Los acuerdos Calderón-Gordillo

13/07/2011
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Si los malos supieran que es buen negocio ser bueno,
serían buenos aunque sea por negocio.
 
Facundo Cabral (recién asesinado por la insania).
 
La Gordillo se descaró
 
Totalmente segura de que es un factor de poder de primer orden en este sistema de corrupción y desvergüenza, la cacique del magisterio dio a conocer públicamente sus acuerdos con Felipe Calderón en el año 2006. Manejando a los trabajadores de la educación como manadas cuyos votos son intercambiables a su voluntad, Elba Esther Gordillo declaró que los ofreció al panista a cambio de posiciones en el gabinete federal: la Lotería Nacional, la dirección del ISSSTE y la Secretaría de Seguridad Pública. Olvidó mencionar que también le dieron la subsecretaría de educación básica de la SEP y un partido con su respectivo financiamiento (el PANAL). Valdría la pena revisar si algún otro personaje recogió un botín tan abundante como el de Gordillo. Quizá solamente Televisa y los González Torres del Partido Verde podrían competir con ella.
 
Sus enemigos de entonces fueron Roberto Madrazo, quien consiguió expulsarla del PRI, donde cobraba como secretaria general; y por supuesto Andrés Manuel López Obrador, con quien dice haber buscado acuerdos. El primero desapareció -así sea temporalmente- del mapa, mientras el segundo mantiene vivas sus aspiraciones a la presidencia de la que fue despojado precisamente por Gordillo y Calderón, entre otros.
 
La presidenta del SNTE se sabe intocable: en la dirección nacional del PRI está Moreira, quien se reconoce como su socio. Y está buscando ya los arreglos con Peña Nieto, a quien los priistas dan como seguro ocupante de Los Pinos en el 2012. Calderón saldría ganando con ello, pues ha dicho que el encopetado mexiquense “no es un peligro para México”, pues no lo llevaría a juicio por los saldos de dolor y muerte de su “guerra contra el crimen organizado”.
 
Lo que más lacera es la actitud de los maestros oficialistas, que siguen la voz de la impresentable Gordillo. La siguen como borregos y en pago reciben dádivas gubernamentales. Solamente la disidencia mantiene la dignidad como divisa de lucha.
 
La ética panista por los suelos
 
Los fundadores de Acción Nacional proclamaron valores éticos. Sus diferencias con la corriente dominante del Estado postrevolucionario (priista) se basaron en principios morales. Se dijeron partidarios de un régimen que se basara en la honestidad e incluso en la doctrina católica conforme a la cual a los seres humanos nos caracteriza la fraternidad. Todo eso lo echaron a la basura en cuanto tuvieron puestos de poder.
 
Los políticos panistas hoy son tan acaudalados como cualquier priista. Vicente Fox se hizo construir un mausoleo en su rancho y vive de la pensión que el gobierno le cubre sin merecerla. Exactamente igual que hacen los tricolores. Los bienes de calderón, quien aún ocupa ilegítimamente la Presidencia de la República, no corresponden a sus ingresos oficiales.
 
Por eso, no nos extrañó que Calderón se haya ufanado de su pacto con Gordillo. Dijo que en eso consiste la política; en convenir el reparto de los puestos públicos con los depositarios de poder real. Como si se tratara de un botín que se obtuvo “haiga sido como haiga sido”.
 
Quienes conocimos a los panistas de antaño, sabemos que este pragmatismo rapaz es contrario a sus ideales (al menos a los que hacían públicas). Es impensable que Gómez Morín –con todo lo conservador que fue- amasara una fortuna como la del “Jefe Diego” o la de Vicente Fox.
 
La ética panista, es ahora comparable con la del PRI: sólo les importa llegara los puestos públicos para hacer negocios y, con las ganancias, pagar el precio de la siguiente campaña para seguir en el presupuesto.
 
La impunidad los protegerá
 
 El delito que confesaron calderón y Gordillo se llama tráfico de influencias. Ésta aprovechó su posición en el más grande sindicato de América Latina (cuyas cuotas la convierten en una de las personas más ricas de México), y el otro usó el cargo más alto de la República (del que se apoderó por medio del fraude).
 
 A final de cuentas, no hay sorpresa; son tal para cual. Forman parte de una casta política que nada en medio de la corrupción y que tiene al país en la peor circunstancia de su historia moderna. Calderón será recordado como el Ejecutivo que causó más de 50 mil muertes, en tanto que Gordillo llevará a cuestas la acusación que le hizo su benefactor Carlos Jonguitud Barrios de haber mandado asesinar al profesor Misael Núñez Acosta. Se merecen uno a la otra.
 
 
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