con mano sangrienta. M. Micharvegas: Paradojodidísimas.

 

Una de las tareas que quizás por complicadas no se han intentado entre nosotros, los mexicanos, es indagar cuál es, históricamente hablando, el origen de nuestras desgracias actuales como pueblo y que pueden resumirse en el predominio de la corrupción, el enriquecimiento ilícito de empresarios y políticos y la violación continua de la ley.

 

Está pendiente la tarea: la búsqueda y precisión de los orígenes de esas desgracias.

 

Y de que la tarea es urgente, lo es, porque hoy se ha convertido en un deporte nacional echarse la bolita los unos a los otros. El PRI señala, por ejemplo, el crecimiento exponencial de la pobreza entre 2006 y 2011 y que sigue creciendo (cinco pobres cada hora, según Moreira), y el PAN no tarda en responder que los pobres es un fenómeno cuya raíz son precisamente los gobiernos priístas establecidos entre 1940 y el 2000, cuando la parte sustantiva de la pobreza ahí se manifestó: con el PRI fue que la pobreza creció masivamente, al margen de que hoy, con el PAN, el fenómeno se sigue manifestando.

 

¿De quién es culpa también el crecimiento exponencial del crimen organizado (tráfico de drogas, secuestro, prostitución, ataque gansteril a los migrantes, tráfico de niños y de órganos)? ¿Cuál es el verdadero origen de ese crecimiento exponencial?

 

Así, por carecer de información precisa, hoy pareciera encontrarse entrampado el establecimiento en las costas ensenadenses de empresas tales como Sempra y Z Gas. ¿Quién y cómo se otorgaron los permisos para que ese establecimiento se diese? Si hay, en efecto, violación a la ley en los permisos que permitieron el establecimiento de esas empresas, palo dado nadie lo quita. ¿Puede la ley violarse de manera tan flagrante y el Poder Judicial avalar esa violación con el argumento de que si ya dio el permiso, pues ya se dio y ni modo?

 

Es cierto, hasta ahora se realizan foros para conocer las múltiples aristas que tiene el caso de Sempra. Vale, ¿pero por qué esos foros no se llevaron a cabo antes del establecimiento de esa planta? ¿Alguien lo impidió? ¿Alguien no quiso que se realizaran? ¿Por qué nadie escuchó las voces de alarma y de protesta que, entre otros, levantaron Javier Cruz y Jaime Martínez Veloz señalando los peligros que implicaba el establecimiento en México (y específicamente en Ensenada) de esa planta? ¿Se violó o no el Cocotren municipal? ¿Quién tiene la razón: la arquitecta Monfort o Thelma Castañeda, que por cierto, de dónde salió experta en protección al ambiente?

 

He ahí pues el quid de la cuestión: ¿en dónde comienza en México la corrupción, la pobreza, el quiebre institucional de la justicia; quién realmente lo ha generado y propiciado? Quizá nadie tengamos certeza al respecto, pero de que ello se dio originalmente con el PRI tampoco nadie podemos dudarlo. Aunque tampoco nadie podemos dudar que los gobiernos emanados de PAN y PRD se han encargado de darle continuidad a esa tragedia.

 

¿Cuánto tiempo vamos a seguir así?