A 6,570 días del levantamiento armado del EZLN (XXX)

25/06/2012
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El Gobierno en Rebeldía I
 
Amado Avendaño, el gobernador rebelde: "Soy abogado de profesión, periodista de oficio y político por accidente"
 
Amado había sobrevivido al “accidente” y a aquel “extraño accidente” cuando en plena campaña por sus terruños de origen, la Costa de Chiapas, un pesado camión se le fue encima a la camioneta donde se trasportaba. Después  de cierta recuperación continuó realizando su labor política. Su adversario más fuerte era Eduardo Robledo Rincón, una chucha cuerera de consistente y larga carrera política en el PRI. Partido que venía gobernando Chiapas, me parece que desde hacía un chingo. Creo que desde su formación y con un fuerte arraigo en la entidad. Casi, casi del tamaño que lo tenía en San Juan Chamula, donde los poderosos caciques de ese municipio indígena lo declaran cien por ciento priísta. 
Después de la “derrota electoral” de agosto del 94, aiga sido como aiga sido, el 6 de diciembre, EZLN declaró Gobernador en Rebeldía a Amado Avendaño. Le siguió la ADEPECH el 8 de Diciembre. Más tarde, Amado tomaría posesión como gobernador rebelde frente al Palacio de Gobierno en la Plaza Central de Tuxtla Gutiérrez, después que una numerosa marcha de sus simpatizantes recorrió la Avenida Central. En la plaza un grupo de personas le tomó la protesta y los indios le dieron el tradicional  “bastón de mando”. El gobierno federal, temeroso de que el acto de posesión derivara en actos violentos o concluyera con la toma del Palacio de Gobierno, apostó grupos de francotiradores a lo largo del recorrido y frente a Palacio. Beatriz Paredes, dos días antes había advertido: “Ni se les ocurra tomar el palacio de gobierno. Está fuertemente resguardado y no van a tener consideraciones si entran”. Además, ofreció el edificio de la Unidad Administrativa de Tuxtla para la sede de el Gobierno en Rebeldía y el  “financiamiento necesario” para sus actividades y proyectos. Con esa advertencia se realizó el acto y gente de la ADEPECH fue destacada para acordonar el lugar y evitar cualquier intento de invadir y tomar el edificio gubernamental.  Todo trascurrió en calma.
 
Tiempo: la casa del jabonero
 

Con el Tiempo y un ganchito,

Ha de resecarse el mar,
Con el Tiempo, con el Tiempo,
De mi te has de enamorar.

 

Antes, Avendaño era un abogado que no pudo retornar a Mapastepec, su pueblo en la costa de Chiapas. La coleta Concepción Villafuerte se lo amarró o le dio toloache o las dos cosas. La añosa, conservadora y racista ciudad de San  Cristóbal forjaría su destino. Conchita y Amado eran personas cercanas a don Samuel Ruiz y trabajaron algunos proyectos de comunicación con Andrés Aubry y Jorge Enrique Hernández Aguilar. Jorge Enrique terminó como Procurador del Estado con Robledo Rincón y Ruiz Ferro, cuando Amado, su viejo amigo era Gobernador en Rebeldía. Cosas de la vida real.
Por que el Tiempo es buen amigo,
Buen amigo de verdad,
Porque cobra y porque paga,
Porque paga y porque cobra,
Por que quita y porque da.

