Comienza triunfante, acaba derrotado
09/03/2007
- Opinión
Desde el 2.001 llevo escrito más de siete artículos sobre el algodón. Algunos con títulos como “Que no se repita la Historia” o “El oro blanco se hace negro”. Y soy testigo cómo cada año viene alguien cualificado de fuera y pinta el panorama de color de rosa. Cuando termina la temporada, el campesino algodonero siempre se ve más pobre que el año anterior. ¿Por qué?.
La responsabilidad hay que repartirla entre sus cuatro protagonistas.
El Gobierno ha fallado regalando semillas de mala calidad con apenas valor germinativo. Al final no ha sabido defender los precios que había prometido. Este año reparte populísticamente subsidios pero no logra aumentar la cosecha o mejorar su calidad.
Los acopiadores se aprovechan de la pobreza campesina. Ofrecen cartilla para adelantar la comida al campesino. Con lo cual obligan la venta a él. Los precios de los alimentos son abusivos.
Las desmotadoras compran el algodón de segunda calidad, pero la fibra la venden siempre como de primera. Y la humedad e impurezas son señaladas a ojo. En ocasiones se apropian del peso sobrante. Y con mil excusas casi nunca el precio que pagan es el prometido.
Y víctima de todo este entorno el campesino es sólo cultivador de algodón. En los últimos cinco años han sacado solamente 860 kilos por hectárea. Si todo fuera bien debiera de obtener por hectárea mas de 2.000 kilos. Y el precio justo sería no menos de 2.000 guaraníes en adelante el kilo. Entonces sería de verdad un productor de algodón.
La responsabilidad hay que repartirla entre sus cuatro protagonistas.
El Gobierno ha fallado regalando semillas de mala calidad con apenas valor germinativo. Al final no ha sabido defender los precios que había prometido. Este año reparte populísticamente subsidios pero no logra aumentar la cosecha o mejorar su calidad.
Los acopiadores se aprovechan de la pobreza campesina. Ofrecen cartilla para adelantar la comida al campesino. Con lo cual obligan la venta a él. Los precios de los alimentos son abusivos.
Las desmotadoras compran el algodón de segunda calidad, pero la fibra la venden siempre como de primera. Y la humedad e impurezas son señaladas a ojo. En ocasiones se apropian del peso sobrante. Y con mil excusas casi nunca el precio que pagan es el prometido.
Y víctima de todo este entorno el campesino es sólo cultivador de algodón. En los últimos cinco años han sacado solamente 860 kilos por hectárea. Si todo fuera bien debiera de obtener por hectárea mas de 2.000 kilos. Y el precio justo sería no menos de 2.000 guaraníes en adelante el kilo. Entonces sería de verdad un productor de algodón.
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