Polo: proyecto válido sin actor válido
15/11/2010
- Opinión
Los momentos fundacionales o las condiciones genéticas marcan a los partidos con rasgos organizacionales notablemente duraderos: Kenneth Roberts, CornellUniversity, 2006.
Un partido se forma porque una parte de la sociedad lo necesita. Un conjunto de sectores se deciden a formar un partido porque consideran que el proyecto político en el cual coinciden no cabe en ninguno de los partidos existentes. A la formación de un partido preceden una serie de movimientos políticos: rupturas, aproximaciones, metamorfosis, condicionamientos legales, agitaciones en la base ciudadana, intensas discusiones, iniciativa política por parte de nuevos liderazgos.
El Polo se forma en un contexto en el cual se mezclan las condiciones creadas por la Constitución de 1991, favorables a la superación del bipartidismo tradicional, la pérdida total de posibilidades por parte del proyecto armado de las FARC y el ELN, las enormes posibilidades que se visualizan en 1999 con la elección de los Gobernadores del Sur (Tolima, Cauca, Nariño, Huila, Caquetá y Putumayo) y muchos gobernantes locales independientes, respaldados por más de dos millones de votos. Circunstancias propias que se encuentran con otra más amplia y determinante a nivel latinoamericano: la destorcida del neoliberalismo y el consiguiente auge de los proyectos de izquierda que en muchos países llegan al Gobierno. Se trata de saldar, o al menos reducir, la deuda social acumulada. El cambio se conoce como primavera democrática. El Polo comparte este impulso.
Izquierda social, izquierda política, sectores democráticos desprendidos de los partidos tradicionales, destacados exponentes del pensamiento crítico democrático, llegan en marzo de 2002, cuando el país experimenta el fracaso de los diálogos del Caguán, a una convergencia política amplia, que se expresa en el primer Polo Democrático encabezado por Lucho Garzón, iniciativa que se erige en las elecciones presidenciales de ese año como alternativa al polo autoritario y guerrerista que encabeza Álvaro Uribe Vélez quien propone la vía de la “seguridad democrática”.
Vienen luego el Polo Democrático Independiente PDI y Alternativa Democrática AD que ganan la Alcaldía de Bogotá en 2003 y que, ya unidos en el PDA, diciembre de 2005, obedeciendo a requerimientos y aprovechando condiciones creadas por la reforma política, obtienen en 2006 con Carlos Gaviria la segunda votación a la Presidencia de la República y repiten alcaldía de Bogotá con Samuel Moreno en 2007. Una gobernación propia, la de Nariño con Antonio Navarro y otras cinco en coalición, amén de 20 alcaldías, son ganancias netas del Polo Democrático. No obstante la bancada parlamentaria pasa de 11 a 8 senadores y de 7 a 4 representantes en marzo de 2010.
El proyecto político del Polo que acumula experiencia de varias décadas de luchas, debates y ensayos de unidad se identifica en un conjunto de tesis que tienen como ejes la dignidad nacional, la profundización integral de la democracia, la paz democrática, el empleo indeclinable de medios de lucha civil y el compromiso con el ejercicio transparente de la política y el poder. Este proyecto, simple y certero, contenido en el Ideario de Unidad y en reglas de juego para manejar la pluralidad de visiones y aspiraciones, comienza electoralmente bien pero pronto se advierte que su institucionalidad es débil, que los grupos y líderes que lo conforman no se someten fácilmente a las reglas de juego pactadas por ellos mismos.
Los proyectos particulares, colectivos o personales, siguen teniendo más importancia que el proyecto común. El Polo sigue marcado por sus condiciones de origen (epígrafe). El Ideario se Unidad se exalta y proclama prácticamente por todos, pero no es apropiado culturalmente ni asumido por nadie como horizonte y brújula real de la acción política. Más que como un partido, el Polo desde un comienzo se expresa y manifiesta como unidad de acción o coalición de fuerzas disímiles, orgánicas unas, inorgánicas otras. Más se parece el Polo al FA (Frente Amplio) de Uruguay que al PT (Partido de los Trabajadores) de Brasil.
Los órganos de dirección a nivel nacional y regional se muestran incapaces de orientar, articular y potenciar la acción parlamentaria, la acción de Gobierno, la acción organizativa, la acción comunicativa, formativa y cultural, la relación con partidos y gobiernos hermanos en el continente... No se afianza la identidad y la cohesión, no se consolida una estrategia eficaz de acumulación de fuerzas mediante alianzas amplias, no se instalan las nuevas costumbres políticas de transparencia cero corrupción y participación ciudadana en profundidad en el manejo de lo público. Dolorosamente se comprueba que a pesar de sus objetivos y logros sociales, innegables, la izquierda no gobierna en forma diferente a la derecha. Ahora estamos ante el fenómeno del socialclientelismo.
