La agenda pendiente del 2009
- Opinión
La configuración del proyecto de cambio
Ecuador atraviesa por un momento político inédito en la historia de su endeble democracia, momento caracterizado por la ruptura de la razón oligárquica empresarial que al fin parece debilitarse hasta su mínima expresión producto de la maduración y movilización de una ciudadanía popular activada por más de una década pero que hasta hace poco carecía de orientación y dirección política definida.
Es la estructuración de esta ciudadanía popular alrededor del programa de Alianza País liderado por Rafael Correa lo que ha transformado el escenario político ecuatoriano y ha desconfigurado de raíz los poderes tradicionales organizados en los partidos políticos que dominaron los espacios de decisión en todos los poros de la sociedad e institucionalidad ecuatoriana en los últimos 30 años.
Lo que ahora procesamos, entonces es el producto de la contradicción de una forma de ejercicio del poder oligárquico empresarial con una ciudadanía que saturó su capacidad de tolerancia a la ausencia de respuestas para una vida de estabilidad, trabajo y bienestar. Los desgobiernos y el mal desarrollo asimilados a la corriente global del neoliberalismo le condujeron al país a un estado de coma en que la inanición económica fue su característica central. La ausencia de fuentes de trabajo por la desinversión en el aparato productivo, la crónica incompetencia empresarial para promover desarrollo y esparcir riqueza producto de su actividad, la falta de políticas públicas para dinamizar la economía, la corrupción generalizada, la desinstitucionalización del Estado y el abandono al municipalismo, son algunos de los elementos que explican el crecimiento del desempleo, la informalidad, la inseguridad ciudadana y los masivos procesos migratorios de ecuatorianos al exterior.
La conjunción de los procesos políticos y económicos da a luz un personaje con todas las características para liderar esta ciudadanía popular: Rafael Correa quién estructura el movimiento político que ahora gobierna y que tuvo la sensatez de recoger y llevarlo al plano de gobierno y de conceptos constitucionales con la carta magna del 2008, la agenda que la sociedad ecuatoriana reclamaba desde décadas atrás.
Hacia un 2009 con ciudadanía activa
Si el proceso de cambio se abrió ruta en estos dos años de “revolución ciudadana” en base a una tenaz lucha contra la red de actores del viejo orden que no terminan de aceptar nuevas reglas que resquebrajan sus mecanismos de enriquecimiento y sus sistema de privilegios, el 2009 será la prueba de viabilidad del nuevo modelo ya que la tarea prioritaria es institucionalizarlo en base a lógicas consecuentes con la transparencia, el debido proceso y la participación ciudadana, dentro de un contexto global de crisis económica y de adversidad política de los viejos poderes internos y de los poderes financieros externos.
La tarea fundamental entonces es abrir al debate nacional, el conjunto de leyes orgánicas necesarias para la reestructuración del país en el nuevo esquema de desarrollo democrático que todavía está en agenda, esquema que tiene algunos ejes vertebrantes:
- La activación de la democracia participativa donde esa ciudadanía tenga el espacio suficiente para discernir, proponer e incidir.
- El fortalecimiento de la soberanía nacional, la protección ambiental y la defensa de cientos de comunidades amenazadas sobre todo en lo relacionado a las transacciones en recursos naturales y mineros con las grandes empresas multinacionales.
- El diseño de políticas soberanas respecto a la crisis financiera global que puedan proteger la economía nacional, el sistema productivo local, los ingresos de la población económicamente activa y por ende la capacidad de consumo de la población.
- La reactivación del sector agrario, fundamentalmente aquel destinado a la producción de alimentos que lo generan la mayoría de los pequeños campesinos de las comunidades rurales del país.
- La descentralización y el desarrollo local sin los cuales la democracia territorial no puede hacerse realidad.
- El impulso a la reconstitución de la organización política ya sea bajo la forma de partidos, movimientos u otras innovaciones siempre desde una perspectiva de respeto a la pluralidad, la diferencia y la democracia.
Si esos son los desafíos del gobierno, la ciudadanía tiene una mayor responsabilidad de vigilar e involucrarse en la gestión pública del gobierno que se denomina ciudadano, pues es la sociedad que pasó generaciones en la fila de espera la que ahora tiene la oportunidad que no podemos soslayarla y dejar la decisión otra vez sólo a los líderes que viven entre el compromiso con sus electores y las tentaciones del poder.
En esa perspectiva, el 2009 debe constituirse en el tiempo preciso para consolidar una ciudadanía con capacidad de propuesta, de crítica y control social; es la agenda ciudadana la apuesta y no una camiseta política; es el futuro del país y el buen vivir el que está en juego y no una estadía en Carondelet; es la profundización de la democracia y no sólo elecciones lo que debe movilizarnos.
Patricio Carpio Benalcázar
Fundación OFIS
Ecuador
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