Los medios chilenos miran 30 años atrás
11/08/2003
- Opinión
Al acercarse la fecha del 30º
aniversario del golpe militar que derribó el gobierno
socialdemócrata de Salvador Allende, los medios de
comunicación chilenos se inundan de reportajes "retro",
narrando para ojos y oídos nuevos los episodios más
dramáticos de la guerra sucia de los militares chilenos
en contra del derrocado gobierno de Salvador Allende.
Sobre todo la televisión, que con sus imágenes de La
Moneda en llamas o los tanques en las calles en un
fondo de prisioneros con los brazos en la nuca, tiene
fascinada a una teleaudiencia que en su mayoría no
había nacido o eran infantes cuando esos hechos
ocurrieron. El 52 % de los menores de 30 no había
nacido aún para el golpe militar.
En los últimos meses, los más importantes canales de
televisión han hecho una competencia en narrar bajo sus
no muy distintos puntos de vista, hechos sangrientos de
la represión de la dictadura, alcanzando algunos casi
tanta audiencia como los reality shows. Televisión
Nacional inició a fines de julio una serie titulada
"Cuando Chile cambió de golpe", dentro del prestigiado
espacio "Informe Especial" que conduce Santiago
Pavlovic. Y Chilevisión, dos días antes, otra titulada
"Septiembre", ambas compitiendo con imágenes inéditas y
con una mirada muy parecida a la objetividad.
Pero se les adelantó el canal de la Universidad
Católica – que está en una ofensiva por recuperar su
sintonía y su prestigio después de un período de baja
– que en junio dio la partida con la serie de cuatro
capítulos "Secretos de la Historia", desde las
postrimerías de la década de los 60 para frenar el
avance de las fuerzas populares, la conspiración para
impedir la asunción del Presidente Allende y cómo
durante los mil días de la Unidad Popular se fue
malogrando la convivencia de los chilenos y gestando el
golpe de Estado.
La serie, del bloque de reportajes especiales del canal
dirigido por Hernán Ramírez, se esforzó por entregar
una visión equilibrada de los hechos. Pero ya en el
segundo episodio debió rectificar una información que
decía que Allende había indultado a los terroristas de
la VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo) que habían
asesinado al Ministro Pérez Zújovic, en circunstancias
que esto sí había ocurrido pero antes del hecho
sangriento, como un gesto pacificador al comienzo de su
período.
Y es que ningún chileno, por profesional de la
información que sea, puede ser totalmente objetivo
tratándose de este trozo de la vida nacional que marcó
a una generación y sigue influyendo en sus
descendientes hasta hoy. Los enfrentamientos entre
allendistas y "momios", como llamábamos a la oposición
de esos años, tuvieron un lugar privilegiado en la
prensa, embarcada en una guerra de trincheras donde se
perdió la compostura que los medios chilenos guardaban
celosamente como signo de civilidad. Hoy hay esfuerzos
por ser objetivos, en especial el canal público
Televisión Nacional, cuyo directorio refleja un
pluralismo de partidos políticos. Pero… ¿es posible la
objetividad en este apasionante conflicto social?
A "Secretos de la Historia" siguieron "Operación
Albania" (asesinato de 12 militantes del FPMR el 29 de
junio 1987) que Canal 13 difundió el mismo día y a la
misma hora que Televisión Nacional (TVN) exhibía el
mismo caso, pero ampliado a uno más general sobre
detenidos desaparecidos. Y de allí han continuado
"Masacre en Lonquén" (15 campesinos asesinados y
enterrados en una mina con cal en 1973), "El caso
Berríos" (desaparición y asesinato del químico de la
DINA que puso a disposición de este organismo el gas
sarín, 1987).
Del mismo modo, gran impacto causó el reportaje
publicado en "El Mercurio" un domingo de julio sobre un
soldado testigo de los fusilamientos de presos sacados
del palacio de La Moneda, fusilados y enterrados en un
regimiento, y cómo años después fueron exhumados
clandestinamente para dificultar aún más su
descubrimiento. La revista de la Concertación "Siete
más siete" alega haber dado esta primicia en diciembre
último, pero indudablemente no tuvo el mismo efecto que
la publique el principal diario de la derecha que hasta
no hace mucho hablaba de "presuntos" desaparecidos o de
"enfrentamientos" en lugar de fusilamientos o masacres.