La campaña presidencial de 2010 la realiza el partido en condiciones externas e internas extremadamente difíciles: propaganda negra desde el Gobierno y serias discrepancias en sus filas. El Polo después de un período de vacilaciones rodea al candidato ganador de la consulta Gustavo Petro, éste después de bregar por conformar un gran frente alternativo al uribismo, transcurrido un tiempo glorioso de siete semanas (13 de abril a 30 de mayo) con máximo empeño de todos, en particular de la presidenta del Partido Clara López, termina reconocido ampliamente como el más sólido de los candidatos, pero sólo obtiene cerca de 1.4 millones de votos, el 10% de la votación general, que no le alcanza para pasar a la segunda vuelta, la cual se define entre AntanasMockus del joven Partido Verde quien obtiene 3.5 millones de votos y Juan Manuel Santos de la coalición uribista quien obtiene 9 millones de votos.
Extrañamente el partido, a pesar de salir bien librado de la contienda presidencial, en cuanto posiciona temas programáticos importantes, no se extingue ni queda en déficit financiero, sin embargo, no pasa a la siguiente fase aprovechando los acumulados obtenidos en la anterior, limitados pero reales, sino que se precipita en un mar de contradicciones, indisciplinas, desencuentros e inculpaciones. Es así como el Polo está atravesado hoy por tres álgidos debates: 1. La gestión de Samuel Moreno en Bogotá, 2. El ejercicio de la oposición al Gobierno de Juan Manuel Santos, 3. La forma de conducir el partido.
Esta compleja circunstancia interna se torna dramática ante la circunstancia externa que exige respuesta al reto de las elecciones territoriales previstas para octubre de 2011. Crecen las dudas sobre la capacidad del Polo para conservar la Alcaldía de Bogotá, no por las obras que se adelantan sino por los inmensos interrogantes de dominio público sobre el manejo transparente de las mismas.
Asumir el control político desde sus propias filas y no esperar pasivamente que llegue de fuera es una forma de mostrar a la ciudadanía que el partido tiene capacidad para ser coherente y no está definitivamente cooptado por la vieja política. No es una agresión al partido, es una acción legítima para superar dificultades y despejar el camino hacia el futuro. Por ello una Comisión calificada – el excandidato Gustavo Petro, el senador Luis Carlos Avellaneda, el concejal de la ciudad Carlos Vicente de Roux – asume el examen inicial de la contratación administrativa en Bogotá. Recogen informaciones parciales y preocupaciones ciudadanas que llevan meses. La iniciativa es pública porque el problema es público.
Sin embargo, la necesaria clarificación sobre la contratación en la capital, ya asumida por la Comisión de Ética del Polo y por los órganos legales de control, no debe ahogar la debida atención a los otros asuntos que tienen importancia vital para el partido.
Observadores y analistas tanto internos como externos reiteran que el Polo no debe insistir en lo que no es ni puede ser por ahora: un partido con organización única. Se sugiere aceptar la realidad de coalición y adoptar reglas de juego, más flexibles que los actuales estatutos, que den cuenta de esa realidad, la ordenen y proyecten. Algunos proponen reglamentar las tendencias tomando plenamente en cuenta las características que ellas presentan en el PDA.
La impresión que se tiene de que la complejidad de la situación del partido rebasa a las actuales instancias directivas comienza a generar propuestas como la de dirección plural o colegiada, o posiciones como la planteada en los últimos días por el joven parlamentario polista Iván Cepeda quien goza de amplio respeto dentro y fuera del partido: “Ni apoyos acríticos, ni actitudes encubridoras, ni caudillismos, debate amplio y franco” (Revista Semana). Cepeda, ya se oye, podría ser una excelente opción de presidencia hasta la realización del Congreso del partido que debería realizarse en el primer semestre de 2011.
Llegar a la meta de los cinco años es una excelente oportunidad para analizar seriamente la experiencia de construcción de partido con estudios, testimonios, debates, intercambios con partidos hermanos, en una palabra profundizar en la validez y viabilidad del proyecto político. Coinciden los cinco años del Polo con la presencia en Bogotá de importantes integrantes del Foro de Sao Paulo que aglutina a los partidos de izquierda en el continente. Valiosa oportunidad para contar con su experiencia sobre todo en la forma de afrontar y superar las situaciones de crisis.
En síntesis podría decirse que el PDA presenta el caso de un proyecto válido que no cuenta con un actor válido para hacerlo realidad. Falla el actor, no el proyecto. La institucionalidad partidista es débil, hay grupos y personalidades demasiado fuertes que no le dan prioridad al proyecto común sino a sus proyectos particulares. En buena hora nació la criatura, pero hoy, a sus cinco años de existencia formal, el proyecto político del Polo es un niño huérfano de padres responsables.
- Luis I. Sandoval M. es Investigador social - Columnista de prensa. Autor del libro Polo Democrático Alternativo: ¿Hacia dónde, con quiénes?, Presentación de Francisco Leal Buitrago, Democracia.
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 232, Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
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