Campesinos contra el neoliberalismo
El MOCASE, la soja y la caída del juarismo
14/04/2004
- Opinión
En los últimos meses la situación de los campesinos de Santiago
del Estero se ha tornado insoportable. Las tierras que
ancestralmente les pertenecen, en las que desarrollan sus culturas
originarias, son apetecidas por terratenientes y empresarios
ligados a la producción del monocultivo de la soja transgénica.
Los cientos de denuncias que elMOCASE ha realizado nunca
encontraron respuestas de un estado provincial dominado por el
juarismo.
El régimen santiagueño, conducido por el matrimonio Juárez durante
cincuenta años, ha distado de ser simplemente "feudal". Hablar de
feudalismo encubre la formidable capacidad del juarismo de
sintonizar y negociar con el modelo dominante en cada época. Y
desde los noventa para acá, este gobierno implantó y profundizó el
neoliberalismo, permitiendo la concentración de tierras,
expulsando a miles de campesinos, poniendo a la Justicia y la
Policía al servicio de los grandes empresarios y liquidando
cualquier otro modo de ver el mundo.
Desde hace un par de semanas, el Congreso aprobó la intervención
federal a la provincia. El exfiscal Pablo Lanus se fue designado
interventor y tendrá la tarea de desmontar el aparato juarista, en
su dimensión política, económica, cultural y social. Dos de los
elementos vitales en la descomposición del régimen juarista
fueron, por un lado, las movilizaciones por el esclarecimiento de
los asesinatos de Patricia Villalba y Ley la Nazar (el doble
crimen dela Dársena) y por otro, el rol jugado por el Movimiento
Campesino de Santiago del Estero en la organización de los
campesinos para defender sus tierras y su concepción de soberanía
alimentaria.
El atentado del pasado mes de marzo contra Angel Strapazzón, uno
de los referentes del MOCASE, marca la gravedad de la situación
que vivían los campesinos hasta hace unos días, y que puede
continuar si no se desmonta el aparato juarista. Strapazzónfue
baleado por Miguel Angel Zurita, integrante de una agencia de
seguridad privada. En su informe, la Defensoría del Pueblo
denuncia que cuando sus funcionarios se presentaron en la
comisaría de Quimilí, el comisario departamental y el comisario a
cargo de la Unidad regional estaban en ese momento reunidos con
Zurita, señal de la connivencia entre la Policía y las bandas
armadas para policiales que sostienen los terratenientes y
empresarios vinculados al boom de la soja.
En los últimos tiempos, el clima vivido en Santiago era ya
insoportable. El "II informe sobre la situación de los Derechos
Humanos en la provincia de Santiago del Estero", realizado por la
Defensoría del Pueblo de la Nación entre el 16 y el 19 de marzo
de este año, denuncia la situación de exclusión y desamparo de
miles de campesinos frente al accionar de empresarios y
terratenientes, que siempre contaron con el aval de impunidad del
gobierno juarista, la Policía y la Justicia de la provincia.
Desde 1994 el MOCASE realizó múltiples denuncias sobre los
apremios ilegales, detenciones, persecuciones, amenazas y heridos
de cientos de comunidades campesinas que conforman una estructura
de producción agrícola ganadera, apícola y forestal sustentables
en su métodos, técnicas y objetivos. Desde mayo de 2000,incluso,
el MOCASE presentó numerosas pruebas sobre el accionar de la D2,
una suerte de GESTAPO santiagueña comandada por el ex comisario
Antonio Musa Azar, cuya principal tarea era hacer inteligencia
sobre movimientos sociales, obispos, periodistas y cualquiera que
sonara a opositor al régimen.
Las complicidades, de todas formas, son más amplias: los
funcionarios del gobierno santiagueño intentaron siempre avanzar
en la venta de las tierras, cotizadas a un alto valor por el alza
del precio de la soja, sin reparar en la existencia de familias
que viven desde siempre en el lugar. Los compradores, por su
parte, compraban conociendo la existencia de los pobladores en el
lugar y sus derecho sobre la tierra. En estos casos, se solía
pagar adicionales a la Policía para mantener libre a la tierra de
los campesinos, utilizando metodologías de amenaza y violencia,
como en el caso de Quimilí.
