El paro cívico convocado en seis departamentos terminó como se temía casi preanunciado: Acatamiento en los barrios de las seis capitales y algunas ciudades intermedias… pero con marcada indiferencia en las zonas periféricas de esas urbes e indiferencia en el área rural e indígena en esos mismos departamentos.

Más allá de las apreciaciones y evaluaciones de dirigentes sindicales, políticos o empresariales, lo evidente es lo que se vio en varios canales de televisión: La medida no fue hegemónica y menos contundente.

Peleas en Tarija y en Santa Cruz, sobretodo más allá del caso céntrico y en algunos barrios como Plan 3.000. Pero por ejemplo, la zona del Chaco, que involucra a tres departamentos, no acató la medida o lo hizo de manera muy esporádica.

En Pando, la comunidad fronteriza de Alto Bahía pasó el día en normalidad y en Riberalta el paro prácticamente no tuvo efecto.

Chuquisaca, al igual que Cochabamba se mostraron más dividas que nunca: Miles de campesinos chuquisaqueños se apostaron cerca de la sede de la Asamblea Constituyente y su sola presencia desafió al más radical al de los cívicos de esa región. En Cochabamba. Municipios como Quillacollo no acataron la medida de fuerza.

Por ello, más allá de los apasionamientos de uno u otro lado, el paro fue contundente, en los cascos céntricos, en las plazas principales y en entidades empresariales, aunque esto último tiene su excepción. Informes preliminares señalan que los trabajadores de la conocida fábrica de aceite “Fino” cuyo propietario es el presidente del Comité Pro Santa Cruz, Branco Marinkovic, fueron obligados a trabajar, “rompiendo” el paro decretado por su dueño.

De confirmarse este hecho, mostraría la verdadera faz de los impulsores de la lucha “por la democracia”, aquellos que se beneficiaron con tierras, con prebendas y otros beneficios no siempre bien habidos.

Fuente: Agencia Nacional de Noticias Chaco-Amazonía–ANC (Bolivia)