Conocí a Amado y a Conchita por el semanario Tiempo, un proyecto que los ocupó buena parte de su vida. El semanario que “Informa y Orienta”, se ocupaba de los eventos sociales más importantes del pueblito. Unos dicen que “salió a la luz” el 6 de febrero de 1968.  Oros dicen que en 1969, que la principal fue sobre la inauguración de la WM. Amalia confirmó que fue en 68. La estación de radio coleta que con un poderoso equipo de trasmisión que databa de la II Guerra Mundial y sus 250 watts de potencia cubría, el entonces extenso, valle de San Cristóbal y, quizás, un poco más. La WM fue inaugurada oficialmente hace 43 años, el 7 de julio de 1969. Los mismos de Tiempo. La primera cabina de la WM con su antena, trasmisor y discoteca estaba ubicada por el rumbo de la gasolinera del panteón. Paso después a Belisario Domínguez 9-A. Ahora, en Crescencio Rosas 12. En aquel entonces, San Cristóbal, como todos los pueblitos, era mañanero. La emisión de la WM empezaba a la 6 de la mañana y como las gallinas, se encerraban temprano. La programación de la WM concluía a las 8 de la noche.   

Regresando a Tiempo, en los tiempos primeros, las galeras se formaban a tipo parado, es decir, a la antigüita, acomodando los moldes - letra por letra - en la galera, hasta formar las columnas de las cuatro páginas del semanario que se imprimía en una imprenta plana. El sistema se “modernizó” cuando Conchita y Amado compraron un linotipo. Una máquina invento de Ottmar Margenthaler en 1886 que pasó a la historia en la década de 1970, menos en el Excelsior y menos aún en Sancris donde todo es añoso… hasta el pensamiento. Sin embargo, con esa vieja máquina la edición de Tiempo, causaría malestar por la fuerza que, con los años, adquirió su contenido.
No recuerdas ese día,
Que te dije el alma mía,
Por tu culpa ahí está.

“(…) El heroísmo auténtico de TIEMPO no viene de sacar un periódico con esa maquinaria de Pedro Picapiedra.

Viene de, en un ambiente cultural tan cerrado y absurdo como el coleto, darle voz a los que nada tenían (ahora tenemos armas).
Viene de desafiar, con cuatro páginas (a veces seis) llenas de verdades, a los poderosos señores del comercio y la tierra que sientan sus reales en la ciudad ídem.
Viene de no ceder a chantajes e intimidaciones para obligarlos a publicar una mentira o para dejar de publicar una verdad.
Viene de, en medio de esa atmósfera cultural asfixiante que teje en torno suyo la mediocridad coleta, buscar aires nuevos y vivificantes, democráticos pues, para limpiar las calles y las mentes de Jovel.
Viene de que, cuando bajaban los indios de la montaña (ojo: antes del 1o. de enero) a la ciudad, no a vender, no a comprar, sino a pedir que alguien los escuchara encontrando oídos y puertas cerrados, una puerta había siempre abierta, la que abrieron un grupo de no indígenas desde hace tiempo y pusieron un letrero que decía lo mismo: TIEMPO.
Y de que, al traspasar esa puerta, esos indios que hoy hacen rabiar al mundo por su osadía de negarse a morir indignamente, encontraban a alguien que los escuchaba, lo que ya era bastante, y encontraban a quien ponía esas voces indias en tinta y papel y cabeceaba TIEMPO, lo que ya era antes, y más ahora, heroico.
Porque resulta, señor Morquecho, que el heroísmo y la valentía no se encuentran sólo detrás de un fusil y un pasamontañas, también están frente a una máquina de escribir cuando el afán de verdad es el que anima a las manos que teclean. (…)”. (Marcos, 2 de febrero de 1994).
Me dijiste "estoy segura,
Que esa herida se te cura,
Con el Tiempo sanará".

Conchita Villafuerte decía que Tiempo era: La casa del jabonero… el que no cae…resbala. En la casa del jabonero, se trabajaba en el peor de los horarios pues con esa pedestre maquinaria… no había horario. Por las mañanas, además del trabajo formal había que estar pescando la nota pa’ no inventarla. Amado la buscaba con su habitual saludo cantando: “Albur de amor me gustó, yo lo jugué, como era pobre, yo mi vida
la hipotequé…