El tercer actor en este escenario, que lucha contra el sistema de
complicidades, es el Movimiento de Campesinos de Santiago del
Estero (MOCASE), que agrupa a unas nueve mil familias. El 40% de
la población total de la provincia vive en el campo, se trataría
de alrededor de 28.000 familias.
El informe de la Defensoría del Pueblo señala que "frente a los
atropellos y la sistemática práctica de expulsión, el MOCASE se
presenta como el único núcleo que contiene y enfrenta esta
desigual pelea. Por ello, son sus integrantes los que son
amenazados y perseguidos, tal es el caso del señor Strappazzón."
Este escenario no podría entenderse sin incluir la cuestión de la
soja transgénica. La expansión de la frontera agrícola liderada
por la soja transgénica y acompañada por el maíz, trigo y algodón,
ha generado un aumento en la valoración de las tierras y un
interés de empresarios internacionales y extra provinciales,
especialmente cordobeses y santafesinos, dispuestos a pagar altos
precios por estas tierras.
Soja para todos
La Argentina es el segundo productor de soja transgénica, detrás
de Estados Unidos, y el primer comercializador a nivel mundial.
Según estimaciones, el "complejo sojero" aportó durante el 2003
unos siete mil millones de dólares en exportaciones, lo que
representó unos mil quinientos millones para el fisco en concepto
de retenciones.
Según Eduardo Rulli, miembro del Grupo de Reflexión Rural, "la
soja es la deuda. La deuda que nos fue impuesta para
condicionarnos a un programa político, y ese programa político es
un modelo económico, que nos obligó a exportar cereales,
commodities, o sea, granos no diferenciados, sin valor agregado
para procurar divisas con que pagar la deuda."
El camino de la soja se aceleró en los últimos años, hasta llegar,
hoy, a las quince millones de hectáreas sembradas. Dice Rulli:
"esta expansión terrible de la soja desplaza a otros cultivos y
así dejamos detener lentejas, arroz, lino, algodón y empezamos a
dejar de tener lácteos porque se quiebran más de 17.000 tambos.
Desaparece la batata, desaparece el maíz de guinea, se empiezan a
importar escobas. O sea, la expansión de la soja trae como
consecuencia una dependencia muy grande del país."
En un escrito presentado hace dos años, el Foro de la Tierra y la
Alimentación señalaba que "el modelo agroalimentario implantado
responde a los procesos de globalización neoliberal. Se trata de
un modelo dominado por las grandes empresas transnacionales y las
tecnologías que ellos controlan. Un modelo que produce materias
primas (commodities) para la exportación, y no alimentos en
cantidad y calidad suficientes para nuestra población".
Se trata de un modelo, decían, "que produce a gran escala, con
"ahorro" de mano de obra, donde el capital financiero arrienda las
tierras de los productores, explotándolas en función del máximo
beneficio, degradando el medio ambiente y comprometiendo su
capacidad productiva futura. Un modelo que, en definitiva, impulsa
una agricultura sin agricultores. Una agricultura que es sólo un
paso de mediación en la reproducción del capital financiero."
La semilla transgénica, resistente al herbicida glifosato,
patentada por la multinacional Monsanto, más los insumos
necesarios que también provee esta empresa, conforman un paquete
tecnológico que aumenta la dependencia de los agricultores con
respecto a estas compañías. Entonces los agricultores cada vez
tienen menos poder de decisión sobre qué producir, cómo producir y
para quién producir.