Muchos de estos episodios se contaban en voz baja o
aparecían en publicaciones clandestinas en los
primeros tiempos del golpe. Luego, comenzaron a
publicarse en las revistas de oposición como Análisis,
Apsi, Cauce o Fortín Mapocho de limitada circulación,
generalmente restringida a círculos de la resistencia o
la oposición al régimen. Hoy, esas macabras historias
llegan a oídos vírgenes, que o no tuvieron acceso a
esta información o no quisieron creerlo.
PRENSA DE DERECHA PONE EL TEMA
Sorprendentemente o no, ha sido "El Mercurio" el primer
medio en preparar el ambiente para la conmemoración del
trigésimo aniversario del golpe militar. Ya hace un
año, a mediados del 2002, reemplazó la columna "Hace
150 años" por otra: "Hace 30 años", en sus páginas
editoriales, y desde entonces día a día reproduce algún
episodio negativo para el gobierno popular de entre los
muchos hitos de la lucha ideológica que existió en
nuestro país, y que fue in crescendo hasta llegar al
fatal desenlace del 11 de septiembre de 1973.
La revista noticiosa "Qué pasa", también de derecha,
anunció en enero la celebración de sus 30 años,
definiéndose orgullosa como una publicación que nació
como "revista de trinchera" para "oponerse al gobierno
de la Unidad Popular, defender el derecho a la vida, la
libertad y la propiedad". La misma que hace pocas
semanas denunció con caracteres de escándalo y con la
ayuda de algunos miembros de ese grupo, que la Ministra
de Defensa Michele Bachelet había pertenecido al equipo
político del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (porque
en su juventud habría tenido un idilio con un
frentista), con el fin, según algunos analistas, de
derrumbar la estrategia preparada por la aplaudida
ministra para lograr avances en la reconciliación entre
militares y civiles, en este año de conmemoraciones del
quiebre nacional.
Fueron las expresiones vertidas por el actual
comandante en jefe del ejército, General Cheyre, en una
columna que le solicitó el diario "La Tercera"
publicada el 5 de enero, las que impactaron como inicio
de gestos conmemorativos y como el comienzo de un
cambio en la posición del Ejército respecto del período
de la dictadura militar y en especial, respecto de las
violaciones allí producidas contra los derechos
humanos. El general Cheyre reconoce y "lamenta" estos
hechos, distanciándose así del equipo militar apegado a
Pinochet. A partir del día siguiente, La Tercera
publica una sección "A 30 años del golpe militar" donde
se suceden los comentarios de políticos sobre los
dichos de Cheyre.
En mayo, otra noticia que se suma al marco del año de
conmemoraciones, alerta a todos, los medios sobre la
efemérides: Pablo Longueira, presidente de la Unión
Demócrata Independiente, UDI, en una entrevista en
Televisión Nacional afirma que su grupo está preparando
una propuesta para resolver en definitiva el problema
de los derechos humanos y las víctimas de la represión.
Es la primera vez que la ultra derecha pone el tema
sobre la mesa y reconoce como importante el "problema"
de los derechos humanos, aunque sigue justificando los
horrores cometidos durante la dictadura y atribuyendo
igual responsabilidad a la izquierda y a la derecha. No
obstante que su propuesta se desinfla cuando finalmente
la entregan al Poder Ejecutivo (proponen mejorar las
indemnizaciones a los familiares de las víctimas a
cambio del cierre de los procesos o punto final), dio
pie a que surgieran o resucitaran otras como el gran
objetivo del "año de los 30 años", removiendo así la
agenda noticiosa. El diario "La Segunda", quizás el más
abiertamente politizado de la empresa El Mercurio con
el tinte de la ultraderecha, únicamente entró al tema
cuando surgió la propuesta UDI Antes, apenas dio
espacio a las palabras de Cheyre y cuando lo hizo, de
inmediato reprodujo las expresiones del senador UDI
almirante ® Jorge Arancibia en el sentido de que la
opinión del comandante en jefe del Ejército era "un
tanto extemporánea y fuera de tono".
¿QUIEN MARCA LA AGENDA?
Nuevamente, es la derecha la que marca la pauta
informativa porque a partir de este momento y hasta la
actualidad, todos los medios debaten en torno a las
distintas propuestas que los diversos partidos
políticos están haciendo llegar a La Moneda para
satisfacer este vacío que obstaculiza la reconciliación
nacional a 30 años del golpe.
