A cinco años de la infamia
El golpe fallido de las fuerzas reaccionarias
11/04/2007
- Opinión
En Venezuela se conmemoró el primer lustro de la insurrección cívico-militar de 2002. Una asonada que costó el derramamiento de sangre inocente, para detener un proceso sostenido e impulsado por la población
Hace cinco años, una parte de las Fuerzas Armadas de Venezuela se alzaron contra el gobierno constitucional del presidente Hugo Chávez. El mandatario fue destituido de su cargo por 48 horas. Pero la reacción popular, materializada en movilizaciones masivas en todas las ciudades de ese país, y el patriotismo de otros integrantes de las armas, revirtió esta situación y colocaron nuevamente al bolivariano en el Palacio Miraflores.
A continuación, un artículo firmado por la periodista Ana Villasmil Canga y publicado por la Agencia Bolivariana de Noticias en referencia a este luctuoso hecho.
Han transcurrido cinco años desde el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, pero la memoria sigue viva y es capaz de poner en la piel y en la voz de los soldados leales a la Constitución el recuerdo de aquellos tres días, cuando hicieron frente al atropello y rescataron, junto al pueblo, los sueños de toda la nación.
El general Cliver Alcalá, el general Wilmer Barrientos y el teniente coronel Héctor Volcanes, al revivir aquel abril, concluyen en que la clave fundamental de la victoria sobre los golpistas residió en la unión de la Fuerza Armada Nacional con el pueblo, por lo que la conclusión es muy sencilla, en voz del general Barrientos: “La verdadera autoridad de los soldados fue el pueblo”.
El 11 de abril de 2002, el general Barrientos se encontraba en El Tocuyo, estado Lara. Cuenta que cuando se enteró de lo que estaba sucediendo contactó a otros compañeros que estaban al mando de los batallones de diferentes estados del país. Después de discutir y analizar la situación, tomaron la decisión de permanecer en los cuarteles, se opusieron a aceptar la posición que habían adoptado los altos oficiales de desconocer al presidente de la República, Hugo Chávez, y perpetrar un golpe de Estado en su contra.
”Pensamos que si era necesario mover nuestras unidades, lo haríamos en el momento preciso y adecuado. Lo importante es que teníamos casi la guarnición completa de nuestro lado. En Lara, tres de los cuatro comandantes estábamos claros de que íbamos a estar allí controlando aún en contra de las decisiones que tomaran nuestros comandantes de guarnición”, reveló Barrientos.
Para el oficial, no obedecer las órdenes superiores de desconocer al presidente Chávez fue un acto de vida o muerte: “Tuvimos conciencia de Patria y sabíamos que se nos iba la vida si no actuamos de esa forma. Llegué a pensar: esto es vencer o morir y nosotros venceremos”.
Alcalá, actual comandante de la 11ª Brigada de Infantería de Maracaibo, se encontraba el 11 de abril de 2002 en Fuerte Mara, ubicado en la Guajira, estado Zulia, y comandaba el batallón Bravos de Apure y, cuando tuvo conciencia del golpe, se comunicó con quienes estaban al mando.
”Sentí impotencia al ver cómo se desplomaba la jerarquía militar y mi actitud fue de rebeldía en contra de quienes se alzaron. Les dije que no era factible que obtuvieran mi apoyo”, aseveró Alcalá.
La noche del 11, Alcalá habló con el presidente Chávez para garantizarle su apoyo incondicional.
”Eran como las 10 de la noche del 11 de abril, le informé (al presidente) mi disposición de no aceptar esa situación. Además, yo había contactado a siete comandantes de batallón de diferentes estados y todos estaban en apoyo al señor Presidente”, comenta Alcalá.
El oficial relató que ningún comandante de batallón estaba a favor del golpe de Estado, lo que significó un dolor de cabeza para los generales golpistas, quienes tenían una información equivocada sobre los mandos medios del Ejército.
“Realmente, los comandos de batallones son el alma del ejército y el ejército representaba para los golpistas un bastión. Su comandante general, Efraín Vásquez Velasco, fue quien informó al Jefe de Estado que ese componente no lo apoyaba”, sostiene Alcalá.
