¿Una batalla perdida? ¿Qué batalla?
La deuda y los medios
14/04/2004
- Opinión
La deuda externa, como noticia y como tema de análisis, ocupó
numerosas páginas de los diarios nacionales en los días previos
al pago de 3.100 millones de dólares por parte del Estado
argentino al Fondo Monetario Internacional. En aquellas páginas
se utilizó el lenguaje para representar ciertos aspectos de la
realidad y obviar otros, algunas voces tuvieron relevancia y
otras fueron silenciadas. ¿De qué forma? ¿Y qué resultados se
lograron?
El pago que se realizó al FMI tuvo lugar en un momento yen un
contexto político del país por demás particular. Desde su
asunción, el presidente Néstor Kirchner había anunciado un cambio
de posición y de estrategia frente a los Organismos de Crédito
internacionales. Su discurso se construyó continuamente en
oposición al criterio adoptado durante la década de gobierno
menemista.
Se dijo que ya no se pagaría a costa del hambre y la exclusión de
millones de argentinos, que a pesar de las presiones no se
aflojaría. Las diversas expectativas puestas ante el inminente
pago eran muchas. Durante semanas se especuló con el no pago, con
un posible default y sus probables consecuencias. Luego de
realizado el pago, éste fue recibido por importantes sectores de
la sociedad, incluido por el mismo gobierno, con un gran alivio y
hasta con una paradójica alegría. Una tranquilidad y un
optimismo que los medios no dejaron de reproducir.
¿Dos bandos, un mismo objetivo?
Si algo caracterizó la representación de los medios de
comunicación acerca de la negociación entre el gobierno y el FMI,
fue haber la calificado continuamente como una batalla, una
pulseada, una pelea cuerpo a cuerpo. Se utilizó una larga serie
de sinónimos que aludieron siempre a una pelea limpia, necesaria,
obvia.
"El epílogo de una dura pulseada que anticipa otras" (Clarín,
10/03); "Una pulseada de nunca acabar" (Página 12, 10/03). Al
Presidente se lo caracteriza como un "negociador duro y tenaz"
(Clarín, 10/03)Modos de explicar, todos estos, en qué consistía
la negociación entre uno y otro "bando". El acuerdo alcanzado es
calificado como una "tregua", como "un anticipo de la batalla que
aguarda en setiembre". (Clarín, 10/03/04).
La problemática estaba planteada: el 10 de marzo Argentina, luego
de duras negociaciones, debería dar a conocer la decisión tomada
con respecto al pago o incumplimiento de los compromisos
adoptados conel Fondo Monetario Internacional.
¿Existía tal enfrentamiento realmente, o era sólo una cuestión
retórica por parte del presidente, y marketin era por parte de
los medios? ¿Era el pago o no pago de la deuda la verdadera
problemática?
Al respecto, Claudio Katz, economista, integrante del EDI, dio a
conocer su opinión en una conferencia realizada el jueves 1ª de
marzo en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo: "Lejos
de plantarse firme frente al Fondo Monetario, en los últimos dos
años se han girado al exterior siete mil millones de dólares, las
mayores transferencias netas realizadas al Fondo Monetario desde
el año 1982 (&) Al principal responsable de la crisis argentina
es al que se le paga con mayor puntualidad los vencimientos de la
deuda". Y agrega: "Lavagna y Kirchner, dicen que negocian con
transparencia, pero reconocen la legitimidad de una deuda
fraudulenta (&) Se presentan como duros negociadores, pero
siempre terminan aflojando como se vio en el último acuerdo
suscrito con el Fondo Monetario, el cual incluye compromisos
secretos de tarifazos, de compensaciones a los bancos, de
reformas fiscales y coparticipación federal regresiva".
A pesar de las críticas que el acuerdo con el Fondo podría haber
llegado a suscitar, el día posterior al pago de los 3.100
millones de dólares, Clarín sólo se encargó de detallar cuáles
fueron los logros obtenidos por el Gobierno. Estos consistían en
la modificación de la cláusula que establecía "un umbral alto" de
aceptación a la propuesta por parte de los acreedores, y que se
haya dejado abierta la posibilidad de negociar el porcentaje en
base al logro de "un umbral mínimo necesario". Otro de los
triunfos fue que el gobierno tenga la posibilidad de remover
alguna entidad del sindicato de bancos que asesorará en la
renegociación de la deuda en default, en el caso deque haya
incumplimiento de contrato.
A través de este comité de bancos, asegura Katz, "el Fondo
Monetario recupera un control directo sobre la negociación de la
deuda que persiste en default, y cualquier controversia política
se sigue dirimiendo en los Tribunales de New York". Por otro
lado, también "aceptan que Merry Lynch, un grupo de estafadores
que participó del Mega canje ahora sea el que codirija en el
Comité la renegociación de la deuda"
En definitiva, durante aquellos días los medios se encargaron de
borrar la contradicción entre lo que oficialmente se había dicho
y el rumbo definitivo que estaba tomando la negociación. Se
construyó un escenario para que el pago fuera visto por la
opinión pública como positivo, como un alivio, como una victoria
por parte del gobierno en una larga lucha que, por supuesto, aún
no ha terminado.
El día 10 los medios reflejaron los estados de ánimo en ambos
bandos de la contienda. Ambas partes gozaban de buen humor y
contento. No se cansaban de expresar su satisfacción con lo
acordado. Uno de los diarios comenta: "Krueger se manifiesta
satisfecha por el acuerdo alcanzado", sentimiento que también
compartía el presidente Kirchner, ya que también "se lo veía
satisfecho después del acuerdo" (Página 12, 10/03). La conclusión
era, al menos, confusa. ¿Cómo era posible que los que hasta el
día anterior habían sido acérrimos enemigos hoy compartieran la
misma alegría? ¿No eran opuestos los intereses del FMI con los
del país? Por supuesto, los medios actuaron como si tal confusión
fuera impensable.
