De racismos y oportunismos políticos

08/11/2012
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En la última semana, ha generado gran revuelo en los medios de comunicación, la oficialización  “sorpresiva” del binomio Guillermo Lasso y Auki Tituaña.  Aunque para muchos no fue ninguna novedad.  Diversas han sido las reacciones, por una parte, algunos medios de comunicación constatan la división del movimiento indígena ya que sus dirigentes apoyarían unos a la derecha, otros a la izquierda y otra fracción al gobierno.  También otros medios y sectores políticos  han aprovechado el momento para dejar constancia de que la CONAIE, “juega a dos bandos” con la derecha y con la izquierda, ofertando su respaldo al mejor postor.   Otros en cambio defienden el derecho que tiene todo ciudadano de participar libremente en la política.  Y, finalmente la CONAIE no ha demorado en manifestar su rechazo acusando al señor Tituaña, como traidor y resolviendo en magnas asambleas su expulsión.
 
Me parece que este acontecimiento es propicio para reflexionar  sobre las relaciones interculturales en nuestra sociedad y una oportunidad para dar mi opinión al respecto, debido especialmente a que  los medios de comunicación generalmente consideran la opinión de algunos políticos indígenas como la posición oficial de estos pueblos, lo cual no siempre es así.
 
Por otra parte, algunos periodistas acostumbran a sobredimensionar ciertos acontecimientos políticos cuando se trata de indígenas. Estoy seguro que si hubiese sido un mestizo o mestiza que se cambiaba de camiseta, simplemente se hubieran preocupado de lanzar la noticia destacando su hoja de vida, aunque en este caso las inquietudes periodísticas tienen algún sentido porque se trata de una persona pública por haber sido alcalde pero en ningún momento “alto dirigente indígena” como ciertos periodistas mal informados han señalado.
 
Igualmente se ha destacado la división del movimiento indígena, haciendo alusión a la previa  unidad de los pueblos indígenas, ala existencia de una sola ideología, de una sola posición política y praxis política, asunto absolutamente falso, este criterio simplista se ha difundido debido al desconocimiento de los procesos históricos de estos pueblos.
 
Veamos por ejemplo las características de las principales organizaciones indígenas del país.  La FENOCIN, nace en los años sesenta de una escisión de la FENOC (creada por la iglesia católica) alineada con el Partido Socialista, su ideología es clasista y su estructura organizativa es de tipo sindical cuya composición mayoritaria lo constituyen sectores campesinos no indígenas de la Costa.  La FEINE, es un gremio de indígenas evangélicos, organizados en los años 80 por el Instituto Lingüístico de Verano, y recién para fines de la década de los 90 tratan de articular a un sector de las iglesias evangélicas para conformar un partido político en base a su identidad religiosa, pues son los pastores y no los dirigentes comunitarios que toman las decisiones. Surgió así el Movimiento Amawta Jatari, actualmente denominado Amawta Yuyai, eminentemente indígena.   Finalmente la CONAIE, promovida por sectores de la iglesia católica de izquierda, con una ideología que articula las tesis clasistas y étnica, con una estructura organizativa sindicalista en sus inicios, pero que luego retomó y recreó las estructuras organizativas con base territorial, según la distribución geográfica de las comunidades y respetando sus formas originarias de designación de autoridades propias.   
 
Como se puede apreciar, existen en el país diversas organizaciones indígenas que expresan intereses individuales y colectivos diferentes, eventualmente se han unido en base a demandas concretas frente al Estado, como la defensa del agua o la recuperación de tierras, pero nunca ha existido una unidad ideológica, ni organizativa y tampoco una sola  praxis política. 
 
Otro aspecto a destacar es que estas organizaciones, incluida la CONAIE han representado históricamente los intereses y problemáticas de los sectores rurales y campesinos, mientras que los procesos de articulación a la sociedad ecuatoriana y al mercado, han diversificado la economía comunitaria y han transformado a la sociedad rural.   En este contexto existen diversos sectores sociales cada vez más numerosos y con gran capacidad de incidencia política como: los comerciantes, profesionales, sectores articulados a los servicios como el transporte, el turismo, las cooperativas crediticias, etc.   Esta es la razón por la que existen diversas posiciones políticas, pues demandan mayor espacio y participación, que sus intereses sean acogidos y defendidos.  Las deficiencias en articular las demandas de estos nuevos sectores, abren y abrirán en el futuro nuevos espacios de expresión política en la medida que las organizaciones indígenas sean incapaces de incorporarlos.
 
