El pez muere por la boca
01/03/2011
- Opinión
Estamos ante una evidente confesión del presidente Uribe en relación a sus nexos con personajes de la elite del paramilitarismo y el narcotráfico. Según afirma, él hace estas relaciones de manera pública, en tanto, otros las hacen clandestinas. Es decir, la confesión no podía ser más explícita. Ya no acude a la disculpa de que los políticos se toman fotos sin preguntar quienes son los acompañantes o quienes son sus donantes. ¡El asunto es entonces, que las amistades peligrosas son aceptables si son públicas! ¡En esta lógica se comprende la tolerancia y flexibilidad que el Presidente tiene hacia los paramilitares y los involucrados en el llamado juicio de la parapolítica!
El presidente Uribe, como es ya su costumbre, prevalido de su investidura, hace blanco de su intemperancia a la oposición encarnada hoy en el Polo Democrático Alternativo, que emerge como una verdadera alternativa política y desde luego, como opción de poder real, y lanza en ristre tiende otra cortina de humo afirmando que miembros del Polo han tenido y tienen nexos con miembros de los grupos insurgentes.
De lo anterior surge nuevamente el planteamiento acerca de que, siendo el jefe del Estado, jefe supremo de las fuerzas armadas, jefe de la diplomacia y de la administración pública, y por tanto, jefe de la inteligencia del Estado, y poseedor de información privilegiada está obligado más que ninguno otro funcionario publico a denunciar los delitos y a los presuntos delincuentes, de lo contrario estaremos ante un delito de encubrimiento o en su defecto ante uno de calumnia e injuria.
No cabe duda, que el Presidente no es el mejor referente para esta sociedad en cuanto a su comportamiento ético y moral y menos como fiel observante de las reglas que nos rigen como colectividad. Lamentable el enfrentamiento que ánimo contra la Corte Suprema de Justicia y en particular contra la Sala Penal, responsable de los procesos de los congresistas de su coalición, incluido su más cercano pariente. El episodio dirigido a descalificar y deslegitimar el alto tribunal de la Justicia es un ataque al Estado de derecho y a la institucionalidad. Grave, pero muy grave.
El Presidente del Polo, Carlos Gaviria Díaz, lo ha emplazado para que presente las respectivas denuncias no sólo con ocasión de la publicación del video en el cual muestra al doctor Uribe en compañías peligrosas, sino a las afirmaciones que durante la reciente campaña electoral lanza contra el candidato a la Alcaldía Mayor, Samuel Moreno Rojas. Los colombianos que permanecen sustraídos del hechizo uribista continúan esperando, o las pruebas o las disculpas frente a estos “falsos positivos” con los cuales se tienden mantos de duda, de sospecha y de peligro para los más destacados miembros de la oposición.
Corresponde a los analistas políticos, a los miembros de la academia, a los medios de comunicación, a los líderes políticos y a los ciudadanos probos, que los hay por millones, no comprometidos con el poder, no ser simples espectadores de un “rifirrafe” entre el furibundo Presidente de la República y su locuaz asesor y el ponderado Presidente del Polo, Carlos Gaviria. Es preciso que se comprenda que la conducta presidencial exacerba las más peligrosas pasiones de los colombianos, que con el manido argumento de que es frentero y de fuerte carácter, se continué justificando tales “virtudes” que precisamente han llevado a este país a no cerrar el círculo infernal de la violencia política.
Estos comportamientos no pueden pasar de agache como meras anécdotas. Es la más clara manifestación del autoritarismo que encarna este Presidente, que de no ser condenado y derrotado por los colombianos abre paso a una mayor confrontación política de impredecibles consecuencias. El Presidente alimenta el sectarismo y la polarización que ha ocasionado millones de muertos y desplazados.
El llamado que lanza el Polo Democrático se orienta a movilizar a los colombianos para derrotar la guerra comenzando por la del lenguaje desafiante y calumniador del Presidente y su entorno para abrirle paso al acuerdo humanitario y a la negociación política del conflicto armado.
Wilson Borja Díaz
Representante a la Cámara
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
semanariovirtual@viva.org.co
www.vivalaciudadania.org
El presidente Uribe, como es ya su costumbre, prevalido de su investidura, hace blanco de su intemperancia a la oposición encarnada hoy en el Polo Democrático Alternativo, que emerge como una verdadera alternativa política y desde luego, como opción de poder real, y lanza en ristre tiende otra cortina de humo afirmando que miembros del Polo han tenido y tienen nexos con miembros de los grupos insurgentes.
De lo anterior surge nuevamente el planteamiento acerca de que, siendo el jefe del Estado, jefe supremo de las fuerzas armadas, jefe de la diplomacia y de la administración pública, y por tanto, jefe de la inteligencia del Estado, y poseedor de información privilegiada está obligado más que ninguno otro funcionario publico a denunciar los delitos y a los presuntos delincuentes, de lo contrario estaremos ante un delito de encubrimiento o en su defecto ante uno de calumnia e injuria.
No cabe duda, que el Presidente no es el mejor referente para esta sociedad en cuanto a su comportamiento ético y moral y menos como fiel observante de las reglas que nos rigen como colectividad. Lamentable el enfrentamiento que ánimo contra la Corte Suprema de Justicia y en particular contra la Sala Penal, responsable de los procesos de los congresistas de su coalición, incluido su más cercano pariente. El episodio dirigido a descalificar y deslegitimar el alto tribunal de la Justicia es un ataque al Estado de derecho y a la institucionalidad. Grave, pero muy grave.
El Presidente del Polo, Carlos Gaviria Díaz, lo ha emplazado para que presente las respectivas denuncias no sólo con ocasión de la publicación del video en el cual muestra al doctor Uribe en compañías peligrosas, sino a las afirmaciones que durante la reciente campaña electoral lanza contra el candidato a la Alcaldía Mayor, Samuel Moreno Rojas. Los colombianos que permanecen sustraídos del hechizo uribista continúan esperando, o las pruebas o las disculpas frente a estos “falsos positivos” con los cuales se tienden mantos de duda, de sospecha y de peligro para los más destacados miembros de la oposición.
Corresponde a los analistas políticos, a los miembros de la academia, a los medios de comunicación, a los líderes políticos y a los ciudadanos probos, que los hay por millones, no comprometidos con el poder, no ser simples espectadores de un “rifirrafe” entre el furibundo Presidente de la República y su locuaz asesor y el ponderado Presidente del Polo, Carlos Gaviria. Es preciso que se comprenda que la conducta presidencial exacerba las más peligrosas pasiones de los colombianos, que con el manido argumento de que es frentero y de fuerte carácter, se continué justificando tales “virtudes” que precisamente han llevado a este país a no cerrar el círculo infernal de la violencia política.
Estos comportamientos no pueden pasar de agache como meras anécdotas. Es la más clara manifestación del autoritarismo que encarna este Presidente, que de no ser condenado y derrotado por los colombianos abre paso a una mayor confrontación política de impredecibles consecuencias. El Presidente alimenta el sectarismo y la polarización que ha ocasionado millones de muertos y desplazados.
El llamado que lanza el Polo Democrático se orienta a movilizar a los colombianos para derrotar la guerra comenzando por la del lenguaje desafiante y calumniador del Presidente y su entorno para abrirle paso al acuerdo humanitario y a la negociación política del conflicto armado.
Wilson Borja Díaz
Representante a la Cámara
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
semanariovirtual@viva.org.co
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https://www.alainet.org/es/active/44804?language=es
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