Cipriani ahora culpa también al poder judicial

28/02/2007
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El Arzobispo de Lima, Cardenal Juan Luis Cipriani, ha vuelto a pronunciarse recientemente a favor de diversos personajes vinculados a casos de violaciones de derechos humanos y de actos de corrupción durante el fujimorato: "Desde aquí quiero saludar y rendir mi homenaje al almirante Giampietri, permanentemente acosado por un Poder Judicial rarísimo, y al general Dianderas [quien recientemente ha sido condenado a siete años de prisión por su participación en la intentona golpista del año 2000]" [Subrayado nuestro] (Diario Peru.21 del 25 de febrero del 2007, p. 9). El Diario informa, además, que Cipriani lamentó que algunos aspectos de la justicia estén motivados por negociaciones políticas o "lobbies ideológicos" "Ya está bien que determinados grupos, llámense ONG o medios de comunicación, todos alimentados por una ideología, estén maltratando a ciudadanos que no tienen dinero suficiente, apoyo o no dicen lo políticamente correcto".

El cardenal está en su derecho de pensar así. No es la primera vez. En 1991 escribió lo siguiente: "… Digámoslo de forma sintética: la mayoría de instituciones llamadas de "Defensa de los Derechos Humanos", son tapaderas de rabo de movimientos políticos, casi siempre de tipo marxista y maoísta" (Informe Final de la CVR. Tomo III, p. 282). Luego, en abril de 1993, en una larga entrevista al diario oficial "El Peruano", se le preguntó "¿Ha recibido denuncias sobre desaparecidos?", a lo que responde: "Sí, pero en muchos casos se ha comprobado que se trata de gente que ha huido o que se ha enrolado en la subversión, e incluso, es posible que en algún enfrentamiento haya caído… Uno ve que existe claramente una campaña, un montaje… "(El Peruano del 28 de abril de 1993).

Poco tiempo después, en 1994, Cipriani tuvo expresiones muy duras en una entrevista a Caretas: "… ¿qué queremos? ¿Hurgar entre los muertos y los sentimientos de toda esta gente resentida para oponernos al gobierno?, no estemos con ese espíritu de venganza…. he salido al frente de los pobres y de los que han masacrado en esta ciudad. Durante ese trajín no he visto a los de la Coordinadora de Derechos Humanos, esa cojudez…" (Caretas del 14 de Abril de 1994, p. 34). No es gratuito, entonces, que el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación haya señalado, en relación a él y al papel que cumplió siendo obispo de Ayacucho, que "A diario desaparecían personas en Ayacucho en esos años… pero monseñor Cipriani, nunca cuestionó las violaciones de los derechos humanos que cometían las fuerzas del orden… sin embargo, reconoció "la existencia de dos o tres situaciones aisladas de las que se está haciendo escarnio" (declaraciones recogidas por el diario "El Comercio" del 20 de Enero de 1994)…. En la puerta del arzobispado una pizarra decía: "no se aceptan reclamos sobre derechos humanos" [subrayado nuestro] (Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, tomo III, p. 290)

Es verdad también que la Comisión de la Verdad y Reconciliación se encargó de precisar que Cipriani fue una de las excepciones en el accionar de la Iglesia Católica que, mayoritariamente, cumplió una encomiable labor de defensa de la vida y los derechos humanos en el difícil contexto del conflicto armado interno, inclusive, a costa de la integridad y la vida de algunos religiosos y religiosas, enfrentándose tanto a la violencia de Sendero Luminoso o el MRTA, como denunciando los abusos de las fuerzas del orden.

Sin embargo, a lo que no tiene derecho el cardenal Cipriani es a descalificar públicamente, no sólo a las organizaciones de derechos humanos y a un sector de la prensa -que desde hace tiempo ya son sus "caseritos"-, sino también ahora al propio Poder Judicial, cuando afirma que el almirante Giampietri es "acosado por un Poder Judicial rarísimo" [subrayado nuestro]. Tampoco tiene derecho a acusar sin pruebas que algunos aspectos de la justicia estén motivados por negociaciones políticas o "lobbies ideológicos".

Creemos que, en el fondo, lo que al Cardenal no le parece y le incomoda, es que, finalmente y con muchas imperfecciones y precariedades aún, algunos jueces y fiscales vienen llevando adelante -en forma independiente pero no exentos de presiones- las investigaciones de graves violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto armado interno y que la CVR se encargó de documentar. Tampoco le parece que -pese a la lentitud de los procesos- algunos casos de grave corrupción durante el fujimorato continúen siendo investigados y, con un algo de fortuna, condenados.

Está claro que para él todo esto es demasiado. Pareciera que él preferiría un Ministerio Público y un Poder Judicial sumisos al poder político o militar, como durante sus años de obispo en Ayacucho (ya el ex Presidente del Poder Judicial, Hugo Sivina, en su momento pidió disculpas en la ciudad de Huamanga por que en esos años el Poder Judicial no estuvo a la alturas de las circunstancias) o durante la "reforma judicial" de Fujimori y Montesinos que todos sabemos ya, a estas alturas, a qué niveles de control político de la judicatura condujo. Felizmente y pese a que hay aún mucho por hacer para mejorar el sistema de justicia en nuestro país, ahora hay algunos jueces y fiscales probos y dispuestos a fiscalizar y sancionar al poder que delinque y un Tribunal Constitucional que se ha erigido en palanca de tutela de los derechos fundamentales a través de su jurisprudencia. Con todo respeto cardenal Cipriani, eso no es "lobbie ideológico", simplemente es "independencia judicial".

- David Lovatón Palacios Instituto de Defensa Legal
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