Jaime Bayly y el culto a la muerte (II)
- Opinión
La misma Constitución Peruana de 1993 - que nace a raíz del auto-golpe de estado perpetrado por el otrora presidente Alberto Fujimori Fujimori y una larga lista de secuaces civiles y militares – censura actitudes procaces, como el “método Bayly”[1] que mella - de forma mercenaria - contra la dignidad de las personas. Es necesario dejar claro que nuestra posición es contraria a todo uso de la violencia como método de gobierno y convivencia social, así como de su promoción y defensa. Si aún sigue siendo peruano el señor Bayly – como personaje público - le debe gratuitamente algunas rectificaciones a la opinión pública sobre su retorcida conducta desbordante de zafiedad.
Toda persona tiene derecho: Al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar así como a la voz y a la imagen propia. Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviadas en cualquier medio de comunicación social tiene derecho a que este se rectifique en forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley.[2]
El culto a la muerte – propia y ajena – que brota sin tapujos ni reparos de la producción intelectual del argumentista Jaime Bayly hace abuso del tan manoseado derecho a la libertad de expresión. Por otro lado la ideología necrofílica del comunicador limeño bien cabría dentro del marco conceptual de la denominada psicopatía política:
Las ideologías dogmáticas y sectarias se creen poseedoras de una verdad absoluta y por consiguiente se arrogan el derecho de aniquilar en forma física o política a quienes se opongan a ella o a sus objetivos, son la fuente de un terrorismo grupal o de Estado. Fernando Savater afirma que “un fanático es aquel que no quiere el doblegamiento del adversario sino su exterminio, es aquel que ya ha asesinado en su interior a todos los que no piensan como él” (Edgar Cherubini 2007[3]).
En la primera parte de este artículo no agotamos con las divagaciones del argumentista. Existieron otras muertes deseadas por Bayly. La retorcida y desnaturalizada habilidad de Bayly no tiene límites a la hora de proponerse destruir y aniquilar a cambio de jugosas cantidades de dólares. No contento con desear la muerte - de personas que representan ideologías contrarias a la suya – les augura discapacidades físicas como si estas no fuesen motivo de dolor y sufrimiento para cientos de miles de personas en el planeta, por lo visto no le importa este hecho:
A Correa no me gustaría verlo morir, o no todavía, pues es joven e idealista y un charlatán incontinente y levemente histérico. Lo que quisiera es que se quedara mudo o, mejor aún, sordomudo, para que deje de decir, en ese insoportable tono plañidero que es el suyo, tantas zarandajas y paparruchadas (Bayly 2008).
La lógica de la eliminación del Otro por el solo hecho de ser diverso no nace con las famélicas diatribas del argumentista Bayly, es una constante usada en estrategias en donde el contrario tiene que ser destruido como principio de victoria y empoderamiento. Nos llama seriamente la atención con qué facilidad profesionales de la academia literaria, como el premio nobel Mario Vargas Llosa, solo por citar un caso simil a Bayly, paragonan toda expresión de maldad con desequilibrios psicofísicos, aberraciones y orientaciones sexuales que escapan a la heteronormatividad.
Estos desequilibrios psicofísicos (discapacidades), aberraciones (violencia sexual) y orientaciones sexuales (homosexualidad) representan segmentos de las sociedades con mayor vulnerabilidad social y económica. El escritor limeño Vargas Llosa se manifestó respecto a los candidatos a la presidencia del Perú – el próximo 5 de Junio de 2011 – de la siguiente manera: “¿Humala o Keiko? Es elegir entre el sida y el cáncer, una disquisición bastante académica”[4]. Es así como la diatriba de Vargas Llosa encuentra eco en las disquisiciones trasnochadas de Bayly:
A Cristina Kirchner y a su esposo no me gustaría verlos muertos, lo que me gustaría es que sufran un poco… a su esposo me gustaría verlo más bizco, mucho más bizco y extraviado, mirando para un lado con un ojo y para el lado opuesto con el otro, de modo que nunca nadie sepa, ni él mismo, ni su mujer, a quién coño está mirando. Y también me gustaría que tenga una repentina sequía de saliva para que sesee más todavía y cuando hable no se le entienda ya nada, sólo que está seseando y mirando a todos lados y ninguno […] A Zapatero no me gustaría verlo morir pero sí me encantaría que, de pronto, atacado por un raro trastorno hormonal, se descubra gay, pero muy gay, gay de Chueca, militante y sin ambages, y se separe de Sonsoles, tan encantadora ella, tan herida de melancolía, y se case con Boris Izaguirre, que tendría que divorciarse de Rubén, y convertirse en la primera dama española venezolana de la historia. Y que Zapatero y Boris, recién casados por un juez arisco del PP, se besen con la pasión con que nos besamos alguna noche Boris y yo ante las cámaras de la televisión catalana, es decir con lengua y a por todas, como han de besarse los hombres muy machos (Bayly2008).