¿Qué hay por ahí? No importa que sea verdad.” Decía el licenciado.
Total, nunca faltaron verdades que publicar en Tiempo.
            Por ahí de medio día se hacía limpieza en el mugriento taller. Por ahí de las 2 ó las tres de la tarde se prendía el crisole y se mezclaban olores y aromas de aceite, grasa, metal fundido y humores humanos. Chepe, el linotipista tenía tanteado el tiempo. Llegaba cuando sabía que  tenía material pa’linotipear y mentaba madres en silencio cuando no le pasaban las notas a “su  tiempo” o tardaban las correcciones. Sabía que iba a salir más tarde. Pero si al llegar el linotipista encontraba apagado el crisol se ponía la encabronada de su vida. Tenía que esperar hasta tres horas para que el metal estuviera listo. Pero que chinga pa’todos cuando Chepe no llegaba. Ese problema se resolvió cuando Elio, enamorado de Amalia, aprendió a teclear el lino.
Otra chinga era cuando el inyector o alguna pieza del crisol del viejo linotipo se obstruía. El asunto es que los moldes no se llenaban. Los lingotes tenían mucho poro y la impresión era ilegible. Entonces se suspendía la salida de Tiempo o del Hoy. Entonces había que buscar al señor Coto. Un viejo técnico que le dio mantenimiento a los linotipos del Excelsior en la Ciudad de México. Esperar que estuviera disponible. Se le pagaba tocho morocho y por la semana que se tardaba, me cae que, se la llevaba sin prisas. Era algo así como unas vacaciones “todo pagado” al sureste. 
Y ahora tú eres la que llora,
Eres ahora la que implora,
Es el tiempo que pasó.

Sentado el Chepe se echaba andar el viejo y batallador linotipo, pinzaba el escrito en una superficie plana arriba del teclado. Una regleta era parte de la pinza y ayudaba a seguir las líneas del escrito y… empezaba el concierto extraordinario al ritmo del tecleado de linotipista. Las matrices (el molde de cada letra)  hacen tin, tin, tin, tin, al ir cayendo del magazine para se atrapadas en el sinfín que hará caer las matrices en el componedor en el que formaban las líneas antes de pasar a los moldes donde acompañado de un ruido de pedal se inyectaba el metal fundido en el crisol para formar los lingotes que contenía el texto de la línea. Las matrices eran recuperadas para hacer su viaje de retorno y caer con su particular sonido nuevamente al magazine mientras cada lingote caía, uno a uno, en la galera hasta terminar el texto de la nota. En perfecta armonía, acompasaban sin parar, los ruidos, golpes y sonidos de ruedas, bandas, engranes, palancas y el escandaloso radio de Chepe que, con un cigarro en la boca, amenizaba y se hacía más amable la jornada de trabajo. No te aflojes ni te aflijas,

Son las penas que tú tienes
Las mismas que tuve yo.

Manuel, el formador, se iba con la columna de lingotes para hacer la prueba impresa de la nota para que Amado, que ocupado estaba escribiendo en una vieja máquina, la principal o el editorial la corrigiera. Había una alianza entre el linotipista y el formador/impresor. El linotipista quería concluir con la maquila pa’ irse y el formador/impresor, el último eslabón de la cadena,  para terminar lo más pronto de imprimir el ejemplar de ese día. Así que Manuel se paraba en la puerta del despacho donde Amado tecleaba y ponía su cara de un encabronado y fiero huixteco refunfuñando saber qué. Una vez que lograba parar la galera de interiores, se ajustaba en la prensa plana. Con el Tiempo y un ganchito,

Ha de resecarse el mar,
Con el Tiempo, con el Tiempo,
De mi te has de enamorar.