Para todos los militares que estaban en contra del golpe, fue duro ver lo que sucedía. En el caso de Cliver, fue difícil no enfrentar cara a cara a los golpistas que intentaron acabar con la vida democrática del país, burlándose de la Constitución y de las leyes.
”Mi batallón es de tanques, altamente móvil y yo preparé a la unidad entendiendo que había un golpe de Estado. Pero cuando hablé con el presidente me pidió que depusiera esa actitud porque eso podría traer derramamiento de sangre y tales consecuencias no se debían generar”, recuerda hoy Alcalá.
El comandante Alcalá señala que hubo presiones de los altos mandos militares. “Los generales nos llamaban para intimidarnos. Recibí varias llamadas indicándome que mi unidad iba a ser atacada por vía aérea, supongo que ellos tenían apoyo de fuerzas aéreas nacionales o internacionales”, agregó el militar.
”Inicialmente, estaba consciente de que los elementos que había en la Fuerza Armada, que estaban confabulados para dar el golpe, eran unos elementos sin escrúpulos, entonces pienso que establecimos un buen mecanismo para no caer en enfrentamientos”, dijo.
En opinión de Alcalá, la decisión del presidente Chávez de no permitir que se enfrentaran las Fuerzas Armadas fue acertada y evitó que se generaran otras alteraciones y brechas dentro de la Fuerzas Armadas Nacionales (FAN).
El teniente coronel Volcanes fungía como comandante de la guarnición del estado Portuguesa y del 133 Batallón de Infantería Vuelvan Caras. Afirma que los militares golpistas de alguna manera estaban cegados por sus propios intereses y por el poder, por lo que no respetaron en ningún momento los principios de la institución a la que pertenecían.
”Es parte de la instrucción militar y de los valores que nos inculcan respetar la institucionalidad y cuando eso no sucede, la institución se tambalea”, dijo Volcanes.
”Esos días, la misma institución nos dijo: Ustedes deciden qué quieren hacer y gracias a esos principios actuamos como actuamos. Además, dejamos que el pueblo decidiera y al final fue el que decidió”, aseguró Volcanes.
Más adelante, analiza el teniente coronel, con respecto al alto mando del 11 de abril, que “Cuando alguien guía sus pasos fuera de sus principios, y actúa cegado por el dinero, por la avaricia o por el poder, no tiene soporte de lo que ha hecho”.
”Hoy puedo decir que son más los compañeros que tienen ese respeto por la institución, que obedecen la Constitución y que cumplen con la verdadera misión que tiene la Fuerza Armada y eso lo fortalece mucho a uno”, afirma.
Para los oficiales consultados, a cinco años del golpe del 11 de abril de 2002, la Fuerza Armada Nacional está fortalecida.
El mismo Alcalá comentó sobre el progreso que dejó en el componente militar aquel amargo episodio. “Hoy, la FAN está dirigida por el general Raúl Isaías Baduel, que fue de los pocos generales que mantuvo una decisión firme en contra del golpe, ya eso indica un avance altísimo en la milicia”, opinó.
Alcalá agregó que “si tenemos una oficialidad segura de lo que está haciendo, creo que tenemos una Fuerza Armada indestructible y más cuando un pueblo lo acompaña sin ninguna condición. Creo que la FAN está más vinculada a su pueblo, a su proceso y eso es una fortaleza que es indiscutible”.
Para Barrientos, el aprendizaje que obtuvo el componente militar fue hermoso, “porque lo que allí sucedió fue una combinación del pueblo con la Fuerza Armada, porque la Fuerza Armada es parte de ese mismo pueblo, por lo que nunca podemos traicionarlo, sobre todo después que ha luchado heroicamente en la búsqueda de un país distinto, que yo sueño y que todos soñamos”.
Aseguró, con voz casi entrecortada, que a pesar de la impotencia que sintió el día del golpe, siempre creyó en el colectivo, en los venezolanos que estaban protestando.