Consecuencias: las unidades de producción familiar y/o campesina,
como así también las unidades chacareras, han disminuido su
presencia entre el 25 y el 35 por ciento. De esta forma aumenta la
fuerza de los actores más poderosos y se extranjeriza gran parte
de la propiedad rural. Además, al tratarse de un monocultivo que
impide toda rotación, dice Rulli, "en 10 o 15 años nos quedamos
sin suelo. Lo que siempre fue la ventaja comparativa de la
Argentina ya se perdió para siempre."
Oposiciones
En un caso inédito, durante el 2003 el Concejo Deliberante de la
localidad cordobesa de San Marcos Sierra promulgó una ordenanza
municipal prohibiendo el cultivo de semillas transgénicas en toda
la zona, la primera de este tipo en nuestro país. Se trata de una
localidad en la que se intenta impulsar un "Polo
productivo/educativo orgánico" para desarrollar productos sanos,
de alta calidad, con mayor valor agregado y carga cultural.
En Santiago del Estero, la acción del MOCASE ha permitido que los
campesinos se organizaran y muchas veces evitaran perder sus
tierras, su alimento, su cultura. Por eso el MOCASE siempre
denunció la política de los Juárez: "Este gobierno de desgobierno
nos ha tratado como invasores, mientras daba rienda suelta
anegociados oscuros con empresas como Monsanto, que están
destruyendo la vida humana en nuestros parajes rurales y sus
culturas, devastando la biodiversidad, los bosques y la
posibilidad de un proyecto de desarrollo sustentable para millones
de seres humanos. Son empresas mafiosas que actúan en complicidad
con jueces, policías, grupos y bandas armadas, gentes pagos del
juarismo".
La oposición, la expulsión y la violencia no se deben sólo a una
cuestión ligada a la propiedad de la tierra. Muchas veces lo que
se quiere es terminar con prácticas orgánicas y sustentables, como
las que propone el MOCASE. La soberanía alimentaria, dicen los
campesinos,"implica nuestro derecho a acceder a la tierra, es el
derecho de los pueblos a definir sus propias políticas
sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos,
garantizando el derecho a la alimentación para toda la población,
con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus
propias culturas."
Una intervención, por favor
La demorada decisión del ejecutivo de intervenir la provincia, y
la rápida sanción parlamentaria del proyecto aceleraron los
tiempos. Los Juárez ya están detenidos, Pablo Lanusse se hizo
cargo de la intervención y se espera una renovación total en la
provincia.
Sin embargo, no basta con una renovación de las instituciones.
Para desmontar el negocio sojero que está destruyendo los campos y
expulsando campesinos, el gobierno de la intervención deberá
enfrentarse a los empresarios y sectores políticos ligados al
negocio. Por ello, en esto días el MOCASE propuso que se
democratizara "todo tipo de intervención; que se investiguen los
actos delictivos, en especial los delitos vinculados a la tierra y
los recursos naturales; que se regularice la tenencia de la tierra
de las comunidades campesinas e indígenas, como punto de partida
para el inicio de un programa de reforma agraria; que se
desmantelen los servicios de seguridad privada; y que se instalen
en los municipios oficinas de recepción de denuncias de la
población."
Apartheid Alimentario
Lo que alguna vez fue el granero del mundo, hoy es la República
sojera. Lo que alguna vez fue un país en donde se cultivaban
alimentos que podían llegara paliar el hambre, hoy se produce un
genocidio alimentario. Si, eso es Argentina hoy, un país que no
solo genera exclusión y hambre, sino que juega a favor de
multinacionales como lo es Monsanto, para profundizar el apartheid
en el que nos han metido.
La soja, que fue llamada hace un tiempo como alimento del futuro,
es un atentado contra la vida humana. Según Alfredo Gali, del
Grupo de Reflexión Rural (GRR) la soja "es nutricionalmente un
forraje para alimentación animal, pero ni siquiera directo. Tiene
un factor antiproteico, si lo comes crudo es totalmente
indigerible, es tóxico. Ese es el problema en los comedores, que
con el poco gas que tiene te hacen una pequeña cocción. Tiene
factores anticalcio, antihierro, es un problema como para darles a
los chicos. Está certificado que es totalmente no recomendable,
prohibitivo para chicos menores de dos años, poco recomendable
para menores de 5 y para mayores habría que dosificarlo. Algunos
dicen que es como cualquier legumbre, pero no es así, lo quieren
comparar con la lenteja, con el garbanzo, pero no es así".
