El reino de las maravillas y las pesadillas

08/06/2007
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Madrid

Por muchas razones, la migración boliviana a España es muy especial.
Por un lado, porque gran parte de los "nuevos" inmigrantes, llegaron hace un par de meses, sin tener una clara idea de lo que se iban a encontrar más allá del aeropuerto. Al quedarse más de los tres meses de "turismo" y violar la Ley de Extranjería, gente muy honesta ha tenido que incorporar en su diccionario las palabras "indocumentado" o "ilegal" que en sí mismas no serían gran cosa, porque todos tienen SUS documentos y no tienen antecedentes penales, pero que tienen connotaciones muy serias a la hora de conseguir trabajo, buscar un buen salario o simplemente quedarse aquí.

Luego de haber cruzado el gran charco su vida ya no es igual, para bien o para mal. Por un lado, están los que consiguieron trabajo en los primeros días y pudieron enviar dinero a Bolivia para pagar las deudas del billete de avión. Los que encontraron jefes comprensivos y justos y que ya los han integrado como parte de su familia. Los que dejaron la mala experiencia de un amor o de un matrimonio en nuestro país y que ahora encuentran experiencias interculturales más románticas. Los que agradecen que la atención sanitaria sea gratuita en España y que hoy curan sus enfermedades.

Por el otro, están los que fueron engañados con falsas promesas de los compatriotas para que vengan y que luego de unos días los echen de la casa, si no pagan el alquiler. Los que trabajaron muy duro dos o tres meses y que hasta ahora no reciben su salario. Los burócratas y profesionales que allá planificaron edificios y planes macroeconómicos y que hoy tienen sus manos callosas por el uso del combo o la limpieza de tiendas. Los que ya notan el desaliento de la pareja en la distancia, porque en varios años no podrán reunirse. Los que sufren la explotación de los europeos, latinos y los mismos bolivianos.

QUEDARSE O VOLVER

Los que han tenido suerte planifican que sus parientes e hijos lleguen a España, tarde o temprano, pero los otros buscan retornar al país por sus propios medios o a través de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Es curioso que para venir como "turista", había que demostrar que se tiene mucho dinero, pero para volver con ayuda hay que mostrar la total precariedad. Es el gran teatro de la vida.

España ha recibido a los bolivianos con alfombra roja o con cierto recelo. El tiempo está demostrando que la mayoría de ellos vinieron con un afán de superación y con ganas de aprender la vida europea y brindar la cultura y valores que traemos desde nuestras montañas, valles y llanos.

Es difícil hacer evaluaciones definitivas, pero el tiempo va demostrando que las grandes maravillas y peores pesadillas están aquí, entre nosotros, y depende de la suerte y de nuestra propia decisión elegir y construir el destino que queremos

Edwin Pérez Uberhuaga
Director de la revista Raíz de Bolivia
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