Mensaje Presidencial: Entre aciertos y falencias

05/01/2004
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Durante más de una hora, este domingo 4 de enero, el presidente Carlos Mesa dirigió, por televisión y radio, un mensaje que precisó pasos importantes que dará su gobierno, pero dejó en suspenso aspectos que, desde hace mucho tiempo, están irresueltos. Recuperar el gas El primer anuncio de importancia se refirió al gas. Hasta el 31 de enero, presentará al Parlamento una nueva Ley de Hidrocarburos que recupere la soberanía del Estado sobre estos recursos y establezca nuevas obligaciones a las transnacionales que actualmente los explotan, en lo que definió como una relación de mayor equidad entre las empresas y el Estado. Anunció también que, el último domingo de marzo se realizará el referendum vinculante sobre el gas. Sin embargo, dejó en duda muchos aspectos del tema, al señalar que, la decisión de Pacific LNG de retirar su propuesta de exportar gas boliviano a California, complicaba la situación. Dio la impresión de que, desde su punto de vista, el referendum debía establecer si se realizaba o no tal exportación y, al mismo tiempo, cuál puerto elegía el pueblo para llevar adelante este negocio. En ningún momento relacionó el referendum con el tema de la recuperación de esa riqueza. La "idea de soberanía" sobre el gas, es muy distante del dominio del Estado con capacidad para decidir formas de explotación y comercialización. Y este fue el mandato popular de las jornadas de septiembre y octubre. Asamblea Constituyente Pasó luego a mencionar el gran tema de la Asamblea Constituyente. Explicó su percepción de que, esta asamblea, debe diseñar un nuevo contrato social en Bolivia, postulando la necesidad de que todo el pueblo esté representado, para lo cual será necesario superar la exclusividad de los partidos políticos en la presentación de candidatos y asegurando el voto universal. Esto habrá que hacerlo, dijo, aprobando la Ley de Reforma de la Constitución Política del Estado. Dejó planteada la interrogante de la oportunidad en que debe convocarse a la Asamblea Constituyente, reflexionando que, además del referendum sobre el gas, este año deben realizarse las elecciones municipales, sobre las que afirmó su compromiso de realizarlas tal como señala la Constitución Política del Estado. Concluyó este tema, remarcando la necesidad de un gran diálogo nacional que se inicie en las comunidades y que vaya desarrollándose en los niveles regional y departamental, hasta culminar en una gran reunión nacional. La forma en que trató este tema, mostró grandes debilidades. Se esperaba un cronograma más específico, pero dejó el asunto para su tratamiento parlamentario. Por otra parte, estaba obligado a señalar prioridades, pero se limitó a hablar de un genérico pacto social. Las prioridades son muy claras: una representación que garantice los derechos de los pueblos originarios y de los sectores sociales, así como los intereses regionales. La Asamblea Constituyente es una prioridad; su realización debe darse en función del consenso de la sociedad. Los temas a tratarse son mucho más que un compromiso social de gobernabilidad. Apuntan a la necesidad de construir un tipo de país productivo, posibilidad real de superar la endémica crisis económica de Bolivia. "Cumplir la Ley" Hizo una referencia específica al tema de la coca, señalando que ha condicionado la política exterior del país. Y, en este caso, fue preciso: hay que cumplir la ley 1008 que establece áreas de coca legal y áreas de coca excedentaria. Matizó el tema, reconociendo que miles de bolivianos viven de este cultivo y no se trata de cumplir la ley sin importar la suerte de éstos, por lo que invitó al diálogo para encontrar soluciones. No parece fácil un acuerdo sobre bases tan estrictas, sobre todo cuando se trata de una ley que ha sido fuertemente criticada por las graves distorsiones que genera en la aplicación de la justicia, en la relación con el gobierno de Estados Unidos y en la vida cotidiana de los campesinos que cultivan coca. Jimmy Carter, en una reciente visita que hizo a Bolivia, reconoció que, en su país, hay una visión deformada de este tema y se comprometió a trabajar para modificar esos criterios, incluso en el gobierno norteamericano. El presidente Mesa no mencionó ningún elemento de modificación de esas distorsiones que están inscritas en la Ley 1008. La reivindicación marítima Retomando el tema del gas, el presidente se refirió a la demanda boliviana por una salida soberana al Océano Pacífico. Las relaciones con Chile, según su criterio, no podrán normalizarse, en tanto no se halle una solución de consenso en