Hasta que Cheyre irrumpió con su mea culpa en su
columna en "La Tercera", los medios se ocupaban del
"caso coimas" (algunos diputados concertacionistas
comprometiendo favores a quienes cooperaron con su
campaña financiera electoral) o los sobresueldos
pagados por el Ministerio de Obras Públicas a
profesionales de alto nivel para llevar a cabo las
grandes obras de infraestructura caminera realizadas y
por realizar. Incluso se comenta que sus militantes se
enfadaron con Longueira por haber cambiado este tema de
la agenda noticiosa que ellos estaban orquestando tan
bien. Los escasos medios concertacionistas,
progresistas o izquierdistas, han seguido el ritmo de
la misma batuta.
Así, por ejemplo, "La Nación" (hoy sociedad anónima
mixta donde el 69 % de las acciones está en manos del
Ejecutivo y el resto en personeros de centro y de
derecha) se sumó al tema comentando los dichos de
Cheyre en el diario de COPESA y luego en Calama, donde
amplió su "Nunca más" señalando que ya es hora de que
los civiles que sacaron las castañas con la mano de las
fuerzas armadas también hicieran su mea culpa. El
diario concertacionista es el que mejor lo ha tratado
junto con la revista concertacionista "Siete más siete"
que dirige la periodista Mónica González, otra experta
en el asunto.
El resto de quienes se enfrentan a la prensa de derecha
son críticos de la Concertación desde la izquierda,
como los medios digitales "El mostrador", "Gran
Valparaíso", la antigua revista mirista "Punto
Final"(hoy promoviendo un frente de izquierda más
amplio), la revista cultural "Rocinante" o el exitoso
quincenario político-humorístico "The Clinic" (una
especie de "Topaze" postmoderno). Este último propuso
recientemente un "Nunca más" a los medios de derecha
por lo que callaron y ocultaron de los crímenes de la
dictadura.
De todos ellos, "Rocinante" fue la primera en recordar
el tema de los 30 años cuando en enero, publicó una
columna firmada por la Premio Nacional de Periodismo
Patricia Verdugo sobre la situación de los derechos
humanos en el año del trigésimo aniversario.
"Punto Final" escribió un artículo "a 30 años del golpe
y al inicio del fin de la Concertación", planteando la
nueva alternativa de su Foro Social y Democrático, y
ahora anuncia una serie de foros para debatir los
postulados de la UP con el concurso de universidades.
"The Clinic", como la mayoría, sólo a partir de junio
se ha interesado en analizar la tesis de Cheyre y ha
hecho chistes sobre la declaración más reciente de ocho
generales en retiro, donde por primera vez este
recalcitrante grupo de militares que fueron activos
durante la dictadura, aceptan que ha habido "problemas"
en materia de derechos humanos.
PLURALISMO AUN DEBIL
La triste realidad es que aún cuando algunos de estos
medios progresistas, que representan la opinión y el
sentir de la mayoría de los chilenos, trataran de
conducir la pauta noticiosa, sus resultados serían
escasos. Con excepción de Radio Cooperativa, primera en
sintonía desde hace años, tienen poca fuerza porque
carecen de apoyo económico para un desarrollo sin
tribulaciones. La publicidad, savia que sostiene los
medios de comunicación en el sistema de mercado, se va
sin vacilaciones a los medios de la derecha porque allí
están sus intereses y sus convenios, tácitos o no. Peor
aún, la publicidad estatal también se va
mayoritariamente a esos medios por cuando tienen mayor
circulación o sintonía. Y cuando los medios del
progresismo se esfuerzan por mostrar reportajes
interesantes para ganar audiencia, como lo hizo "La
Nación Domingo" en el primer semestre del año, si
alguna denuncia provoca molestia en algún empresario,
con billetes compran toda la edición impidiendo su
llegada a sus destinatarios naturales. Una forma de
censura ruda. Por lo demás, la distribución de los
medios es otro mecanismo en manos de la derecha y ya
los medios progresistas están restringidos de partida.
"No nos dan más ejemplares", aducen los propietarios de
kioscos.
De este modo, cuando la mayoría dentro del espectro de
diarios, radios y estaciones de televisión está en
manos de personas con pensamiento de derecha; cuando la
reciente Ley de Prensa (promulgada en 2001) entregó un
caramelo sobre el tema de la concentración de medios
(fondos para que se hagan estudios científicos o
académicos sobre el pluralismo en el sistema
mediático), queda claro quién pone los temas a la
opinión pública chilena y cómo los modela, a 30 años
del golpe.-
* Lidia Baltra. Periodista. Santiago, Chile, ANCHI
https://www.alainet.org/es/active/4248
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