Vuelven a pedir el cierre de Guantánamo
11/01/2007
- Opinión
En el quinto aniversario del centro de detención de la bahía de Guantánamo, millones de miembros y simpatizantes de Amnistía Internacional se han movilizado en todo el mundo en una serie de manifestaciones y actividades para pedir a las autoridades estadounidenses que cierren el campo de prisioneros de una vez por todas.
Cuando las detenciones en la base naval estadounidense entran en su sexto año, la organización ha pedido también que todos los detenidos sean juzgados sin más demora en un juicio justo o sean puestos en libertad. Se están celebrando manifestaciones y otros actos en ciudades del mundo entero, en más de 20 países, desde Washington DC hasta Tokio y desde Tel Aviv hasta Londres, Túnez, Madrid y Asunción.
“Nadie puede ser apartado de la protección del Estado de derecho, y ningún gobierno puede situarse por encima del Estado de derecho. El gobierno de Estados Unidos debe poner fin a esta parodia de la justicia”, ha manifestado Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional.
“De igual modo, no basta con que los dirigentes mundiales expresen su preocupación sobre Guantánamo y sigan manteniendo sus relaciones con Estados Unidos como si tal cosa. La comunidad internacional debe presionar activamente a Estados Unidos para que cierre Guantánamo y restaure el respeto del derecho internacional”.
“Cada día que pasa, la crueldad de este régimen de detención indefinida alcanza un grado más”, ha declarado Irene Khan. “Guantánamo ha pasado a simbolizar la falsedad de las promesas de Estados Unidos respecto a que, en el núcleo de su respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, residiría el respeto por la dignidad humana y por el Estado de derecho. La tortura, la humillación, la discriminación, la burla de los tribunales y el desprecio de las obligaciones contraídas en virtud de los tratados, todo ello con una impunidad casi total, son las entradas que componen el orden del día de Guantánamo”.
Los primeros de los más de 750 detenidos de unas 45 nacionalidades que han sido trasladados a la base llegaron allí el 11 de enero de 2002. Entre los allí recluidos ha habido menores de tan sólo 13 años, personas que simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado, y decenas de individuos entregados a Estados Unidos desde Pakistán o Afganistán a cambio de recompensas de miles de dólares.
Cinco años después, casi 400 personas continúan recluidas en Guantánamo. Ninguna ha sido juzgada. Ninguna ha comparecido ante los tribunales, y todas ellas permanecen recluidas de forma ilegal. Ninguna sabe cuánto tiempo estará allí, lo cual constituye una forma de abuso psicológico que viene a sumarse a los abusos físicos que se han infligido a los detenidos. Por asociación, también sus familias son sometidas a la crueldad de este encarcelamiento insular en régimen de prácticamente total incomunicación.
Las autoridades estadounidenses han tachado a los detenidos de “combatientes enemigos” en un conflicto global. Esta idea del mundo como “campo de batalla” viene ilustrada por el hecho de que entre los recluidos en Guantánamo ha habido individuos aprehendidos en Gambia, Bosnia, Mauritania, Egipto, Indonesia y Tailandia, así como en Pakistán y Afganistán.
Se sabe que la CIA ha mantenido un centro de interrogatorio en Guantánamo, aunque las actividades de la agencia continúan veladas por el secreto. Amnistía Internacional ha expuesto a las autoridades estadounidenses las denuncias recibidas respecto a que en la base ha habido agentes de otros países, como China y Libia, que han participado en malos tratos.
Algunos de los detenidos han estado recluidos en prisiones secretas gestionadas por la CIA en otras partes del mundo antes de ser trasladados a Guantánamo.
“Guantánamo es el núcleo central de la red de prisiones secretas y entregas extraordinarias tejida en todo el mundo por Estados Unidos con la complicidad de otros gobiernos de Europa, Oriente Medio y el Norte de África, entre otros lugares”, ha manifestado Irene Khan. “Ya va siendo hora de que Estados Unidos y sus cómplices pongan fin a esta red de secretos y abusos.”
“Lejos de reforzar la seguridad, estas prácticas han debilitado los derechos humanos y el Estado de derecho –que son el mejor antídoto para la inseguridad–, y han minado la autoridad moral de Estados Unidos para hablar sobre otras cuestiones de derechos humanos como, por ejemplo, Darfur.”
El gobierno estadounidense no sólo ha ignorado las normas internacionales de derechos humanos, sino que además ha bloqueado la supervisión judicial por parte de sus propios tribunales. El pasado mes de octubre, el presidente Bush firmó la entrada en vigor de la Ley de Comisiones Militares, que priva a los tribunales estadounidenses de competencia para examinar recursos de hábeas corpus de detenidos extranjeros recluidos como “combatientes enemigos”, incluidos los de Guantánamo. El hábeas corpus es una salvaguardia fundamental contra la detención arbitraria y la tortura. Amnistía Internacional está haciendo campaña para que se restaure este derecho de hábeas corpus y se derogue, o se someta a reformas fundamentales, la Ley de Comisiones Militares.