tema tan delicado. Pero, además, señaló que la integración regional no puede concluirse en tanto siga pendiente la demanda boliviana y, el gobierno chileno, se niegue a negociar tal salida. Concluyó enviando un mensaje al Perú de solidaridad, en el caso de que la solución de nuestra reivindicación requiera su aquiescencia. La única medida específica, respecto al tema, fue la convocatoria a una docena de ex cancilleres, con quienes podría definirse una estrategia que, según puntualizó, será conocida antes de concluir enero. Y esto, en un momento en el que hay grandes condiciones para lograr una presión internacional sobre Chile y Perú para dar solución al enclaustramiento de Bolivia. La servidumbre económica Detalladamente, Carlos Mesa, puso en evidencia la crítica situación económica del país y las condiciones de sometimiento de Bolivia a los organismos internacionales y a los países que nos otorgan créditos. Dijo que, su gobierno, tiene objeciones al Acuerdo de Libre Comercio Americano (ALCA), mencionando que tiene el mismo criterio del presidente brasileño Lula da Silva, en sentido de buscar una fórmula de "ALCA light". Pero en seguida señaló que es necesario llegar a acuerdos de libre comercio con los países de la región y también con Estados Unidos. Y, aunque adujo que debe buscarse acuerdos que sean equitativos, no hizo referencia a las imposiciones que plantea Estados Unidos para este tipo de acuerdos. Contra el ALCA, es necesario un consenso regional, que refuerce el mercado entre nuestros países. Hay ya acuerdos iniciales en ese sentido, pero debe pasarse de las declaraciones a las acciones y esto es lo que debía haber propuesto el presidente Mesa. Austeridad y transparencia Su mensaje se refirió, por último a la necesidad de austeridad en la administración pública, sobre lo cual también anunció que presentará un programa específico en el curso de este mes. En cuanto a la transparencia, se quedó en generalidades. No hubo ninguna mención al tema de la corrupción que es un azote que ha castigado al país durante los últimos años. Hay que recordar que, al posesionar su gabinete, designó a una Delegada Presidencial para la lucha contra este mal. Fue nombrada la misma funcionaria que eligió él, en agosto de 2002, al asumir la Vicepresidencia de la República. De todo el trabajo que ella ha realizado hasta ahora, no se ha iniciado ninguna acción en casos de corrupción, ni siquiera en aquellos de evidencia palmaria. Un año difícil Aunque anunció que, 2004, habrá un crecimiento económico de, 3,5 %, reconoció que será un año lleno de dificultades, sobre todo de carácter económico. Hizo una mención tangencial a la necesidad de que, los bolivianos, paguemos impuestos, sin precisar ninguna medida específica. Convocó a los empresarios grandes, medianos y pequeños, a iniciar un diálogo para establecer formas de generar empleo. Adelantó que, en los próximos tres años se instalarán 200 mil conexiones de gas domiciliario y que se establecerá un programa de acondicionamiento del parque automotriz al consumo de gas natural. Señaló la necesidad de una política internacional de creación de mercados para la agroindustria y un manejo eficiente de los fondos de financiamiento para las zonas más empobrecidas del país. Más de lo mismo. Es la fórmula que manejaron los últimos gobiernos neoliberales, que no aportan soluciones reales al problema del desempleo, de la miseria y del abandono de los sectores más empobrecidos del país. En la mañana de este domingo, los periódicos nacionales incluyeron apreciaciones de los analistas más connotados que, en conjunto, esperaban que el Presidente Mesa diseñara una política audaz. La impresión que dejó su mensaje, fue más bien de una acentuada moderación en todos los temas. Habló de soberanía sobre el gas, pero dejar bien sentado que las transnacionales seguirán manejando la explotación y comercialización en condiciones que sólo se modificarán en cuanto a los montos que pague por regalías e impuestos. Reafirmó su compromiso de llevar adelante la Asamblea Constituyente, pero la condicionó a la aprobación de la Ley de Reforma de la Constitución Política del Estado. Convocó a los productores de coca al diálogo, pero sobre la base del respeto absoluto de la Ley 1008. Reivindicó el acceso soberano al mar, aunque dejó para más adelante el diseño de una política respecto a este tema. Habló sobre las grandes dificultades económicas, confirmando que su gobierno seguirá sometido a las determinaciones de los organismos internacionales. Si algunos esperaron que Mesa fuera audaz en sus planteamientos, quedaron frustrados.
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