Hacia la integración indígena de oriente y occidente

02/07/2007
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Santa Cruz

Si tomamos como punto de partida el año 2000, durante seis años los pueblos indígenas de Bolivia, de tierras bajas y de tierras altas, fueron protagonistas de reclamos sociales que apenas fueron tomados en cuenta por los poderes del Estado.

En ese tiempo, aunque ya desde 1990, los indígenas del oriente realizaron varias y kilométricas marchas desde Trinidad o Santa Cruz, hacia La Paz, como forma de reclamar su dignidad (por increíble que parezca), su autonomía y su derecho a la tierra y territorio.

Ya en 2002, la marcha fue por la convocatoria a una Asamblea Constituyente, pedido que no fue escuchado en esa época, ni siquiera por la prensa nacional.

Por su lado, los indígenas de occidente reclamaron por una mejor administración de los recursos naturales y por la inclusión y el ejercicio de sus derechos.

La protesta en el altiplano fue más violenta. Marchas, bloqueos y hasta "cercos" a ciudades fueron la característica de esa protesta que tuvo varios resultados.

Sin embargo, se nota que en medio de los reclamos y de las protestas, prevalecen en muchas ocasiones, las visiones no siempre de gran alcance ni de largo plazo, de los dirigentes e ideólogos de los pueblos indígenas.

Por ejemplo, una notoria carencia es la visión conjunta de los pueblos indígenas de oriente y de occidente.

Mirando con cierto detenimiento, es fácil percibir que los reclamos indígenas son casi idénticos, pero que los procedimientos y las formas de reclamar tienen una característica particular.

Por ello, es pertinente que los pueblos indígenas, de tierras bajas y de tierras altas, conjuncionen esfuerzos, recursos y voluntades, que es lo que se vio muy poco hasta ahora.

Evidentemente, existen avances. El Pacto de Unidad o el mismo Bloque Oriente, que aglutinan a casi todas las organizaciones sociales y especialmente indígenas en el oriente, es prueba de ese progreso.

Sin embargo, hace falta que las dirigencias y las bases de una región conozcan más de cerca la realidad de la otra. Por ejemplo, fuera interesante que los guaraníes y ex "empatronados" de Itananbikua, cerca de Camiri, vayan a Sacaca, Caripuyo u a los otros 11 municipios del Norte Potosí y compartan, con esas familias que se ven obligadas a ciclos permanentes de migración que los arrastra a la mendicidad.

Por su lado, también sería productivo que los dirigentes de los ayllus del Norte Potosí, y especialmente de las federaciones de las cinco provincias de esa deprimida región boliviana, vayan Itananbikua, en el Chaco y vean que la marginación se da en ambos sectores geográficos.

En Itananbikua (a 15 kilómetros de Camiri) tenemos a los hermanos ex "empatronados" (o semi-esclavos) que se fugaron de las haciendas y cuyos hijos viven en internados externos (alojados en viviendas) y estudian en el colegio bilingüe (guaraní-castellano) Juan Pablo Rivera.

Solo así, conociéndonos, podremos tener más fuerza a la hora de reclamar nuestros derechos sociales, sociales y culturales, es decir, podremos avanzar en el ejercicio de ciudadanía plena. No hay otra.

Fuente: Agencia Nacional de Noticias Chaco-Amazonía–ANC (Bolivia)


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