Elecciones e intereses geoestratégicos (II)

08/10/2006
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Este 15 de octubre unos 9 millones de electores estarán en posibilidad de votar para elegir Presidente, Vicepresidente, cien Diputados; más autoridades provinciales y municipales, que tomarán posesión el 15 de enero del próximo año. Las candidaturas son abundantes, parece haber una gran variedad, aunque no está claro si son realmente opciones. La abundancia de candidaturas, 13 en total, ya refleja un nivel de inestabilidad y volatilidad política. La larga lista inicia con León Roldós de la alianza Izquierda Democrática-Red, fue candidato a la presidencia en 1992 y es hermano del ex Presidente Jaime Roldós. La derechista Cynthia Viteri del Partido Social Cristiano, de León Febres Cordero, candidata que en el más puro estilo de la guerra fría se niega a tener relaciones con Venezuela o Cuba. El Partido Renovador Institucional Acción Nacional, PRIAN, impulsa a Álvaro Noboa. Marcelo Larrea, periodista, ex perseguido político, de la Alianza Tercera República, Bolivariana Alfarista (ALBA). El militar Lenin Galo Arturo Torres, del Movimiento Revolucionario de Participación Popular (MRPP); fue una de las figuras más visibles de las guerrillas del Toachi, que en 1962 pretendían derrocar al gobierno de Carlos Julio Arosemena, y a la dictadura militar de 1963, acto por el que estuvo en la cárcel y más tarde exiliado en el Chile de Allende. Luis Alfredo Villacís, el más identificado como izquierda, del Movimiento Popular Democrático (MPD), luchador social que considera que la acción es la mejor vía para demostrar el descontento con las desigualdades sociales. Luego de su frustrante participación en la coalición de Gobierno encabezada por Lucio Gutiérrez, el movimiento indígena Pachakutik decidió participar con candidato propio, con uno de sus máximos líderes: Luis Macas, Kichwa, quien afirma: “Si alguien, si una nacionalidad o un pueblo, se impone sobre los demás las cosas no funcionan. Tenemos que trabajar por encontrar los vínculos que nos acerquen, en un espacio de respeto”. El abogado Fernando Rosero González, populista, del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), de Abdalá Bucaran, a quién pretende facilitar su regreso al país. Por su parte Marco Proaño Maya, quien fuera binomio en las elecciones de 1992 del defenestrado Bucaram. Jaime Davermal, de Concentración de Fuerzas Populares (CFP), titular del ministerio de Gobierno de Lucio Gutiérrez, en esos días señalado de intratable y petulante. Carlos Francisco Sagnay de la Bastida, Ingeniero químico petrolero, con estudios en la ex Unión Soviética y, curiosamente, una historia de participación política en el Partido Conservador de Gran Bretaña, en donde vivió varios años. Casi al final de la larga lista, Gilmar Gutiérrez Borbúa, del Partido Sociedad Patriótica (PSP), ex militar y ex diputado, hermano del derrocado coronel Lucio Gutiérrez. Cierra la lista el candidato con más posibilidades, Rafael Correa, de Alianza País, con una Maestría y Doctorado en Economía: por la Universidad de Illinois; y Estudios de Economía: en las Universidades de Lovaina, Bélgica, y Católica de Santiago de Guayaquil. Este proceso electoral no pareciera que significará una salida a la recurrente crisis política que se ha vivido ese país, en donde no se ha podido salir de la lógica de los gobiernos efímeros. Desde 1997 Ecuador ha tenido 6 presidentes: Abdalá Bucaram, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacios. Solo el segundo de ellos, Fabián Alarcón y el actual Alfredo Palacios han podido concluir un mandato interino; los otros cuatro fueron destituidos. La crisis política se agudiza frente a una deuda externa que supera los 6 mil millones de dólares. Una encuesta realizada el 30 de septiembre por Participación Ciudadana, refleja el nivel de rechazo que hay por la política y los partidos. Si el voto no fuera obligatorio sólo el 33,8% del total de empadronados iría a votar y 58,8% no lo haría. El 39,7% de los