”La verdadera autoridad de los soldados fue el pueblo”, reiteró Barrientos, cinco años después del golpe que consternó al país entero.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
http://www.prensamercosur.com.ar
Hace cinco años, una parte de las Fuerzas Armadas de Venezuela se alzaron contra el gobierno constitucional del presidente Hugo Chávez. El mandatario fue destituido de su cargo por 48 horas. Pero la reacción popular, materializada en movilizaciones masivas en todas las ciudades de ese país, y el patriotismo de otros integrantes de las armas, revirtió esta situación y colocaron nuevamente al bolivariano en el Palacio Miraflores.
A continuación, un artículo firmado por la periodista Ana Villasmil Canga y publicado por la Agencia Bolivariana de Noticias en referencia a este luctuoso hecho.
Han transcurrido cinco años desde el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, pero la memoria sigue viva y es capaz de poner en la piel y en la voz de los soldados leales a la Constitución el recuerdo de aquellos tres días, cuando hicieron frente al atropello y rescataron, junto al pueblo, los sueños de toda la nación.
El general Cliver Alcalá, el general Wilmer Barrientos y el teniente coronel Héctor Volcanes, al revivir aquel abril, concluyen en que la clave fundamental de la victoria sobre los golpistas residió en la unión de la Fuerza Armada Nacional con el pueblo, por lo que la conclusión es muy sencilla, en voz del general Barrientos: “La verdadera autoridad de los soldados fue el pueblo”.
El 11 de abril de 2002, el general Barrientos se encontraba en El Tocuyo, estado Lara. Cuenta que cuando se enteró de lo que estaba sucediendo contactó a otros compañeros que estaban al mando de los batallones de diferentes estados del país. Después de discutir y analizar la situación, tomaron la decisión de permanecer en los cuarteles, se opusieron a aceptar la posición que habían adoptado los altos oficiales de desconocer al presidente de la República, Hugo Chávez, y perpetrar un golpe de Estado en su contra.
”Pensamos que si era necesario mover nuestras unidades, lo haríamos en el momento preciso y adecuado. Lo importante es que teníamos casi la guarnición completa de nuestro lado. En Lara, tres de los cuatro comandantes estábamos claros de que íbamos a estar allí controlando aún en contra de las decisiones que tomaran nuestros comandantes de guarnición”, reveló Barrientos.
Para el oficial, no obedecer las órdenes superiores de desconocer al presidente Chávez fue un acto de vida o muerte: “Tuvimos conciencia de Patria y sabíamos que se nos iba la vida si no actuamos de esa forma. Llegué a pensar: esto es vencer o morir y nosotros venceremos”.
Alcalá, actual comandante de la 11ª Brigada de Infantería de Maracaibo, se encontraba el 11 de abril de 2002 en Fuerte Mara, ubicado en la Guajira, estado Zulia, y comandaba el batallón Bravos de Apure y, cuando tuvo conciencia del golpe, se comunicó con quienes estaban al mando.
”Sentí impotencia al ver cómo se desplomaba la jerarquía militar y mi actitud fue de rebeldía en contra de quienes se alzaron. Les dije que no era factible que obtuvieran mi apoyo”, aseveró Alcalá.
La noche del 11, Alcalá habló con el presidente Chávez para garantizarle su apoyo incondicional.
”Eran como las 10 de la noche del 11 de abril, le informé (al presidente) mi disposición de no aceptar esa situación. Además, yo había contactado a siete comandantes de batallón de diferentes estados y todos estaban en apoyo al señor Presidente”, comenta Alcalá.
El oficial relató que ningún comandante de batallón estaba a favor del golpe de Estado, lo que significó un dolor de cabeza para los generales golpistas, quienes tenían una información equivocada sobre los mandos medios del Ejército.
“Realmente, los comandos de batallones son el alma del ejército y el ejército representaba para los golpistas un bastión. Su comandante general, Efraín Vásquez Velasco, fue quien informó al Jefe de Estado que ese componente no lo apoyaba”, sostiene Alcalá.
