Tropiezos del TLC disgustan a Bush

20/10/2003
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A comienzos de septiembre un grupo de 90 parlamentarios, es decir, casi la mitad del Congreso, se unió para proponer a la Cancillería la necesidad de implementar medidas que definieron como "indispensables para aprovechar las ventajas y evitar los riesgos", del Tratado Comercial entre Chile y Estados Unidos. La petición constaba de cinco ejes temáticos referidos a: políticas de desarrollo regional, defensa del proteccionismo, impulso de las pymes, educación y capacitación y una nueva institucionalidad para el comercio exterior. Pero aunque el senador Hernán Larraín (UDI), su principal impulsor, ha señalado en reiteradas ocasiones que todos los aspectos de dicho documento son relevantes, lo cierto es que el tema de las compensaciones agrícolas ha resultado ser el más destacado por los voceros políticos y la prensa nacional. Esta semana, el documento adquirió especial relevancia, después que la Comisión Especial para el Estudio del TLC del Senado pidiera aplazar la votación, debido a que el petitorio de los 90 parlamentarios aún no obtenía respuesta de la Cancillería. Luego de la respuesta gubernamental a la carta ayer lunes 20 de octubre, la Comisión Especial del Senado aprobó el TLC por 11 votos a favor y dos abstenciones de los senadores Hernán Larraín (UDI) y Rafael Moreno (DC); quienes consideraron "insuficiente" la respuesta presentada por el gobierno, en relación a su voluntad para apoyar la agricultura y proteger a las pymes. Estas señales no son en vano. Ya se manifestó en la votación de la Cámara de Diputados que la unanimidad deseada por el ejecutivo no sería tal. Si a esto se suma la demora experimentada en el Senado, parece ser que -a todas luces- no hay una respuesta ciudadana, representada en el congreso, de total aprobación respecto del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. Y eso que no se ha escuchado a las organizaciones de la sociedad civil. Pero la noticia del pequeño retardo, de algunas horas en la votación de la Comisión, no dejó indiferente a EE.UU. cuya administración manifestó su preocupación directamente a través del presidente Bush, el cual preguntó personalmente a Lagos, en el marco de la reunión de la APEC, por la demora de la aprobación del TLC en el congreso chileno. Simultáneamente, la ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear, era interrogada personalmente por Robert Zoellick, Secretario de Comercio norteamericano y Jefe de las Negociaciones del TLC. Porque tanta insistencia de Bush y Zoellick? La preocupación del gobierno norteamericano de cualquier retraso en el trámite legislativo del TLC en el parlamento chileno significa un grave tropiezo para la política exterior norteamericana, la cual pretende usar el acuerdo con Chile como su único antecedente para destrabar las negociaciones del ALCA, cuya próxima reunión de ministros se realizará en Miami a mediados de noviembre. Dicha reunión, luego del fracaso de las negociaciones sobre agricultura, inversiones servicios y compras del Estado, en la reunión ministerial de la OMC, en Cancún, enfrenta grandes dificultades. Brasil ya ha señalado a EEUU que desea una agenda más simple para Miami, esto es: sin inversiones, sin compras del Estado y sin otros asuntos de interés para EE.UU. La posición de Brasil, que por lo demás lideró el grupo de los 20 en el mes de septiembre en Cancún, podría retrasar gravemente la agenda del ALCA que EE.UU. quiere hacer avanzar a como de lugar, para la entrada en vigencia de este tratado hemisférico en el año 2005. Independientemente de la ratificación del TLC en el congreso chileno y de la posición que el gobierno de Lagos tome en el marco del ALCA, junto al bloque de Brasil o fuera, lo cierto es que contrario a lo que se esperaba, el parlamento ha manifestado un grado de rechazo mayor a este tipo de acuerdos comerciales, al esperado por el gobierno. Es claro que existe un creciente malestar en la sociedad chilena que está pasando al sector político y que en nuestro país se ha expresado principalmente en las reservas de los parlamentarios al tema de la industria nacional y la agricultura. Un tema que no es menor si consideramos que la tendencia mundial –basada en este tipo de acuerdos de libre comercio- ha provocado el despoblamiento las zonas rurales, sobre todo en América Latina, continente que, a base de una economía primario exportadora, debe comerciar su producción agrícola, con productos subsidiados del norte, y que con estos tratados queda imposibilitada de poder agregar valor a sus productos naturales y construir procesos de industrialización internos. * Sara Larraín es Directora del Programa Chile Sustentable
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