Mujica y Lacalle irán a segunda vuelta el 29 de noviembre
Continuidad progresista o giro a la derecha
05/11/2009
- Opinión
En suspenso: el 25 de octubre se desarrollaron en Uruguay las elecciones nacionales para dirimir quién conducirá al país: el candidato del Frente Amplio, José Mujica o Luis Alberto Lacalle del Partido Nacional. Aunque Mujica obtuvo el 48% de los votos, 20 puntos por sobre Lacalle, habrá segunda vuelta electoral el 29 de noviembre. Los votos para anular la Ley de Impunidad y para lograr que los uruguayos residentes en el exterior puedan elegir tampoco alcanzaron la mayoría necesaria. El Frente Amplio obtuvo mayoría de representantes en ambas cámaras.
El futuro de Uruguay quedó suspendido hasta el 29 de noviembre. José Mujica, el candidato por el Frente Amplio no logró la mayoría del 50% más uno de los votos necesarios para no ir a segunda vuelta. Obtuvo el 48,16%, seguido de Alberto Lacalle (Partido Nacional, PN) que logró el 28,9%. Pedro Bordaberry, del Partido Colorado (PC) consiguió el 16,66%, Pablo Mieres, del Partido Independiente (PI) el 2,47% y Raúl Rodríguez, candidato por la Asamblea Popular (AP), sólo el 0,6%. Los votos observados fueron el 1,4%, mientras que los anulados y en blanco treparon al 2,1%. Lo que sí quedó definido en la elección del último domingo de octubre fue la composición del Parlamento: en la Cámara de Senadores, 16 representantes serán del FA, nueve del Partido Nacional y cinco, del Colorado. En Diputados, el Frente Amplio contará con 50 representantes, el Partido Nacional con 30, el Colorado con 17 y el Partido Independiente con dos. Con estos resultados, el Frente Amplio tiene mayoría en ambas Cámaras.
Consultas ciudadanas
Además de las elecciones nacionales, se realizaron dos consultas ciudadanas. Una para anular la Ley de Pretensión Punitiva del Estado, más conocida como Ley de Impunidad, que deja sin condenar a los golpistas que cometieron crímenes de lesa humanidad durante la pasada dictadura cívico militar (1973-1985). El otro referendo era para habilitar el voto epistolar de más de medio millón de uruguayos que viven en el exterior. Ninguna de las dos iniciativas fue aprobada. Para que resultaran ratificadas, se necesitaba el apoyo del 50% más uno de los sufragios emitidos. La anulación de la Ley de Impunidad fue acompañada por el 47,36% (1.090.859 votantes); y el voto epistolar fue apoyado por el 36,93% (850.691 votantes). En Uruguay, 2.303.336 de ciudadanos están habilitados para votar. Para que algún candidato resulte electo en primera vuelta debe recoger el apoyo explícito de la mitad más uno de los votos emitidos, no de los válidos. Por lo que se incluye a los anulados, observados y en blanco; incluso si hubiera votos repetidos, éstos también se computan aumentando la cifra exigida. En los plebiscitos, a esta lógica, se sumaba que sólo se votaba a favor, tomando como votos contrarios todos aquellos que no tenían ninguna de las dos papeletas que buscaban anular la Ley de Impunidad (papeleta rosada) y habilitar el voto de los ciudadanos en el extranjero (papeleta blanca).
Proyecciones para el balotaje
En la segunda vuelta, sólo se computarán los sufragios que se emitan por Mujica o Lacalle y ganará el que tenga más adhesiones. Los votos anulados y en blanco no tendrán ninguna incidencia para ninguno de los candidatos. Los números del 25 de octubre ubicaron a Mujica en la puerta de un segundo gobierno progresista, pero también abrieron la posibilidad para que la derecha retome las riendas del gobierno nacional. En el acto público, luego de conocidos los resultados electorales, Mujica manifestó a la prensa que “en cualquier parte del mundo un partido con el 48% gana las elecciones, en Uruguay, no”, indicando que la última reforma constitucional fue concebida para “cerrarle el paso” al Frente Amplio en su acceso al gobierno. Su compañero de fórmula, el senador Danilo Astori, indicó: “esta victoria nos pone ante un desafío más. Vamos a encarar este nuevo reto y tener una distancia superior a la que existía en 2004. Nos encaminamos hacia la victoria y estamos seguros de que en esta segunda vuelta vamos a poder comparar nuestro proyecto con el de los partidos tradicionales”. Astori señaló que la segunda vuelta será un plebiscito entre dos tipos de gestión: “la de un país gris, del pasado, de crisis, y la de este gobierno de oportunidades de Tabaré Vázquez”. Desde las filas de la oposición, los resultados fueron tomados como “una victoria” pues siguen en carrera, pero además porque no se aprobó ninguno de los plebiscitos que ellos rechazaban. El candidato por el Partido Colorado, Pedro Bordaberry, (hijo del golpista y dictador José María Bordaberry que está condenado como tal) se congratuló por el renacer del Partido que en las pasadas elecciones estuvo al borde del colapso. “El Partido Colorado goza de buena salud”, dijo al iniciar su discurso. “Hemos recuperado nuestra identidad, nuestra propuesta, nuestra actitud, el orgullo de salir por las calles con la bandera de nuestro partido”. Además, anunció que votaría por el candidato Luis Alberto Lacalle en la segunda vuelta. Su pronunciamiento fue reforzado luego por la dirección del Partido, que resolvió apoyar a Lacalle en el balotaje. El propio Lacalle, luego de saber que habría segunda vuelta, buscó posicionarse como “el candidato de todos los uruguayos”, al tiempo que detrás suyo y de su compañero de fórmula, Jorge Larrañaga, se desplegaba una bandera uruguaya sustituyendo a la partidaria. Sus seguidores lo denominan el “candidato de la esperanza”. Lacalle agradeció, además, “el apoyo incondicional recibido por Pedro Bordaberry”. En tanto, Larrañaga quien sí promueve las actividades partidarias, expresó que la fórmula nacionalista tiene un amplio respaldo en el país: “ahora toca elegir quién va a comandar la Presidencia de la República y el Poder Ejecutivo, la opción es entre la radicalización de Mujica o el equilibrio de Lacalle”. Por su parte, Pablo Mieres y la dirección del Partido Independiente, resolvieron no apoyar a ningún candidato acordando que ninguna de las figuras visibles del Partido explicite públicamente a quién va a acompañar con su voto. El otro sector que cuenta, una reciente escisión del Frente Amplio, es la Asamblea Popular cuyos integrantes han decidido anular el voto. “Lo peor que le podría pasar al pueblo uruguayo son otros cinco años de gobierno progresista de Astori”, aseguraron. Sin embargo, también están en danza los votos que fueron anulados en la pasada elección y aquellos que votaron en blanco. En este 5% que suman los votos del PI, la AP, los anulados y en blanco parece estar la clave del futuro del pueblo uruguayo. La opción es entre la propuesta progresista encabezada por el ex dirigente tupamaro José Mujica o la neoliberal de Luis Alberto Lacalle.
América XXI, Año VII, No. 55, noviembre 2009
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