Con respecto a la “derechización de la CONAIE” y a la supuesta “manipulación que sobre ella ejercen diferentes sectores oligárquicos e inclusive de la CIA”, me parece que son expresiones antojadizas que no van más allá de la intención política de desprestigiarla en una coyuntura electoral, lo cual no hace sino reconocerle como un contendor político importante en la vida nacional.   Sin embargo, estas afirmaciones confirman los rezagos racistas que subsisten en nuestra sociedad, pues siguen considerando a los “indios” como seres inferiores, infantiles sin capacidad de pensar por sí mismos, por lo tanto manipulables.  
 
Pero por otra parte, también se evidencia la doble moral de varios sectores políticos y del gobierno con respecto a la valoración de los “indios”.  En cierto momento, cuando los líderes indígenas están opuestos al poder, son acusados de incompetentes, corruptos, infantiles, terroristas, etc., etc., y en otro momento, cuando son funcionales al poder, cuando ocupan cargos burocráticos, ahí en cambio son honestos, transparentes, revolucionarios, etc.   Considero de justicia recordar, principalmente el rol que ha jugado el movimiento indígena y particularmente la CONAIE en los procesos de transformación política, cultural y social en nuestro país y su lucha incansable y radical contra el neoliberalismo en las últimas cuatro décadas, sin embargo sobre las acciones de sus dirigentes hay que juzgarlos por sus actos individuales, sería saludable hacer este ejercicio que lamentablemente sigue pendiente.  Por ello pese a todos los errores, sigue siendo un referente político fundamental en el país.
 
Finalmente, concuerdo con varios analistas políticos sobre el derecho que tiene un ciudadano indígena de participar en cualquier espacio político y función pública, oponerse a eso sería un acto de exclusión y por tanto de vulneración de sus derechos.   Sin embargo, como ya lo hemos dicho anteriormente, el caso del señor Tituaña tiene connotaciones políticas muy graves para el movimiento indígena. 
 
Él ha ostentado una representación y vocería como “alto dirigente” de la CONAIE y del Movimiento Pachakutik,  permitida indebidamente por las dos entidades, a pesar de que en el primer caso nunca los pueblos indígenas le han confiado cargo alguno.   En sus declaraciones públicas no ha expresado sus opiniones como un político o analista independiente, sino en nombre de las estructuras organizativas a las que ha dicho representar.   Por otra parte, permanentemente ha hecho pública sus disputas por captar altos espacios dirigenciales en las organizaciones indígenas (Presidente de la CONAIE) o políticas (Coordinador Nacional de Pachakutik), victimizándose luego de haber perdido las elecciones internas. Por último, justo la víspera de su aparecimiento público como candidato a la vicepresidencia junto al candidato Lasso, asumió el compromiso de ser candidato provincial en Imbabura para la Asamblea Nacional por Pachakutik, luego de un largo proceso de disputas internas. 
 
El hecho es que no se trata sólo del derecho de una persona indígena a participar en cualquier partido político, se trata de un tema ético y político.  Su postulación detrás de Lasso es una traición a quienes lo estaban promoviendo dentro de Pachakutik y al proyecto política que decía defender, y al mismo tiempo es un enrolamiento en un proyecto político de derecha con el cual las tesis que había mantenido hasta unos días antes son incompatibles. Es más y es necesario recordarlo, abanderado de estas tesis incluso persiguió, desprestigió e incluso promovió la expulsión de sus contendores políticos al interior de la CONAIE y de Pachakutik.
 
Es entonces lógica y muy entendible la resolución de la CONAIE de expulsarlo de sus filas, quedando pendiente la decisión oficial del Movimiento Pachakutik. En este contexto, simplemente estamos asistiendo a ser espectadores de un acto más de oportunismo político, en la purulenta tradición politiquera ecuatoriana, que siembra confusiones en algunos sectores sociales e indígenas desinformados.
 
Sangolquí, 08-11-2012
https://www.alainet.org/es/active/60337
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