La prensa plana me daba la impresión de una Offset grandotota. Se fijaban las galeras y se pisaba el pedal para que la galera se deslizara y los rodillos la entintaran. Después se alimentaba con la hoja de papel que era prensada por un tambor para que los lingotes dejaran impreso su mensaje. El golpe al imprimir era cabrón. La prensa plana llegó a cuartear piso y muros del taller. Se sacaba la primera prueba y en chinga se la llevaban a don Amado. En la cara del formador se podía leer si había quedado lista o había cometido errores. Si regresaba encabronado por que había errores pues, se jodía. Tenía que desmontar todo y corregir el error o los errores que aparecían en la prueba. La portada y última página se imprimía al final, después de realizar todo el trabajo que con las interiores.         Por que el Tiempo es buen amigo,

Buen amigo de verdad,
Porque cobra y porque paga,
Porque paga y porque cobra,
Por que quita y porque da.

            Una vez que terminada la impresión, concluía la jornada en el taller. Habían pasado 5, 6, 7, 8, 9, ó 10  horas.  Terminar temprano era a las 11 de la noche. Por lo general se terminaba entre la 1 y las 2 de la mañana. Rara vez a las 3 ó 4 de la madrugada y no faltaron días que dieron las 6 de la mañana. Esos días, hasta la imprenta plana mentaba madres. Todo un equipo: Amado, Conchita, Chepe, Manuel, Pedro, la cocinera, y (a veces) yo, es decir, en suma promedio 40 horas/hombre para parir la fabulosa cantidad de: 500 ó 600 ejemplares. La cosa no paraba ahí. Alguien se tenía que despertar para entregar los ejemplares a los voceadores y así, al otro día y luego al otro y al otro… Otra chinga era la cobradera cada 15 o fin de mes.  El Tiempo empezó costando un peso y nunca pasó de 5 pesos. En 1994, con el levantamiento armado se imprimieron hasta mil ejemplares y ni pa’l archivo quedaban.

 
Un encuentro con Amado en el indigenismo
 
Amado era un referente en la ciudad coleta cuando el populismo se señoreaba en el país. Gobernaba  el  asesino  de Luis  Echeverría  y  en Chiapas el neurocirujano Manuel Velasco Suárez, - agüelo de Manuel El Güero Velasco, el verde candidato del Verde y futuro gobernador de Chiapas -. El asunto es, que en uno de esos sus viajes de Echeverría a la entidad para supervisar los avances del Programa de Desarrollo de Los Altos de Chiapas (PRODESCH), estaba programada una reunión en la presidencia municipal de San Cristóbal, a la que asistirían los gobernantes y el Cabildo en pleno, sin embargo, cuentan que Federico Ruiz Salazar, el presidente municipal interino,  estaba encabronado con el gobernador de Chiapas. El asunto es que no llegó. Entonces, el que se encabronó fue el gobernador. Destituyó al presidente municipal sustituto y mandó traer a Amado Avendaño, entonces era regidor y, como se hacía en esos tiempos, es decir, por sus güevos, hizo presidente municipal sustituto al fundador de Tiempo. Corría año  1973 del siglo XX. Amado también trabajó en el “voluntariado” del DIF. Se fue con el priísta y empresario coleto Pedro Pablo Zepeda Bermúdez. Diputado federal  (1979-1982) durante el gobierno de López Portillo (1976-1982).
Con Amado coincidimos – en la primera mitad de la década de 1980 -, en la Secretaría y luego Subsecretaría  de Asuntos Indígenas del gobierno de Chiapas. Él se desempeñaba en la Dirección de Fomento y Enriquecimiento de la Culturas. Su director era el indio pedrano, doctor en antropología y graduado en Pricenton, Jacinto Arias. Por ahí llegó también, y detrás de Pablo Ramírez de nefasto indigenismo local, el conocidísimo doctor en saber qué, de la Pontificia, Raymundo. El Sabio de Grecia, como lo bautizaron los creativos, joditivos y cabrones compañeros de trabajo por su pedantería intelectual y discurso riguroso  aderezado  con harto grecolatinajo que le recetaba a la prole. También sabía navegar en varias aguas y profundidades. Yo me desempeñaba en el departamento de Infraestructura.  En esos años empecé a colaborar con Tiempo. Por andar de cabrón alzado con los indios expulsados de sus pueblos, salí por cuerdas de la chamba y me refugie en la casa de Tiempo. Pasé un año sin chamba (snif) y colaborando para llenar las páginas del periodiquito del pueblo. El semanario dejó de salir y  Conchita lanzó el HOY en Co-dirección con Jorge Enrique Hernández Aguilar. La tirada era que las chingas del sábado para sacar a Tiempo los  domingos, ahora se multiplicaran por cinco, al editar el HOY de lunes a viernes.
Conchita Villafuerte decía que Tiempo era la casa del jabonero pues, ahí, el que no cae…resbala. A más de 18 aun no logro dilucidar si el Sub cayó o se resbaló. El asunto que con Marcos y en el EZLN, teníamos un lugar por ahí, creo que hasta nos cuidaban:
 
