehemencia y lucidez mental, además de exhibir una inédita cara de piedra. Con casi el 90% de imagen negativa, está en el redil fruto de una operación política de su ex subordinado Alberto Fernández. La aparición -y gran difusión mediática- de Cavallo le va a robar algunos puntos a Macri, acercándolo al nivel electoral de Bielsa. Moria Casán también cumplirá -quizás involuntariamente- un objetivo de limar votos, pero no tanto de Macri, sino de Elisa Carrió. Lilita fue la candidata más votada entre las mujeres en el 2003, y el discurso de la vedette es claramente dedicado al mundo femenino. Sus posturas en favor del aborto y de la defensa de la mujer golpeada tienen fácil llegada a través de los medios, a los que sabe utilizar magníficamente. El radicalismo irá a internas entre el sector de Nito Artaza, con apoyo de los punteros unionistas, y Facundo Suárez Lastra, heredero del viejo alfonisinismo. Es curioso el panorama de la UCR: como estructura partidaria sigue incólume en todo el país y en la Capital, pero en este distrito ha perdido la mayor parte de su gran caudal electoral. Los otros candidatos han presentado sus listas para seguir negociando, para construir políticamente de cara al 2007, o para intentar la patriada: Jorge Enriquez, Jorge Mercado, Abel Fatala y Abel Posse -entre otros- tienen incuestionables méritos personales de distinta índole, y ostentan considerables apoyos institucionales, pero lucharán -en caso de no insertarse en estructuras mayores- contra el ostracismo a los que los someterán los multimedios, tentados a mostrar a los candidatos del sistema. En la Provincia de Buenos Aires, la división del Partido Justicialista parece irremediable. Si la oposición fuera capaz de construir un sólido frente en base a ideas y dirigentes atractivos, Kirchner, Duhalde y Solá ya se hubieran sacado la pertinente foto, abrazados y a los besos. Pero la crisis de liderazgo también les alcanza a López Murphy, Patti, la UCR, el menemadolfismo, etc. Quizás, el duhaldismo haya evaluado que obtenía más bancas provinciales y nacionales perdiendo por afuera que acordando por adentro, obligando a la esposa del ex presidente a hacer un nuevo sacrificio en las urnas. De todos modos, el cisma peronista hará que el triunfo de la esposa del Presidente sea mucho menos categórico, lo que también le es funcional al caudillo lomense. El lanzamiento de Cristina también tuvo la pobreza de ideas y la ausencia de peronismo detalladas más arriba. Los concurrentes a su acto, en su mayoría fueron dirigentes y militantes a sueldo de la administración pública. Sus alusiones mafiosas a la figura de Duhalde resultaron poco felices para un gobierno que lo promueve para cargos internacionales en representación del país. Llamó la atención en la semana anterior el mensaje de Kirchner a un grupo de periodistas extranjeros. El Pingüino pronosticó el próximo fin del peronismo, augurando una época con dos o tres fuerzas entre el centroderecha y el centroizquierda, pugnando alternadamente por el poder. En la misma reunión, destacó que los Estados Unidos son sus amigos. El panorama electoral se completa en el resto del país con las candidaturas del actual gobernador Angel Maza y el ex presidente Carlos Menem en La Rioja, Adolfo Rodríguez Saá en San Luis, y demás funcionarios y ex funcionarios de distinta laya. Frente al negativo panorama descripto en los párrafos iniciales, no vale la pena culpar a nadie. La sociedad es responsable por su falta de compromiso. Si millones de argentinos honestos y capaces abandonaran su apatía cívica, los lugares de las listas que hoy están ocupados por ineptos y corruptos de distinto pelaje, estarían en manos suyas, ofreciéndole un mejor porvenir a la Patria. Es necesario que dejemos de ver a la política como un deporte en el que sólo pueden sobresalir los tramposos. La política también puede ser una actividad noble, realizada con patriotismo y amor al prójimo. Por distintos motivos, hemos dejado de verla de ese modo, quedándonos cobijados en nuestra cómoda mismidad, abandonados a la taciturna contemplación de nuestro propio ombligo. Como sociedad nos merecemos lo que nos pasa. Jodámosnos. - Argenpolitica, publicación analítica sobre la política argentina