Tanto Bayly como Vargas Llosa se valen del mismo léxico académico socialmente inhumano y excluyente. ¿Qué poder pretenden tener que les da el derecho envilecer a todo aquella persona que opta de conciencia por un camino contrario al de ellos? La intolerancia es el principio del fascismo al que ese tipo de comportamiento - que promueve el asesinato simbólico o real - implícita o explícitamente representa.
Los insultos habituales de los lenguajes totalitarios al describir a los enemigos del régimen, en una perspectiva criminal, asocian la futura víctima a un “gusano”, a un “parásito”, a un “bacilo”, a un “tumor”, a un “cáncer”. Al transformar a su víctima en eso, el asesino invierte el sentido del crimen, desde lo negativo el acto deviene positivo, se convierte en una medida higiénica, profiláctica. El asesino no se siente asesino, se siente terapeuta” (Michel de Ursus, Mission Führer). Ese y no otro es el fundamento del discurso de todo gobierno fascista (Cherubini 2007).
El móvil que nos impulsa a realizar la siguiente reflexión se encuentra lejos de toda animadversión ideológica o política contraria al señor Bayly o de cualquiera de sus santos o santas de devoción. Para muestra un botón: nos parece igual de inhumano y soberbiamente injusto que se exprese de las siguientes personas de la manera siguiente:
A Bush me gustaría verlo morir cazando con Cheney, los dos con escopetas persiguiendo patos y de pronto a Cheney le da un infarto y aprieta el gatillo y mata por la espalda al tontuelo de W, que siendo el más tonto de todos los hermanos terminó siendo presidente, cosa curiosa. Al Papa, ese viejo nazi y marica, me gustaría verlo morir sodomizado por diez mauritanos aventajados y sin vaselina, y que antes de expirar alcance a decir que todo lo que defendió era mentira y que ser gay no es malo sino estupendo y saludable y que ser ensartado por un africano de tres piernas es un placer inenarrable que
Son por estas y algunas razones más que manifestamos nuestra indignación y oposición a toda conducta humana que se valga del poder simbólico de la comunicación como instrumento totalitario en favor de ideología o grupo de poder alguno. Está claro que en la democracia del señor Bayly prima el capital económico sobre el capital humano. Está claro que en la democracia del señor Bayly prima la indecencia de la difamación y la calumnia sobre la concertación políticamente inclusiva. Está claro que en la democracia del señor Bayly el derecho a libre expresión se compra con favores y dinero al mismo estilo de coacción y corrupción del gobierno fujimontesinista al cual defiende en estos momentos. Está claro que para el señor Bayly antes que la honra y la dignidad del ser humano, se encuentra primero su conducta necrofílicamente psicópata aturdida por el poder.
- José Toledo Alcalde es teólogo. Perú
[[1]] Denominamos “método Bayly” al sistema distorsionado de lógica argumentativa – multidisciplinaria - usada por el frustrado estudiante de derecho, escritor y aficionado al periodismo Jaime Bayly Letts (Lima-Perú).
[[2]] Constitución Política del Perú. TITULO I DE
[[3]] Cf. Edgar Cherubini Lecuna. El culto a la muerte como psicopatía política. Fuente: http://es.scribd.com/doc/2526544/El-culto-a-la-muerte-como-psicopatia-politica-por-Edgar Cherubini. Viernes, 27 de julio de 2007. Revisado: 10/05/11.
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