Escolares indígenas dejados de lado

02/12/2010
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La pequeña localidad maya qeqchí de Peña Blanca, en el norteño departamento guatemalteco de Alta Verapaz, es tan remota que para llegar allí hay que viajar dos horas en auto desde la ciudad de Cobán y luego caminar una hora por caminos rurales estrechos y polvorientos bajo un calor sofocante.
 
Peña Blanca ha sido olvidada por el sistema nacional de educación. En 1994 no tenía escuela y 60% de la población era analfabeta.
 
“La gente que llegaba de la capital se aprovechaba de la ignorancia del pueblo”, recuerda el líder de la comunidad José María Quib. “Por eso necesitábamos educarnos, para poder defendernos”.
 
Los habitantes de Peña Blanca se negaron a seguir esperando a que el gobierno llegara a este olvidado pueblo guatemalteco. Pero el principal problema para instalar la escuela era que nadie había completado la primaria, menos aún tenían diploma de maestro.
Sin desanimarse, la comunidad siguió adelante y designó para enseñar a una serie de voluntarios que sabían leer, escribir y contar.
 
“Queríamos transmitir los pocos conocimientos que teníamos”, dice Pedro Quib, otro líder de la comunidad.
 
Modelo a seguir
 
Los pobladores decidieron crear Xool Ixim, “Corazón del Maíz” en maya, una asociación para manejar la escuela, y cada familia pagaba una cuota mensual de US$3 para cubrir los útiles escolares y un salario simbólico para los maestros.
 
Los padres y madres elaboraron un plan de estudios que incluía asignaturas como historia de la comunidad, valores mayas qeqchí, alfabetización, matemáticas básicas y el calendario maya. Las lecciones eran impartidas en qeqchí con el castellano como segunda lengua.
 
Los niños aprendían sobre los 36 años de conflicto armado en Guatemala, que arrasó con cientos de pueblos indígenas, y se les pedía que escribieran ensayos sobre el tema que eran leídos en voz alta en clase.
 
En vista de que la escuela de Peña Blanca no había sido reconocida oficialmente por el Ministerio de Educación, una vez que los niños terminaban la escuela primaria era imposible que abandonaran el pueblo para continuar su educación secundaria en otro lugar ya que no tenían calificaciones formales.
 
Esto tampoco desanimó a Xool Ixim, que decidió enviar a los niños a la escuela más cercana, en la localidad de Salahuí, para que les tomaran un examen oficial necesario para pasar a secundaria.
 
Sorprendentemente, todos los niños de Peña Blanca aprobaron el examen y recibieron su diploma de educación primaria.
 
Actualmente, uno de esos estudiantes, Ismael Quib, está estudiando Manejo de Bosques en la Universidad Rafael Landívar, en Cobán. Otro estudiante, Fredy Quib, obtuvo una beca para estudiar secundaria en Canadá y luego Relaciones Internacionales en una universidad estadunidense.
 
Los maestros de Peña Blanca también obtuvieron su diploma de primaria y posteriormente estudiaron pedagogía gracias a una subvención de la organización internacional Niños del Mundo. José María Quib acaba de finalizar su maestría en pedagogía.
 
Luego de años de lucha, el Ministerio de Educación aceptó pagar a los maestros de Peña Blanca un salario de $75 mensuales, y la escuela fue reconocida como Escuela Oficial de Educación Rural.
 
Los maestros fueron obligados a adoptar el Currículo Nacional Base, pero continuaron enseñando en qeqchí.
 
Actualmente, el exitoso modelo de educación bilingüe de Xool Ixim se usa en cinco pequeñas localidades de Cobán: Laguna Chiquita, Kuxpemech, Gancho Caoba II, Sa’multeken II y Peña Blanca.
 
Xool Ixim es uno de los mejores ejemplos de por qué la educación bilingüe es tan importante para las comunidades indígenas.
 
“Aproximadamente el 50% de niños y niñas del área rural indígena no promueven y desertan, y eso es por el idioma; los ponen a aprender en un idioma que no es el de ellos”, sostiene el ex ministro de Educación Bienvenido Argueta. “Pero lo más importante de todo es la afirmación de las identidades políticas que conlleva el aprender en lengua maya. Ellos sienten que su lenguaje no es valorado en las escuelas, con lo cual existe una desvalorización de lo que ellos constituyen. En términos políticos, es prácticamente la anulación de las identidades”.
 
Aunque 40.5% de la población guatemalteca es indígena, el sistema educativo sólo tiene 7,000 maestros bilingües para atender más de 900,000 niños mayas. Argueta admite que el país necesita al menos 55,000.
 
Educación bilingüe
 
La mayoría de países centroamericanos enfrenta la misma situación. Los siete grupos indígenas de Panamá —ngöbe buglé, kuna, emberá, wounaan, naso, teribe y bribrí—, que constituyen 6% de la población del país, fueron unos de los primeros en la región en luchar por sus derechos culturales. En 1975, el Ministerio de Educación estableció el Programa para el Desarrollo de la Educación Bilingüe, que posteriormente cambió de nombre a Sistema de Educación Intercultural Bilingüe.
 
Los ocho grupos indígenas costarricenses —hueta, chorotega, teribe, brunka, guaimí, bribrí, cabecar y malekuque —comprenden el 1.7% de la población del país y viven en 24 territorios, principalmente en la cordillera de Talamanca cerca de la frontera con Panamá.
 
Los derechos a la educación bilingüe y al uso de las lenguas indígenas como idiomas maternos no son reconocidos por la Constitución, pero sí por las escuelas públicas y los programas universitarios de educación intercultural bilingüe.
 
En Nicaragua, la educación bilingüe para las comunidades indígenas miskito del país —alrededor de 6% de la población total del país— fue implementada por la Revolución Popular Sandinista durante los años 80.
Sin embargo, los maestros nicaragüenses en zonas rurales continúan sintiendo que han sido olvidados por el Ministerio de Educación en tanto que el gobierno raramente ofrece cursos de capacitación especializada para los maestros miskitos y las escuelas en la costa caribeña están mal equipadas y por lo general carecen de muebles y útiles básicos.
 
Hace tres años, la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua capacitó a 35 maestros indígenas de las comunidades del río Coco, quienes recibieron el Diplomado de Técnico Superior de Educación Bilingüe e Intercultural.
 
“En el hogar los niños aprenden a hablar en miskito, pero cuando llegaban a la escuela se les enseñaba el español; eso los confundía. Además, su enseñanza no la conciben como en el Pacífico; es por ello que los libros de texto han sido traducidos a su lengua materna y se han incluido temas autóctonos del Caribe nicaragüense”, dice el maestro miskito Norberto Bob.
 
La educación bilingüe llegó tarde a Honduras, en 1997, y el país sólo tiene alrededor de 20 escuelas para los niños garífunas de las comunidades afrocaribeñas. Un 7% de los hondureños son indígenas. Los esfuerzos para erradicar el racismo en el sistema educativo incluye un curso para capacitar a 25 maestros bilingües tawahka llevado a cabo por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y el Instituto Hondureño de Antropología e Historia.
 
El Salvador tiene cinco pequeñas comunidades indígenas —pipil, xinca, pokomam, chortí y lenca—, que constituyen el 1% de la población total del país. Un 99% de los indígenas salvadoreños son analfabetos debido a la elevada tasa de pobreza entre las comunidades nativas y la total ausencia de programas educativos oficiales bilingües. –
 
Ciudad de Guatemala
 
Fuente: Noticias Aliadas http://www.comunicacionesaliadas.org
https://www.alainet.org/es/active/42730?language=es
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