El gas ya NO es importante

26/01/2004
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De pronto, el gas ha perdido importancia. Ahora nos dicen que tenemos que pensar en otros modos de solucionar la crisis económica de Bolivia. Perdido el mercado de California, debemos buscar medios modestos para seguir subsistiendo, como lo hemos hecho hasta hoy. ¡Los bolivianos somos tontos, al haber perdido esa solución que nos ofrecían tan generosamente!, ¡ya que no quisimos ese regalo, tenemos que sacar dinero de nuestros bolsillos para cubrir el déficit! Los señores del FMI y del Banco Mundial se han apresurado a explicarnos que tenemos pocas alternativas, ya que no estamos dispuestos a entregar el gas a Pacific LNG. Los expertos nativos se han sumado al coro y, entre unos y otros, se han lanzado a la esforzada tarea de hacernos entender la lección. La generosa ayuda Veamos cómo va la cosa. Nada menos que 19 países y organismos internacionales se reunieron en Washington, después de la reunión de Monterrey, para estudiar la forma en que Bolivia recibirá ayuda para superar la crisis. Los 19 escucharon al representante boliviano que ofreció: un programa de gran austeridad, pidió comprensión para que se aceptara aumentar impuestos a las petroleras y diseñó el programa de conexión de gas domiciliario y conversión a gas de los vehículos, como vía para liberar los líquidos del consumo interno para exportarlo. Pero no quedaron satisfechos, los representantes de los países y organismos internacionales dispuestos a ayudar a Bolivia. Nombraron una comisión, de entre ellos, para conocer directamente la situación en nuestro país. La preocupación –lo ha dicho nada menos que el presidente Bush–, es política. Los pone nerviosos que, en el futuro, el MAS encabezado por Evo Morales, llegue al gobierno. Y, como lo dijo el embajador yanqui en Bolivia hace año y medio, si Evo llega al gobierno o si el MAS participa de algún gobierno, se acaba la ayuda norteamericana. En otros términos: tendremos ayuda, si el pueblo y sus representantes renuncian a gobernar. ¿Dónde queda el gas? Por supuesto que se habla de terrorismo y de narcotráfico, cosas sobre las que el gobierno de Washington sabe mucho: la DEA se ha especializado en narcotráfico y el Pentágono siembra terrorismo en todo el mundo. Pero, detrás de toda esa cínica postura, se halla el interés por el gas boliviano. Tal como está la situación, hay un peligro inminente de que los bolivianos recuperemos la propiedad de este recurso, haciendo que las empresas transnacionales dejen de ganar millones de dólares. Se inicia una gran maniobra internacional para desestabilizar el proceso democrático que los bolivianos están llevando adelante. El gobierno del presidente Carlos Mesa recibirá ayuda, siempre que se alinee junto a Washington. Como ocurre siempre, desde la embajada de Estados Unidos en La Paz, se trabaja con encono para impedir el desarrollo del proceso. Se organizan grupos de provocadores que se insertan en el movimiento popular y, al mismo tiempo, equipos de acción rápida que podrían actuar en cualquier momento. Un rumor permanente recorre las calles de las ciudades, sin que haya voceros evidentes. El rumor dice: el gobierno no pasa de marzo. Por ahora son rumores, pero tienen un efecto nocivo sobre todas las personas. Talvez, y sólo talvez, la reivindicación marítima que ha tomado resonancia en los últimos días, pueda impedir la caída del gobierno. Así se especula en los corrillos de café y los comentarios callejeros. ¿Hay alternativas? Pero los que lanzan estos rumores, no mencionan otros hechos que tienen gran importancia. La valentía del gobierno argentino, la mesura con que actúa el Brasil, la firmeza del régimen venezolano, son valores que están ayudando, no al gobierno, sino al pueblo boliviano. Es indudable que se requiere de la ayuda internacional para superar la crisis económica. Bolivia debe estar dispuesta a cumplir condiciones, pero éstas deben ser de carácter económico y, de ningún modo, político. Contamos con el apoyo de los gobiernos amigos y debemos consolidar una capacidad de negociación, que no permita el trato humillante que Washington querrá imponer, para otorgar la ayuda. El gobierno debe trabajar con los gobiernos de las otras naciones y organismos que componen el Grupo de los 19, para rechazar condicionamientos políticos de cualquier clase. Y, en los tratos que vayan a realizarse, por supuesto que el tema del gas es de primera importancia. Al recuperar la propiedad de los hidrocarburos, Bolivia tendrá capacidad negociadora internacional. Pero, el gobierno del presidente Mesa está negociando con las petroleras, solamente un aumento de impuestos y regalías. Esto es insuficiente, como objetivo, pero podría ser un primer paso, siempre que el referendum vinculante sobre el tema, incluya la consulta específica sobre la propiedad de los hidrocarburos. Con tales elementos, podemos estar seguros de que hay un horizonte esperanzador para los bolivianos. Para alcanzarlo, tenemos las herramientas suficientes, pero necesitamos el apoyo de los pueblos hermanos.
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