ecuatorianos cree que habrá fraude y el 46% cree que no. El 44,3% ya había decidido su voto, basado en las propuestas de los candidatos y el 22,5% por la imagen o personalidad; sólo el 13,8% votaría por el partido político que le postula. Frente al generalizado rechazo que sufren el sistema y los partidos políticos, la tendencia predominante es hacia la convocatoria a una Asamblea Constituyente, aunque no queda claro cuál puede ser la o las fuerzas que podrían hegemonizar este proceso. Ambos extremos, derechas e izquierdas se encuentra fragmentadas. Los movimientos sociales tampoco exhiben una gran fortaleza, ni capacidad para transitar un camino totalmente autónomo. El movimiento indígena, sufrió un gran desgaste durante su involucramiento en el Gobierno de Lucio Gutiérrez, le señalan de estar atrapado en las redes de Pachakutik, asediado por intereses externos y del que algunos dicen es un movimiento electoralista en proceso de fragmentación. A pesar de la presencia de Luis Macas líder con arraigo, la participación política indígena no ha logrado trascender a una alianza más amplia y en muchos lugares prevalecen intereses electorales locales. Se ha reducido su capacidad de oferta programática, a pesar del largo esfuerzo que las organizaciones sociales han hecho en este sentido durante más de 15 años. La mayor preocupación, en términos de la vigencia de los movimientos sociales, es que producto de la participación electoral se debilite su capacidad de movilización y de resistencia frente a la ofensiva neoliberal. La candidatura de Rafael Correa ha avanzado con apoyo de importantes órganos de opinión, y el respaldo de varios grupos y organizaciones políticas de izquierda y redes de ONGs. Como en muchos países, el candidato de Alianza País, representa la opción del que se sitúa fuera del sistema, rechazándole de tal modo que su principal planteamiento es la Constituyente y su resistencia a postular candidatos a diputados. De nuevo lo importante es la figura del candidato, no el programa ni el partido. Correa sí ha promovido la participación de núcleos sociales que tradicionalmente no participan en política partidista, promovió los llamados “Comités Familiares”, desde los que promueve su particular visión de una revolución, fundamentada en los ejes Constitucional, Social y soberana, Ética, Productiva y el de la Integración latinoamericana. Su éxito pareciera acrecentarse al presentarse como un candidato que está en contacto y escucha a las personas comunes y, por tanto, facilita su participación. Los militantes de Alianza País, han realizado un trabajo casi de puerta en puerta para nutrirse como movimiento, los resultados hasta ahora les son alentadores. Las opiniones anti imperialistas, rechazo al FMI y Banco Mundial incluidos, y a favor de la integración de América Latina, que Correa ha lanzado, así como la similitud que muchos encuentran entre los Comités Familiares y los Círculos Bolivarianos venezolanos, le han valido la identificación inmediata con Hugo Chávez y la consiguiente satanización de las transnacionales de la información dominadas por los Montaner y Oppenhaimer, que ya señalan a Rafael Correa como el Chávez de Ecuador, y el peligro que significaría su triunfo electoral. Un escenario posible, para este 15 de octubre, es el enfrentamiento entre las fuerzas que rechazan el sistema, que van desde el voto nulo para el Congreso, hasta la convocatoria a la Constituyente, que encabeza Correa; con las fuerzas ligadas a la precaria estabilidad política a la que se ha ligado a la democracia en América Latina, en las que León Roldós de Izquierda Democrática-Red podría ser la fuerza dominante. En Ecuador pareciera que la alternativa está entre la refundación del sistema político y la refuncionalización del modelo neoliberal, dotado del rostro humano que el Banco Mundial se esfuerza en proporcionarle. - Enrique Álvarez - Director de Incidencia Democrática. Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
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