La prepotencia transportista

10/05/2012
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Lunes 7 y martes 8 de mayo, las ciudades de La Paz y El Alto, sufrieron la prepotencia de los transportistas que exigen aumento en sus tarifas, estudio de nuevas rebajas en la importación de repuestos y supresión del reglamento municipal para el mejoramiento de la circulación vehicular. El apoyo de sus pares en el resto del país no tuvo la agresividad que sufrieron estas dos ciudades.
 
En un clima de reclamo al gobierno desde todos los sectores, era previsible un paro de este gremio que está insistiendo en mejoras de todo tipo. Pero los salarios de los funcionarios públicos están congelados. Rechazan la ley municipal; seguramente, una explicación por parte de ellos, haría entender sus razones. No fue el camino que eligieron, prefirieron el abuso contra toda la población.
 
No solamente que dejaron de circular los vehículos del servicio público, sino que impidieron el tránsito de los carros particulares. Públicamente advirtieron que cualquier particular que se prestase a llevar a otras personas, sufriría las consecuencias. Incluso llegaron al extremo de impedir que las ambulancias trasladen pacientes a los hospitales. Las avenidas, las calles que desembocan en éstas y los pasajes, quedaron bloqueados por buses y minibuses. Una motocicleta transitando, debía hacerlo con cuidado y como si estuviese de paseo. Fue, en toda su extensión, un paro represivo contra la población.
 
La controversia no va por lo injusto de su reclamo, sino por la saña que mostraron a lo largo de 48 horas. Argumentarán, seguramente, que un reclamo con paro y otras medidas de protesta, no han dado resultado en el pasado; que debían hacerlo de una manera contundente para que las autoridades reaccionen. Igual que los maestros cuando perjudican a sus alumnos. Lo mismo que los médicos que dejan de atender a sus pacientes. En ninguno de estos casos han logrado más de lo que podían haber acordado en la mesa de diálogo. Pero el horno no está para bollos, dice el refrán español; es decir, los tiempos que vivimos no son para conversaciones, sino para confrontaciones. El vicepresidente García Linera ha dicho que el gobierno sabe manejar esta situación de conflicto; no hay que dudar de su palabra. El caso es que, sepan o no sepan manejarlo, la molestia y tiempo gastado, la intranquilidad acumulada y el stress que se hace evidente día a día, son el alimento diario de las ciudadanas y los ciudadanos. No es un mano a mano entre el gobierno y los reclamantes, es algo más que eso y no parece que estuviesen manejándolo.
 
El mismo caso de los transportistas. La cuestión es entre éstos y las alcaldías de nuestras dos ciudades. Pero las escenas de policías, en uniforme de rutina, sin casco ni escudo, sin porra ni gases, circulando entre los buses que bloqueaban las calles, dejaban la sensación de que el gobierno daba vía libre a los transportistas. Los colegios han paralizado actividades durante toda la semana porque, después de los dos días de que se apropiaron los transportistas, la huelga de tres días de la COB completa la semana. Si el gobierno determinó esa suspensión, no podrá alargar después el calendario escolar.
 
El Ministro de Gobierno no tuvo éxito en una reunión que preparó para la tarde de este martes, a la que el alcalde se comprometió asistir y en ese punto está trabado el diálogo entre ambas partes. Posiblemente se mantenga así hasta que encuentren un mediador validado por los dos. Peor aún, si uno de los confrontados sostiene que se trata de un tema bilateral, se estanquen allí las posibilidades de conversación y, en consecuencia, de solución. Se parece en mucho a un tema internacional que nos oprime desde hace más de un siglo.
 
Las cuentas no siempre dan buen resultado. Pero, en este caso, la comparación es simple. Los salarios se mantienen bajos. Bajos también tratan de mantenerse los precios de los alimentos. Hace algo más de un año se promulgó un decreto que aumentó el precio de la gasolina; la protesta popular hizo que el gobierno retrocediera en su intento, pero los transportistas consolidaron sus tarifas. Además, comenzaron a practicar el pago por tramos y el público ha aceptado sin protestar. No parece posible que siga estirándose la cuerda.
 
Mayo 9, 2012
 
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