Protesta y desestabilización en Venezuela

04/05/2014
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Caracas.- Desde que se desató la violencia en la República Bolivariana de Venezuela a comienzos del año 2014,  la argumentación política para el desarrollo de las actividades de protesta contra la política del gobierno ha dado paso a una estrategia de desestabilización ejecutada con diferentes variantes, que en las últimas semanas ha quedado signada, fundamentalmente, a la utilización de acciones terroristas de baja intensidad.
 
Pareciera que las llamas se van apagando y que el cielo se despeja del humo de las guarimbas, pero eso no significa que el peligro haya pasado y que la oposición y especialmente el imperialismo se hayan resignado a convivir con un proceso de transformación que afecta sus intereses y sus intenciones para la región.
 
La trama desestabilizadora, o más bien contrarrevolucionaria, tiene un solo objetivo y distintas maneras de implementación para conseguir el fin tan anhelado, que no es otro que arrasar con la revolución.
 
Todos tenemos motivos y derechos para protestar, la protesta, la demanda, el reclamo, en una sociedad que vive una transición, es lógica y necesaria, agiliza, adecua, transforma y en la confrontación, en la discusión, en el debate, equilibra, repara y transforma.
 
Quienes nos sentimos compenetrados con este proceso histórico de cambio e inclusión y apoyamos la experiencia que encabezara el comandante Chávez y que continua el presidente Nicolás Maduro, no somos borregos obsecuentes dispuestos al sí fácil irresponsable ante las acciones del gobierno, del partido, o del Polo Patriótico.
 
Quien piense eso no está metido en el seno del pueblo. Uno de los aportes más importantes de este proceso en revolución, es el haber dotado al pueblo de información y formación para que todo se debata constantemente. El pueblo Chavista no es indiferente y ha roto el prejuicio que las clases pudientes le impusieron por siglos, ese prejuicio de que el que no tiene escolaridad, el que es pobre, No Sabe, y por lo tanto no tiene la capacidad para emitir una opinión valorable.
 
Nuestro pueblo protesta, pero no guarimbea, tenemos dos visiones, dos realidades, tenemos intereses históricos que nos separan diametralmente y que en última instancia nos pone, como en el “caracazo” en veredas opuestas, eso explica él porque las provocaciones criminales de la derecha no se han materializado en los barrios de Caracas o del interior del país.
 
La tolerancia que anida en la conciencia y en el corazón del pueblo venezolano, está apuntalada por la significancia que tiene y ha tenido el poder comprenderse incluidos en una sociedad y en una realidad política, económica, cultural y educativa que les había sido negada desde siempre.
 
En esa realidad este pueblo dejo de ser objeto, para convertirse en sujeto, y como sujeto ser el elemento estratégico fundamental para la Venezuela por venir.
 
La demagogia “cuartorepublicana” no entiende eso y se dirige al pueblo con su cara lavada como si el pueblo fuera un recién llegado al que hay que contarle la historia que el mismo vivió.
 
Hablan de amnistía como si se tratara de un trámite administrativo, hablan de escases y desabastecimiento como si ellos no tuvieran nada que ver con eso, ¿incluirán en su reclamo de amnistía a los empresarios y comerciantes que los apoyan y que están presos por delitos económicos o solo a los francotiradores, mercenarios, paramilitares y psicópatas que degollaron transeúntes?
 
Hasta el 28 de abril, los hechos violentos en los que han derivado algunas de las protestas han tenido un saldo de 41 muertos, 710 heridos y 2.626 detenidos, de los cuales 180 siguen presos, según la Fiscalía General de la Nación, hacer del tema de la liberación e impunidad para los participantes de la aventura golpista y desestabilizadora, un punto de honor para continuar el diálogo propuesto por el gobierno, es volver a patear la mesa para seguir, como en el 2002 donde hubo amnistía y mesa de diálogo, tramando la continuidad de los planes para la caída del gobierno.
 
La derecha toma todos los caminos posibles, vive articulando estrategias para desgastar, sabotear y generar consenso contra el gobierno, disfraza su discurso, miente descaradamente, lo que es fascismo o neoliberalismo lo llama democracia social o capitalismo popular, pues no puede ir de frente ante el pueblo a decirle cuáles son sus planes y sus concepciones de país.
 
