Test electoral en Bolivia

04/12/2004
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Este 5 de diciembre los bolivianos concurrirán a las urnas para renovar los poderes locales -alcaldes y concejales- en 327 municipios del país. Durante esta semana los principales partidos y agrupaciones ciudadanas cerraron sus campañas, caracterizadas por una fuerte "farandulización" y entre ritmos de cumbia villera que no lograron revertir la apatía ciudadana hacia el proceso electoral. Tampoco la ruptura del monopolio de los partidos, que permite la presentación de agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, ha logrado movilizar los ánimos de la sociedad que hace poco más de un año expulsó del poder al primer mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada en la denominada "guerra del gas". La desmonopolización de las candidaturas, que duplicó el número de postulantes con relación a 1999, no impide que los favoritos en las grandes ciudades sean, según los pronósticos, candidatos partidarios o "viejos" políticos camuflados en agrupaciones ciudadanas. En varias de las ciudades más importantes del país encabezan las encuestas quienes controlaban las alcaldías hasta el mes pasado, cuando debieron renunciar para presentarse como candidatos a la reelección, u ocuparon el ejecutivo municipal en anteriores gestiones. Frente a la crisis de legitimidad de los grandes aparatos políticos, la mayoría de estos candidatos optó por conformar sus propios partidos, de influencia local, o agrupaciones ciudadanas. Es el caso de la ciudad de La Paz, donde el actual alcalde, Juan del Granado, se postula por su agrupación, el Movimiento Sin Miedo; de la ciudad de El Alto, donde el también alcalde, José Luis Paredes formó su partido Plan Progreso, luego de abandonar el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) durante la crisis de 2003; y de las ciudades de Cochabamba y Santa Cruz, cuyos favoritos -Charly Terceros y Roberto Fernández- se postulan por agrupaciones ciudadanas. Tanto del Granado como Paredes rondan el 50% en las encuestas, lo que les permitiría alcanzar la mayoría absoluta en los consejos municipales. Sin embargo, pese a la actual apatía, las elecciones del domingo contribuirán a diseñar el escenario político nacional en un contexto de creciente inestabilidad política y debilidad del gobierno de Carlos Mesa. El ultimátum del Comité Cívico de Santa Cruz de la Sierra para conseguir la autonomía departamental, la incertidumbre acerca de la nueva ley de hidrocarburos, el distanciamiento entre el Parlamento y un Ejecutivo sin partido propio y los recientes atentados con dinamita contra el Ministerio de Defensa y el canal del Presidente de la República -PAT-, con claros fines desestabilizadores, han dado lugar a diversas versiones; incluidas las que hablan de presiones de la Embajada estadounidense para que Mesa convoque a elecciones anticipadas o conforme un gobierno de "unidad nacional" que permita superar la actual falta de iniciativa oficial. El partido de Evo Morales Los resultados del domingo aportarán luces y sombras al partido de Evo Morales. Pese a sus esfuerzos por ganar las simpatías de las clases medias urbanas (para lo cual se nominaron candidatos "intelectuales", como el ex rector de la UMSA, Pablo Ramos, en La Paz) el Movimiento al Socialismo (MAS) estaría lejos de ganar una alcaldía en alguna de las ciudades más pobladas del país. La única chance, aunque improbable, está en Cochabamba, donde postulan al también académico Gonzalo Lema. Sin embargo, en opinión de los analistas Carola Capra y Carlos Cordero en el semanario Pulso, "el MAS será el partido que mayor votación recibirá a nivel nacional y hasta es posible que repita el apoyo obtenido en las últimas elecciones nacionales (20%)", cuando Evo Morales obtuvo un sorpresivo segundo lugar. Segundos, aunque lejos, en El Alto y La Paz, y a menos distancia en Cochabamba, el MAS se ha ido consolidando como una fuerza de influencia nacional. Y hoy, el partido de los cocaleros parece representar los nuevos vientos ideológicos que soplan en el país y en América latina: reclamos de un mayor papel del Estado en la economía y una salida al neoliberalismo dentro de la institucionalidad vigente. Así, el MAS ha reforzado sus "credenciales democráticas" y de centroizquierda frente a los sectores más radicalizados del movimiento social boliviano y, en los últimos meses, esta fuerza política ha sido un factor determinante en la aprobación parlamentaria de la habilitación del juicio de responsabilidades contra Gonzalo Sánchez de Lozada - por los 60 muertos de octubre de 2003- y en la elaboración y aprobación en Diputados de una nueva ley de hidrocarburos - resistida por el gobierno y las petroleras- que obliga a las empresas a migrar a nuevos contratos y aumenta las regalías al 50%. Todas estas medidas son crecientemente resistidas por los sectores conservadores que, a un año de la "guerra del gas", han recompuesto sus fuerzas y tienen una carta fuerte bajo la manga: el ex presidente Jorge Quiroga, hijo político del ex dictador Hugo Banzer Suárez, quien con bajo perfil busca un papel relevante en la Asamblea Constituyente de 2005, como trampolín para encabezar un frente de centro derecha que lo lleve hasta la Primera Magistratura en 2007.
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