Presidente empacado

Si no hacen lo que él quiere, agarra y se va...

05/12/2008
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- Como el Partido lo contradijo, el presidente Tabaré Vázquez renunció al Partido. Está muy bien. Si el Partido no hace lo que quiere Mahoma, Mahoma se va del Partido. Porque Vázquez nunca fue un hombre “de Partido” al menos desde que fue electo intendente de Montevideo en 1989. En su carácter de “candidato de todos los frenteamplistas” Vázquez nunca siguió la línea del Partido Socialista, sino la suya propia.
 
Pero lo curioso es que en su carta de renuncia, Vázquez dice que se sigue “sintiendo socialista”. ¿Socialista el presidente Vázquez? ¡Caramba! Y bueno, está bien, cada uno es libre de sentirse como se quiera sentir. Eso sí, ser socialista no es una “sensación”. Porque uno no es lo que es por sentirse como se sienta sino porque hace lo que hace (aquello de que uno no es sus dichos sino sus obras). El doctor Vázquez se sintió “socialista” por primera vez a los 40 años de edad, y entonces decidió afiliarse al partido. Si hubiera preguntado por lo del aborto, hubiera podido elegir mejor, justo fue a elegir para empezar a militar un partido que llevaba décadas levantando la bandera de la despenalización.
 
Pero con sus abrazos a George Bush y con su desesperación por firmar un TLC con EE.UU. (por no abundar), el presidente Vázquez se parece muy poco a un “socialista”. Pero claro, su incorrecta autodenominación no llama la atención, porque el término se ha desteñido tanto en los últimos años, que ahora cualquier capitalista se puede llamar “socialista” y a nadie le llama la atención. Véanse sino los casos de Felipe González o José Luis Rodríguez (Zapatero) en España o de Michelle Bachelet en Chile; todos “socialistas” abrazados al Gran Capital tanto o más que sus colegas derechistas...
 
En fin, la cosa es que el Partido Socialista ocultó durante diez días la renuncia de Vázquez, a pesar de que en un Post Scriptum que llamó Post Data, el presidente solicitaba que su decisión se hiciera pública no bien fuera recibida por su Comité Central. En esos días se realizaron intensas gestiones para que la renuncia fuera retirada, pero no hubo suerte y Vázquez se mantuvo en sus trece. La noticia tomó estado público el martes a última hora, y se sospecha que la “filtración” fue ordenada desde la presidencia misma.
 
El Partido Socialista es difícil de entender. Sus legisladores fueron de los principales impulsores de la despenalización del aborto, a sabiendas de la oposición del afiliado Vázquez y de su consiguiente veto. Producido éste, su Congreso lo lamentó “profundamente”, manifestó “su discrepancia con los fundamentos utilizados para el mismo", mandató a sus legisladores a que “al inicio del nuevo período legislativo presenten nuevamente el proyecto de ley", y ahora se asombra de que el presidente renuncie... Además, el Partido Socialista rechazó la fórmula presidencial Astori-Mujica propuesta por Vázquez, y en su lugar postuló a la presidencia al ministro Daniel Martínez. ¿Qué esperaba el Partido Socialista que hiciera Vázquez? ¿Mirar para otro lado?
 
Vázquez va de derrota en derrota. Luego de años de hacer y deshacer a su antojo, ahora se encuentra con que su opinión importa un rábano y eso no le gusta nada. Más allá de algunos de sus incondicionales (Víctor Rossi, María Julia Muñoz, Gonzalo Fernández), ninguna figura frenteamplista de envergadura ha apoyado abierta y militantemente la fantasmal campaña por su reelección. Ahora huérfano de Partido, Vázquez podrá dedicar el próximo período electoral a conformar un grupo propio y a tejer las alianzas subterráneas que le permitan volver a ocupar el lugar que ama.

COMCOSUR AL DÍA /05.12.08/ Montevideo/Uruguay

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