En una entrevista a Álvaro García Linera,  el vicepresidente de Bolivia plantea algo muy interesante que forma parte de la esencia de esta realidad que se pretende desestabilizar“Según los medios europeos, el resultado de nuestros procesos es el populismo total, un vómito frente a la adversidad. Pero es evidente que algo ha cambiado aquí. Lo que existía y era inmutable en el mundo entero, los mercados financieros, la deuda, la privatización y la contracción del Estado del Bienestar, se presenta hoy como cambiable en América Latina.”
 
Esta transformación de lo inmutable en mutable, como lo manifiesta Lineras, es una transformación estratégica y antagónica y eso el imperialismo y los centros del poder lo saben, como también lo sabe la oposición radical y fascista venezolana que encabeza, como brazo ejecutor, los planes imperialistas para consolidar una avanzada que posibilite descabezar la revolución en Venezuela y en el resto de América Latina.
 
“El presidente Maduro, tarde o temprano, terminará perseguido y todos los capos del régimen, pagando lo que han hecho… De eso estoy seguro” afirma Miguel Henrique Otero, director del diario venezolano El Nacional, expresión escrita de los sectores más reaccionarios del país y aliado incondicional a la política norteamericana, en un reportaje concedido al El Tiempo de Colombia, y agrega ante la pregunta ¿Qué tan posible es que el pueblo venezolano detenga al régimen?
 
Hay la misma posibilidad que han tenido los pueblos que se han levantado contra los regímenes autoritarios. Así pasó en Ucrania, en Egipto, en Libia, en Túnez; en la misma Venezuela cuando gobernaba Pérez Jiménez. El pueblo se levanta.
 
Claro, en esa mezcla paisajista del mapa desestabilizador, Miguel Otero mezcla fresas con caracoles como si fueran lo mismo, sin reparar en la diferencia que existe entre el movimiento cívico militar que derroco a Pérez Jiménez en 1958 y el escenario generado en Libia y otros países afectados con la mal llamada “Primavera Árabe” gestada por el imperialismo para materializar sus objetivos hegemónicos.
 
Aquí como en Libia ya se ha entrado en la fase del terrorismo y el asesinato del Mayor Eliecer Otaiza, hombre leal al comandante Chávez y a la revolución, respondería por sus características al tipo de asesinato selectivo que denunciara el periodista José Vicente Rangel en octubre del año 2013, advirtiendo sobre un informe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana “según el informe realizado por un componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), la oposición plantea aplicar la agenda terrorista que contempla: “asesinatos selectivos de altos funcionarios, ministros, mandos militares, atentados en cines, sistema metro, automercados, aseo urbano, Corpoelec, PDVSA, en el suministro de agua, además de protestas localizadas y paros nacionales”.
 
Para ese momento no existían las guarimbas, pero si la receta, que como podemos observar lleva ingredientes que ya han sido utilizados en este experimento golpista.
 
No vale de mucho analizar caso por caso y de manera unilateral todos los episodios que hemos vivido desde la asunción del presidente Nicolás Maduro, lo que sí sirve y es fundamental analizar y comprender, es que la derecha y el imperialismo han tomado seriamente la decisión de acabar con el gobierno del Camarada Nicolás y con la revolución bolivariana, sea de la forma que sea.
 
Entiendo que los debates y las reflexiones de los revolucionarios deben girar en torno a este problema, pues ante esta ofensiva del enemigo, debemos dar respuesta de manera consciente y organizada para poder derrotarlos en todos los terrenos, en ese sentido no hay nada más apropiado que recordar las palabras del comandante Chávez “Unidad. Lucha. Batalla y Victoria”.
 
Unidad ante los enemigos de la revolución.
 
Lucha para desmontar el aparato ideológico del capitalismo.
 
Batalla en todos los terrenos para impedir que la contrarrevolución siga desestabilizando la revolución y Victoria categórica para que nunca más el imperialismo someta a los pueblos de Nuestra América.
 
 
 
 
 
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