Las noticias más importantes en los días posteriores al pago se
refirieron al apoyo recibido por el presidente Kirchner desde
diferentes sectores. La Nación comenta: "El presidente chileno
felicitó al argentino por el "éxito con el FMI y el crecimiento
de la economía"; satisfacción en el Gobierno" (14/03). Al día
siguiente el mismo diario publica una encuesta en la que se
registra un 80% de apoyo al pago de la deuda y una suba en la
imagen pública de Kirchner y Lavagna. Muchos de los titulares
consistieron en el apoyo recibido por empresarios, banqueros, la
Bolsa y distintos dirigentes de partidos políticos al acuerdo
alcanzado.
A la hora de citar las voces contrarias al pago de la deuda,
éstas se reducían para La Nación, por ejemplo, en un "alivio por
el acuerdo, pero críticas a la estrategia. Esa fue la opinión de
la mayoría de los legisladores y referentes partidarios de la
oposición consultados acerca del acuerdo alcanzado con el FMI".
(10/03).
Las marchas que se realizaron para rechazar al ALCA y al pago de
la deuda apenas ocuparon algunos párrafos y apartados entre la
gran cantidad de información emitida durante esos días respecto
al tema. Por supuesto, no dejaron de mencionar los problemas de
tránsito ocasionados:"Los piqueteros cortan calles para que el
Gobierno no pague la deuda" (Infobae, 10/03).
¿Qué pasaría si nos caemos del mundo?
¿Qué pasa si no pagamos? ¿Qué sucedería si definitivamente
Argentina decidiera no pagar la deuda externa? Esta pregunta al
no estar explícitamente formulada, solo acepta respuestas
parciales. Las condiciones están dadas para que se naturalicen y
sean asimiladas al sentido común que ronda el tema de la deuda
externa. Por esta razón, muy difícilmente se encuentren en las
páginas de cualquier diario alternativas claras al pago de la
deuda externa y que consistan en un proyecto de país diferente.
Por el contrario, en los días previos al pago, no faltaron las
voces que, invocando al fantasma del default, alertaron sobre los
peligros de que Argentina se cayera del mundo o sobre los riesgos
insuperables del aislamiento. El 7 de marzo Clarín titula en
tapa:"Negociación de última hora para evitar el default con el
FMI" y en el interior se opina: "Otro default es exactamente lo
que buscan como argumento los más duros del Fondo, para decir que
la Argentina es un defaulteador serial. Iríamos así a una
ruptura con el FMI, pero con una posición débil: seríamos los que
rompimos las reglas".
Las discusiones suelen girar en torno al modo más beneficioso de
negociar y de pagar la deuda. Pero nunca se toma seriamente la
posibilidad de una salida integral a la problemática del
endeudamiento. El mensaje parece ser: "discutamos el modo, pero
la deuda hay que pagarla".
La deuda externa aparece así como dada y
esencialmenteindiscutible. Se obvian sus orígenes y su historia
fraudulenta. Se niegan losargumentos y las razones que la
consideran ilegal e inconstitucional.
Sin embargo, para muchos terminar con una política
desometimiento, más o menos explícita, ante los organismos
internacionales definanciamiento, es la única alternativa ante un
país que no encuentra unasolución, si es que la busca, a sus
problemas estructurales.
"Hoy estamos fuera del mundo. Hoy estamos sin posibilidad de
recibir créditos genuinos. Si salimos del pago, en esta
negociación con el Fondo vamos a ingresar a otro mundo. Vamos a
ingresar a un mundo de alianzas latinoamericanas genuinas para
recambiar la deuda regional de manera combativa, de manera
efectiva a nivel continental utilizando el desprestigio
internacional que sufre hoy el neoliberalismo (&) Suspender el
pago, investigar la deuda, romper las negociaciones con el FMI,
son las tres únicas alternativas que tiene la Argentina para
poner fin a la miseria, para poner fin al hambre, para recuperar
el país sobre la mejora del poder adquisitivo de la mayoría de la
población". Éstas fueron las palabras de Claudio Katz, en un
intento de ir más allá de lo que los medios y la dirigencia
política naturalizan, casi arbitrariamente, como lo imposible o
lo utópico. Las recetas acerca de "lo posible" ya han demostrado
sus resultados.
Y tal vez podamos ir un poco más allá de una discusión bipolar
entre pago y no pago, y preguntarnos si la deuda es la única y
verdadera causa de los problemas que sufre el país, o si en todo
caso es el resultado del modo en que está organizada la economía
argentina. Al plantear esta perspectiva, Claudio Lozano,
participante de la citada conferencia, responde: "quienes
entendemos que el problema es un régimen de organización de la
economía argentina que determina que la economía sea dependiente
del endeudamiento, pensamos que si no hay un replanteo de la
economía en su conjunto, aunque no paguemos, aunque nos condonen
la deuda, pasado mañana Argentina vuelve a endeudarse (&) En
definitiva: la deuda no es el problema, el problema es el régimen
de organización de la economía. Consecuentemente no hay solución
al endeudamiento sino se replantea el rumbo más general de la
economía Argentina".
Y es también Lozano quien lanza la crítica fundamental:"Este
Gobierno no ha convocado a la construcción de una coalición
política y social, que le permita discutir en otros términos y
con seriedad estrategias de acuerdos regionales, que impliquen un
cambio en la realidad de América Latina".
* Agencia Sociales - Agencia de Noticias Facultad de Ciencias
Sociales - UBA. sociales@agencia.net.ar
Año 1 Número 3 - 15 ABR 2004
Año 1 Número 3 - 15 ABR 2004
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