Cuando las detenciones en la base naval estadounidense entran en su sexto año, la organización ha pedido también que todos los detenidos sean juzgados sin más demora en un juicio justo o sean puestos en libertad. Se están celebrando manifestaciones y otros actos en ciudades del mundo entero, en más de 20 países, desde Washington DC hasta Tokio y desde Tel Aviv hasta Londres, Túnez, Madrid y Asunción.
“Nadie puede ser apartado de la protección del Estado de derecho, y ningún gobierno puede situarse por encima del Estado de derecho. El gobierno de Estados Unidos debe poner fin a esta parodia de la justicia”, ha manifestado Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional.
“De igual modo, no basta con que los dirigentes mundiales expresen su preocupación sobre Guantánamo y sigan manteniendo sus relaciones con Estados Unidos como si tal cosa. La comunidad internacional debe presionar activamente a Estados Unidos para que cierre Guantánamo y restaure el respeto del derecho internacional”.
“Cada día que pasa, la crueldad de este régimen de detención indefinida alcanza un grado más”, ha declarado Irene Khan. “Guantánamo ha pasado a simbolizar la falsedad de las promesas de Estados Unidos respecto a que, en el núcleo de su respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, residiría el respeto por la dignidad humana y por el Estado de derecho. La tortura, la humillación, la discriminación, la burla de los tribunales y el desprecio de las obligaciones contraídas en virtud de los tratados, todo ello con una impunidad casi total, son las entradas que componen el orden del día de Guantánamo”.
Los primeros de los más de 750 detenidos de unas 45 nacionalidades que han sido trasladados a la base llegaron allí el 11 de enero de 2002. Entre los allí recluidos ha habido menores de tan sólo 13 años, personas que simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado, y decenas de individuos entregados a Estados Unidos desde Pakistán o Afganistán a cambio de recompensas de miles de dólares.
Cinco años después, casi 400 personas continúan recluidas en Guantánamo. Ninguna ha sido juzgada. Ninguna ha comparecido ante los tribunales, y todas ellas permanecen recluidas de forma ilegal. Ninguna sabe cuánto tiempo estará allí, lo cual constituye una forma de abuso psicológico que viene a sumarse a los abusos físicos que se han infligido a los detenidos. Por asociación, también sus familias son sometidas a la crueldad de este encarcelamiento insular en régimen de prácticamente total incomunicación.
Las autoridades estadounidenses han tachado a los detenidos de “combatientes enemigos” en un conflicto global. Esta idea del mundo como “campo de batalla” viene ilustrada por el hecho de que entre los recluidos en Guantánamo ha habido individuos aprehendidos en Gambia, Bosnia, Mauritania, Egipto, Indonesia y Tailandia, así como en Pakistán y Afganistán.
Se sabe que la CIA ha mantenido un centro de interrogatorio en Guantánamo, aunque las actividades de la agencia continúan veladas por el secreto. Amnistía Internacional ha expuesto a las autoridades estadounidenses las denuncias recibidas respecto a que en la base ha habido agentes de otros países, como China y Libia, que han participado en malos tratos.
Algunos de los detenidos han estado recluidos en prisiones secretas gestionadas por la CIA en otras partes del mundo antes de ser trasladados a Guantánamo.
“Guantánamo es el núcleo central de la red de prisiones secretas y entregas extraordinarias tejida en todo el mundo por Estados Unidos con la complicidad de otros gobiernos de Europa, Oriente Medio y el Norte de África, entre otros lugares”, ha manifestado Irene Khan. “Ya va siendo hora de que Estados Unidos y sus cómplices pongan fin a esta red de secretos y abusos.”
“Lejos de reforzar la seguridad, estas prácticas han debilitado los derechos humanos y el Estado de derecho –que son el mejor antídoto para la inseguridad–, y han minado la autoridad moral de Estados Unidos para hablar sobre otras cuestiones de derechos humanos como, por ejemplo, Darfur.”
El gobierno estadounidense no sólo ha ignorado las normas internacionales de derechos humanos, sino que además ha bloqueado la supervisión judicial por parte de sus propios tribunales. El pasado mes de octubre, el presidente Bush firmó la entrada en vigor de la Ley de Comisiones Militares, que priva a los tribunales estadounidenses de competencia para examinar recursos de hábeas corpus de detenidos extranjeros recluidos como “combatientes enemigos”, incluidos los de Guantánamo. El hábeas corpus es una salvaguardia fundamental contra la detención arbitraria y la tortura. Amnistía Internacional está haciendo campaña para que se restaure este derecho de hábeas corpus y se derogue, o se someta a reformas fundamentales, la Ley de Comisiones Militares.
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