El problema no queda solo ahí, ya que la soja también contiene
estrógenos, que se les da a las mujeres cuando ingresan en la
menopausia. Martín Tellechea, también miembro del GRR, dice que
"va a haber generaciones que van a consumir menos proteínas que
las que necesitan y van a tener afectado desde muy chico su
paquete hormonal. Algo que afecta a una mujer de 50 años, con
problemas de menstruación, debe ser muy fuerte para darse a un
chico que está armando el paquete hormonal. Produce desastres.
Nenas de tres o cuatro años con menstruación, chicos de once años
con busto."
Sobre el mismo tema, otro miembro de este grupo, Alberto Lapolla,
en un articulo publicado en enfoques alternativos, explica que "La
soja posee un alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas) que
equivalen a consumir dos pastillas anticonceptivas por día, lo que
está produciendo graves alteraciones en el desarrollo de la
sexualidad de los jóvenes alimentados con 'soja solidaria'
adelantando el inicio de la menstruación y la diferenciación
sexual en las niñas y produciendo rasgos feminoides en los
varones. Pudiendo afectar la capacidad reproductiva de la
población en el futuro. La soja afecta gravemente el metabolismo
del Calcio y la vitamina D, produciendo raquitismo en niños
alimentados por ella, así como osteoporosis en adultos".
Este sería el genocidio que se produce en el consumo, también
están los crímenes de su cultivo. Monsanto, tiene una
característica muy particular y es que sus productos son
generalmente nocivos para los seres humanos. Entre ellos están, el
PCB, el agente naranja, el edulcorante de todas las bebidas diet y
el glifosato.
Un claro ejemplo de esta destrucción es lo que ocurre en
Ituzaingó, en Córdoba, donde se llegaron a presentar más de 70
casos de niños con cáncer, producto de las fumigaciones. Fue
recién luego de que las denuncias comenzaran a tener mayor
repercusión, cuando las autoridades obligaron a que la empresa
EPEC retire los transformadores con PCB chorreante. A pesar de
esto, las fumigaciones se siguen realizando en horarios en los que
no se los vigila.
¿Culpables? Si, los hay. Obviamente está la multinacional
Monsanto, pero también las autoridades de nuestro país que fueron
legislando a su favor, a favor del hambre y la destrucción. No
cabe ninguna duda que entre los principal es culpables esta el ex
presidente Carlos Menem y es por ello que el GRR afirma que la
soja es la "herencia menemista". Fue durante su mandato y con la
complicidad de Domingo Cavallo y Felipe Solá, en ese entonces la
autoridad máxima en el área de agricultura, que comenzó este
proceso, al autorizar el cultivo de la Soja RR, resistente al
herbicida estrella de Monsanto: el Round-up.
Pero tampoco hay que olvidar a los gobiernos que siguieron ya que
no hace mucho tiempo atrás se hacían campañas de "Soja Solidaria",
en donde los chicos de los comedores comían y seguramente siguen
comiendo este veneno, y campañas acerca de la soja como el
alimento del futuro. El problema que arrastra esto es que, no es
un simple cultivo aislado, sino que es la implementación de un
modelo dedominación y del cual no se ven muchas intenciones de
salir.
Esta es la silenciosa violencia que todos los días se lleva
nuestras tierras, nuestro dinero, nuestra soberanía, nuestra vida.
El genocidio no terminó hace 20 años, aún sigue en pie y cada vez
se cobra más vidas.
Agencia Sociales - Agencia de Noticias Facultad de Ciencias
Sociales - UBA. sociales@agencia.net.ar
Año 1 Número 3 - 15 ABR 2004
Año 1 Número 3 - 15 ABR 2004
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