Tiempo. La decisión de dirigirse a este medio fue unánime en el CCRI-CG del EZLN y, se puede decir, por aclamación. Recuerden ustedes que nuestros compañeros no llegan a la lucha armada así nada más, por afán de aventuras. Han recorrido ya un largo trecho de luchas políticas, legales, pacíficas, económicas. Conocen varias cárceles y centros de tortura locales y estatales. También saben quién los escuchó ayer y quién les cerró puertas y oídos. Ya expliqué en una carta a un periodista de ese medio lo que Tiempo significa para los indígenas chiapanecos, así que no insistiré. Sin embargo, decidirse a poner el nombre de Tiempo entré los destinatarios no era sencillo. Nosotros teníamos la seguridad de la honestidad e imparcialidad de estas personas, pero estaba el problema de que hay una guerra, y en una guerra es fácil confundir las líneas que separan una fuerza de la otra. No me refiero sólo a las líneas de fuego, también a las líneas políticas e ideológicas que separan y enfrentan a uno y otro bando. ¿Qué quiero decir? Simplemente que el hecho de publicar un comunicado nuestro podría ganarle a Tiempo la acusación, gratuita por cierto, de ser "portavoz" de los "transgresores de la ley". Para un periódico grande eso puede significar problemas, para un periódico pequeño eso puede significar su desaparición definitiva. Como quiera los compañeros dicen: "Mándalo a Tiempo, sino lo publican cuando menos ellos merecen saber la verdad de lo que pasa". Esa fue la parte de la historia de por qué Tiempo. Falta, por supuesto, la parte que cuente cómo esas nobles personas de Tiempo deciden correr todos los riesgos, a tal grado de poner en juego su existencia como medio informativo, y publicar lo que les enviamos. Cualquiera que haya sido esa historia, nosotros no podemos menos que saludar la valentía de ese medio informativo que, entre todos, era el que más tenía que perder, si no es que todo. Por eso el CCRI-CG del EZLN siempre me ha insistido en que de todo lo que enviamos se haga llegar una copia a Tiempo.” (Marcos, 11 de febrero de 1994)
 
Conchita y Amado, los editores de Tiempo tuvieron infinidad de satisfacciones al correr el tiempo. Muchos cayeron y muchos resbalaron. Sin embargo, en ese tiempo tuvieron que soportar: las “Ji, ji, jo, jo” de frente y las mentadas por la espalda, las mil formas de presión e intento de sobornos, amenazas y, al menos, un atentado ejecutado por los Terrores del pueblo que llegaron a tirotear su domicilio. Crimen, a la fecha, impune.    
 
Por que el Tiempo es buen amigo,
Buen amigo de verdad,
Porque cobra y porque paga,
Porque paga y porque cobra,
Por que quita y porque da.
¿Cómo le fue a Marcos en la casa del jabonero? ¿Cayó? ¿Resbaló? Saber. Tal parece que a Tiempo tomó de su propio chocolate. Y más pior porque despareció. Salió de circulación. Una querida periodista comentó hace años: “Una de las víctimas de la guerra fue Tiempo”.El último intento por ponerlo en circulación fue de Amado chico. 

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