Asco

08/03/2009
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A algunos los mataron a sangre fría, a otros los dejaron morir por omisión de asistencia.

A otros los torturaron hasta la muerte y luego escondieron sus cadáveres.

Torturaron hasta la muerte y luego escondieron el cadáver del maestro Julio Castro, un hombre de 69 años incapaz de matar una mosca, por ejemplo.

Secuestraron familias enteras en Argentina y las trajeron para matarlas acá.

Violaron a mujeres y a hombres, a adultos y a adolescentes.

Les robaron a sus hijos y los criaron como propios.

Hicieron tantas porquerías que hasta da vergüenza contarlas.

Pero también les robaron sus cosas, les vaciaron sus casas.

Congelaron los salarios y hambrearon al pueblo durante una década.

Pero ellos se pagaron sueldos exorbitantes y acomodaron a parientes y amigos.

Se enriquecieron ilícitamente mediante todo tipo de coimas, componendas, negociados y chanchullos.

Multiplicaron por diez la deuda externa y gastaron esos dineros sin rendir cuentas.

Todo en nombre de la Patria, todo usando el aparato del Estado en beneficio propio.

Luego, sus cómplices civiles votaron una ley renunciando a castigarlos y el 62% del pueblo refrendó esa ley en un plebiscito.

Ahora, cuando un resquicio de esa ley permite investigar algunas cosas, ninguno de esos criminales se acuerda de nada.

No saben, no contestan, no estuvieron, ellos no fueron... ninguno vio, ninguno sabía, ninguno oyó.

Callaron, callan y callarán, porque esas basuras humanas no sólo no están arrepentidas de nada, sino que ni siquiera tienen la valentía necesaria como para hacerse cargo de sus actos, aún en la impunidad.

Hay gente que habla de olvidar y de perdonar.

Yo no puedo olvidar, entre otras cosas porque los desaparecidos siguen sin aparecer.

Yo no puedo perdonar porque no soy Dios, que dicen que es el único que perdona barbaridades como éstas.

Pero hay gente a la que todo esto no le importa.

Hay gente que hasta es capaz de compartir gozosamente su lecho con este tipo de bestias.

Está en su derecho, pero yo también estoy en mi derecho de sentir asco, mucho asco.

Lo lamento, quisiera poder tomarme estas cosas tan livianamente como las toman otros pero no puedo.

Perdón por el mal momento.

 

COMCOSUR AL DÍA /12.12.08/ Montevideo/Uruguay

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