Otra batalla ganada por Choquehuanca

15/01/2013
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Sin quitarle el mérito a las gestiones y la lucha emprendida en los años noventa por el entonces líder cocalero y ahora presidente de Bolivia, Evo Morales, el actual canciller indígena David Choquehuanca, ganó otra batalla más en la vía diplomática al lograr la readmisión de Bolivia a la Convención de Estupefacientes de la ONU con la reserva del masticado de la hoja de coca, con el respaldo de 169 países miembros del organismo internacional y el rechazo de sólo 15.
 
Y es que tras el retorno de Bolivia a la Convención de Viena, tanto el presidente Evo Morales como el propio canciller aymara, consideraron que la despenalización del akullico de la hoja de coca, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es un triunfo internacional de Bolivia frente al imperio.
 
El proceso vivido
 
En el pasado, habrá que ser enfáticos en esto, merced a la imposición estadounidense, las leyes nacionales criminalizaban a la hoja de coca, ignorando su valor ancestral y sus propiedades benéficas. Hoy se la reivindica como una milenaria hoja sagrada y se tiene muy en alto sus propiedades medicinales y nutricionales, se promociona su consumo tradicional y su industrialización.
 
El trabajo del canciller indígena desde el ámbito de las gestiones diplomáticas arrancó hace más de dos años incorporando la propuesta boliviana de Enmienda a la Convención Única de Estupefacientes de 1961, para la eliminación de la obligación de prohibir el masticado de la hoja de coca en  aquellos países donde hay evidencia histórica de la práctica de esta antigua tradición cultural y religiosa preservando la propia práctica indígena milenaria y cultural.
 
En ese caminar diplomático, a finales de 2011, Bolivia planteó ante la ONU una reserva al Artículo 49, párrafos 1 c) y 2 e) de la citada Convención. Asimismo, reafirmó que la masticación de la hoja de coca es un patrimonio cultural del pueblo boliviano al ser una práctica ancestral y que expresa su identidad y vivencia.
 
En lo que va el último año, efectuó una serie de gestiones de contacto directo, lobby e intensas reuniones en los países de la mayoría de los continentes, lo que le llevó a Choquehuanca a que Bolivia obtuviera el apoyo de foros y mecanismos internacionales como la región de América del Sur-África (ASA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y el Mercado Común del Sur, entre otros, para definir nuevas estrategias a fin de lograr este objetivo.
 
Bolivia obtuvo el apoyo de foros y mecanismos internacionales como la región de América del Sur-África (ASA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y el Mercado Común del Sur, entre otros, para lograr este objetivo histórico.
 
En el proceso de las luchas sociales, antes de llegada de Evo Morales, se aplicaban políticas de erradicación forzosa de la hoja sagrada (“Coca cero”), ocasionando la violación de derechos humanos. La política que se aplica ahora es “Cocaína Cero” y revalorización de la hoja de Coca.
 
La concertación con los productores y el control social permite la racionalización voluntaria de cultivos, logrando superar las metas de reducción, en un ambiente de respeto de los derechos humanos y de paz social. Asimismo, se pretende profundizar los procesos de desarrollo integral y sostenible en las zonas productoras (Yungas de La Paz y Trópico de Cochabamba). Tras el logro ante la ONU, la hoja de coca no está vista como cocaína, por lo tanto los productores dejan de ser vistos como narcotraficantes o narcodependientes.
 
Pero también el canciller indígena nos recuerda que Bolivia cuenta ya con un plan estratégico de racionalización de cultivos de hoja de coca y lucha contra el narcotráfico, como respuesta a otras voces de las declaraciones de analistas y asambleístas referidas a un posible incremento del cultivo de esa planta, con la reserva del akullico.
 
Nos recalcó que, con la definición de una política estratégica existe la posibilidad de que Bolivia exporte productos derivados de la coca. De esta forma las organizaciones que quieran llevar afuera nuestro mate de coca, y cuenten con la normativa internacional no tengan ninguna dificultad de promocionarlo. Tras el logro ante la ONU, la hoja de coca no será vista como cocaína, por lo tanto los productores dejarán de ser estigmatizados como narcotraficantes o narcodependientes.
 
Los anteriores gobiernos invisibilizaron los derechos de los pueblos indígenas, no respondieron a las demandas y necesidades reales de los pueblos indígenas de Bolivia. Jamás trabajaron para revalorizar y dignificar la hoja de coca, apoyar su promoción histórico-cultural-ancestral y fomentar la investigación e industrialización de sus propiedades benéficas.
 
Oportuno es ahora responderle a un periodista que desde un sitio web se mandó una serie de insultos contra el canciller indígena como que anda lejos de lo que éste llama la “política mundana” y que el canciller está fuera del escenario de la política exterior. Es más, le dice al canciller en tono burlesco que él es “el no tiempo”.
 
Habrá que una vez más afirmar que la ignorancia no sólo es atrevida en este tipo de casos sino, es altamente soberbia con los que ni se percatan de su entorno, por eso recurren al fácil recurso de los insultos y, para colmo, con ese tipo de discursos, estos, se ganan el título de “analistas” en los medios opositores para que los más ingenuos les crean.
 
Y podríamos añadir más elementos de lo que en seis años se ha liderado en materia de resultados de la política exterior para que le quede bien claro que, en más de veinte o treinta años, los gobiernos anteriores no respondieron a la mínima parte del servicio exterior y apuntalar el trabajo diplomático desde una perspectiva que se ha venido a llamar: la Diplomacia de los pueblos por la vida”.
 
Y finalmente para el 2014, la ONU ya ha adelantado que, por el impulso a las gestiones de la cancillería, se convocará a la Conferencia Mundial de Pueblos Indígenas. Para ello, Bolivia consiguió se emita un informe acerca de la ratificación de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas por parte de los países miembros y se evalué a través de un informe los progresos logrados y buenas prácticas sobre el ejercicio pleno de los derechos de los pueblos indígenas.
 
Luis Camilo Romero, es comunicador e investigador boliviano para América Latina y el Caribe
 
 
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