Para todos los militares que estaban en contra del golpe, fue duro ver lo que sucedía. En el caso de Cliver, fue difícil no enfrentar cara a cara a los golpistas que intentaron acabar con la vida democrática del país, burlándose de la Constitución y de las leyes.
”Mi batallón es de tanques, altamente móvil y yo preparé a la unidad entendiendo que había un golpe de Estado. Pero cuando hablé con el presidente me pidió que depusiera esa actitud porque eso podría traer derramamiento de sangre y tales consecuencias no se debían generar”, recuerda hoy Alcalá.
El comandante Alcalá señala que hubo presiones de los altos mandos militares. “Los generales nos llamaban para intimidarnos. Recibí varias llamadas indicándome que mi unidad iba a ser atacada por vía aérea, supongo que ellos tenían apoyo de fuerzas aéreas nacionales o internacionales”, agregó el militar.
”Inicialmente, estaba consciente de que los elementos que había en la Fuerza Armada, que estaban confabulados para dar el golpe, eran unos elementos sin escrúpulos, entonces pienso que establecimos un buen mecanismo para no caer en enfrentamientos”, dijo.
En opinión de Alcalá, la decisión del presidente Chávez de no permitir que se enfrentaran las Fuerzas Armadas fue acertada y evitó que se generaran otras alteraciones y brechas dentro de la Fuerzas Armadas Nacionales (FAN).
El teniente coronel Volcanes fungía como comandante de la guarnición del estado Portuguesa y del 133 Batallón de Infantería Vuelvan Caras. Afirma que los militares golpistas de alguna manera estaban cegados por sus propios intereses y por el poder, por lo que no respetaron en ningún momento los principios de la institución a la que pertenecían.
”Es parte de la instrucción militar y de los valores que nos inculcan respetar la institucionalidad y cuando eso no sucede, la institución se tambalea”, dijo Volcanes.
”Esos días, la misma institución nos dijo: Ustedes deciden qué quieren hacer y gracias a esos principios actuamos como actuamos. Además, dejamos que el pueblo decidiera y al final fue el que decidió”, aseguró Volcanes.
Más adelante, analiza el teniente coronel, con respecto al alto mando del 11 de abril, que “Cuando alguien guía sus pasos fuera de sus principios, y actúa cegado por el dinero, por la avaricia o por el poder, no tiene soporte de lo que ha hecho”.
”Hoy puedo decir que son más los compañeros que tienen ese respeto por la institución, que obedecen la Constitución y que cumplen con la verdadera misión que tiene la Fuerza Armada y eso lo fortalece mucho a uno”, afirma.
Para los oficiales consultados, a cinco años del golpe del 11 de abril de 2002, la Fuerza Armada Nacional está fortalecida.
El mismo Alcalá comentó sobre el progreso que dejó en el componente militar aquel amargo episodio. “Hoy, la FAN está dirigida por el general Raúl Isaías Baduel, que fue de los pocos generales que mantuvo una decisión firme en contra del golpe, ya eso indica un avance altísimo en la milicia”, opinó.
Alcalá agregó que “si tenemos una oficialidad segura de lo que está haciendo, creo que tenemos una Fuerza Armada indestructible y más cuando un pueblo lo acompaña sin ninguna condición. Creo que la FAN está más vinculada a su pueblo, a su proceso y eso es una fortaleza que es indiscutible”.
Para Barrientos, el aprendizaje que obtuvo el componente militar fue hermoso, “porque lo que allí sucedió fue una combinación del pueblo con la Fuerza Armada, porque la Fuerza Armada es parte de ese mismo pueblo, por lo que nunca podemos traicionarlo, sobre todo después que ha luchado heroicamente en la búsqueda de un país distinto, que yo sueño y que todos soñamos”.
Aseguró, con voz casi entrecortada, que a pesar de la impotencia que sintió el día del golpe, siempre creyó en el colectivo, en los venezolanos que estaban protestando.
”La verdadera autoridad de los soldados fue el pueblo”, reiteró Barrientos, cinco años después del golpe que consternó al país entero.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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https://www.alainet.org/es/active/16846?language=en
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