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Los siete pecados capitales: el socavamiento de la Fuerza Armada por el fujimorato

05/05/2011
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Haciendo un ejercicio de memoria, la década del Fujmorato tiene  que ser recordada como la década de la desinstitucionalización y  empobrecimiento moral de la Fuerza Armada. Sustentamos dicha  afirmación en las siguientes razones:
 
 1. El trastocamiento del sentido de la disciplina, subordinación  y honor militar, mediante la utilización de prácticas de  amedrentamiento y persecución a oficiales que discreparon  abiertamente del régimen y la utilización de medidas de chantaje.  Ejemplo de ello, fue la suscripción del acta de sujeción, que  tergiversó el sentido de cohesión institucional.
 
 2. La cooptación de la cúpula militar, a través de la colocación  de oficiales sumisos y genuflexos al régimen de aquel entonces,  que permitió instrumentalizar a las fuerzas armadas para realizar  las acciones delincuenciales, de conocimiento público. Ejemplo  de ello fue mantener en la Comandancia general del Ejército y en  la jefatura del Comando Conjunto al general Nicolás de Bari  Hermoza Ríos, por un período de siete años, desde enero del 1992  hasta agosto del 1998, trasgrediendo y manipulando las normas  militares de entonces para tal efecto.
 
 3. El uso arbitrario de las instituciones militares y de los  organismos que la conforman, en especial de los organismos de  inteligencia con la creación de equipos de inteligencia  operativos que actuaron como sicarios uniformados y quienes  protagonizaron innumerables violaciones a los derechos humanos.  En esa misma línea cabe precisar, que uno de los principales  instrumentos utilizados por la mafia fujimontesinista para  intentar perpetuarse en el poder fue el Consejo Supremo de  Justicia Militar. Este, así como el Servicio de Inteligencia  Nacional, se constituyeron en instrumentos de la impunidad, que  reinó en la década de los noventa. Los casos de la Cantuta,  Barrios Altos, y el caso Vaticano son muestra de ello.
 
 4. La destrucción del concepto de meritocracia en la línea de  carrera del profesional militar, mediante la promoción a grados  inmediatos superiores a oficiales que no tenían mérito alguno  para ascender, sino más bien devinieron en adictos al régimen de  turno. Se descabezó a las promociones que debieron haber  comandado durante la década de los noventa, manteniendo de forma  irregular un solo comandante general durante siete años  continuos. Esto rompió con la selección por mérito y antiguedad  de los mandos militares. Ejemplo de ello fue el pase a la  situación de retiro, sin mayor motivación, de los primeros  puestos de las promociones previstas a llegar al alto mando  militar, durante la década de los años noventa.
 
 5. La generalización de la corrupción en las instituciones  militares, que violentó los principios de honor militar y de  probidad inculcados en las escuelas de formación. Prueba de ello  son las adquisiciones de cuantioso material bélico, que trajo  como consecuencia que muchos oficiales generales se encuentren a  la fecha en prisión; y que muchos otros altos oficiales se  encuentren prófugos de la justicia, hasta el día de hoy, tal es  el caso de los generales de división Victor Malca Villanueva, ex  ministro de defensa, y el general de división, Guido Guevara  Guerra, ex -presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar.
 
 6. El desabastecimiento general de la capacidad logística de la  Fuerza Armada. La compra de armamento inoperativo durante el  Fujimorato no solo puso en riesgo al personal militar en tiempos  de tensiones limítrofes, -Guerra del Cenepa-, sino que también ha  dejado a las instituciones armadas desprovista de equipamiento  necesario.
 
 7. Finalmente, cabe recordar el saqueo sistemático de los fondos  de la Caja de pensiones militar-policial, que fuera utilizada  como la caja chica del gobierno fujimontesinista, lo que trajo  consigo el desfinanciamiento total de la Caja, situación que hoy  en día no permite el pago oportuno a los miembros de la misma. 
 
 Como se desprende de la secuencia presentada, la Fuerza Armada,  ingresó al nuevo milenio con un deterioro institucional  galopante, un empobrecimiento moral que la distanció de la  sociedad peruana y una situación de grave obsolescencia del  material bélico, que dificultosamente se ha venido recomponiendo  a través del núcleo básico de la defensa. De cara a ello, es  necesario reconocer la labor de varios ex ministros de Defensa de  los últimos diez años, abocados a reconstruir las bases de una  institucionalidad democrática en el sector defensa y a regenerar  el respeto ciudadano hacia las instituciones armadas; pero  también recordar, durante el mismo periodo, a un ex -ministro de  defensa, a la fecha, candidato a la vicepresidencia, quien buscó  apañar los graves crímenes contra los derechos humanos cometidos  por algunos integrantes de las fuerzas armadas, y obstruyó la  participación de la ciudadanía en la configuración de la  política de defensa como una política pública.
 
- Área Sociedad y Fuerza Armada
Boletín Nº 684, 06 de mayo del 2011
Instituto de Defensa Legal, Perú

 

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