La rebelión de las bases

17/12/2008
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Montevideo

 

A principios del mes pasado, Tabaré Vázquez se desafilió del Partido Socialista luego de que su Congreso lamentara profundamente el veto presidencial a la despenalización del aborto y mandatara a sus parlamentarios volver a presentar la iniciativa en el próximo período. El pasado domingo, el Congreso del Frente Amplio aprobó una iniciativa en el mismo sentido. Si fuera coherente, ahora el presidente Vázquez debería renunciar al Frente Amplio. ¿No?

 

Porque no fue esa la única desautorización que hizo el congreso al hasta ahora mandamás de la coalición. También votó a favor de la anulación de la Ley de Caducidad y en contra de la firma de ningún tipo de Tratado de Libre Comercio con los EE.UU., dos temas también caros al presidente. Pero además, el Congreso “escupió” a su delfín, el senador Danilo Astori, en su carrera por la candidatura a la presidencia de la República.

 

En efecto, mientras José Mujica recogió el 71.15% de los votos emitidos, y hasta el “gris” Marcos Carámbula logró el 42.50%, el entenado de Tabaré Vázquez sólo recogió el 23.77%. El asunto es grave si se toma en cuenta que los congresistas podían votar a más de un precandidato a la vez. O sea que lo más importante no es que Astori recibió sólo el 23.77% de los votos, sino que fue rechazado por el 76.23% de los congresistas.

 

Y por si eso fuera poco, muchas de las líneas programáticas definidas por el Congreso son abiertamente discrepantes con las que llevó adelante Astori mientras fue ministro de Economía, por ejemplo lo del rechazo al TLC con EE.UU.

 

Está muy claro que la correlación de fuerzas en el Congreso no es un espejo de la opinión de los votantes del Frente Amplio, así que por ahora no hay motivos para descartar rotundamente un eventual triunfo de Danilo Astori en las elecciones internas de junio del año próximo. Si así fuera, y si luego el Frente Amplio con Astori a la cabeza ganara las elecciones generales de octubre de 2009, nos encontraríamos con la curiosa situación de que el encargado de llevar adelante el programa definido por el Congreso discreparía con varias de sus líneas fundamentales.

 

¿Que haría entonces un eventual Astori Presidente? ¿Disciplinarse y respetar a regañadientes lo resuelto por el Congreso de su fuerza política? ¿O ­como lo ha hecho en varias ocasiones su padrino el presidente Vázquez- pasarse por (salva sea la parte) esas resoluciones y proceder según su criterio, amparado en las amplias potestades que da al Poder Ejecutivo la actual Constitución? Astori se muestra confiado de ganar en la cancha lo que perdió en la liga. Yo no estaría tan seguro. No creo que haya tanta diferencia entre lo que opinan la mayoría de los frenteamplistas y lo que opinó el Congreso.

 

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