Los pueblos indígenas y la construccion de la democracia plena

16/09/2006
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Presentación: En primer lugar, mi agradecimiento a los organizadores de este Primer Encuentro Mundial por la Democracia Directa, porque nos permite en la discusión colectiva, diversa y multidimensional del futuro de nuestros pueblos, agregar nuestro grano de maíz desde la experiencia política de resistencia y de lucha de los mayas por la vida y por sus derechos como pueblo y, por supuesto desde la experiencia de las luchas sociales y del movimiento insurgente revolucionario guatemalteco firmante de los Acuerdos de Paz. Junto a mi agradecimiento, reciban ustedes participantes en el 1er Encuentro Mundial por la democracia direca el saludo fraterno de los excombatientes guerrilleros revolucionarios de Guatemala, firmantes de los Acuerdos de Paz. La construccción democrática es el principal reto de las fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias de nuestros países, pueblos y de nuestro continente en su conjunto. En cada montaña y planicie de nuestro continente, frente la imposición de las políticas neoliberales, el principal desafío es abrirle camino a la democracia según cada realidad y cada contexto nacional y regional. Por ello, de nuevo muchas gracias por hacernos partícipes del debate y de la construcción democrática de nuestro continente. Guatemala y la transición hacia la democracia. Guatemala, en cuanto a sus datos generales, está ubicada en la parte norte de Centroamérica, tiene una extensión territorial de 108,889 Kilómetros cuadrados, dividida para su administración política en 8 regiones, 22 departamentos y 332 municipios. La población guatemalteca, según el último censo oficial del año 2002 es de 11,237,196 habitantes, donde el 48,9% son hombres y el 51,1 mujeres; 4 de cada 10 diez personas son menores de 15 años, el 53,9% vive en el área rural. Guatemala está habitada por cuatro Pueblos: el Pueblo Maya, el Xinka, el Garífuna y el Pueblo Ladino mestizo, con un 65% de población indígena mayoritariamente Maya. Debido a causas históricas racistas y coloniales, de exclusión y marginación hacia la población indígena durante los últimos siglos, Guatemala está hundida en la pobreza en un 57% y el 21,5% vive en una situación de extrema pobreza. De los que viven en extrema pobreza, 56% son indígenas y 44% es población ladina. Guatemala, cumple este mes de diciembre, diez años de haber firmado el Acuerdo de Paz Firme y Duradera que, ha sido por su contenido y proyección futurista una de las conquistas revolucionarias más importantes del siglo pasado, después de los 10 años de revolución democrática de 1944 a 1954, interrumpida por la intervención de la CIA y sus mercenarios. Los Acuerdos de Paz esencialmente establecieron la ruta para la reforma del estado guatemalteco de manera que refleje la realidad pluricultural, multiétnica y multilingüe de Guatemala, la construcción de la nueva nación sin discriminación y racismo contra los Pueblos indígenas, el fortalecimiento de los organismos del estado, la superación de los muy bajos índices de desarrollo humano a partir del crecimiento económico, la dotación de recursos al estado a través de la reforma tributaria con carácter progresivo, el fortalecimiento del papel de la sociedad civil y sus instrumentos sociales y políticos, entre otros. Todos, componentes del proceso de transición política hacia la construcción de la democracia plena. Sin embargo, la realidad guatemalteca a diez años de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera nos ofrece un balance negativo en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. Las pocas leyes dirigidas a fortalecer el proceso de descentralización se vieron desvirtuadas con la práctica clientelar del gobiernos de turno, el pacto fiscal que buscó consensuar un marco tributario con carácter progresivo terminó solo en el aumento del IVA del 10 al 12%, la reforma educativa y la educación bilingüe no tienen la cobertura ni el presupuesto suficiente, la verdadera educación pluricultural ha sido sustituida por una franja de educación intercultural que sigue escondiendo la subordinación de la cultura maya, xinka y garífuna a la cultura ladina oficial. Por el lado del sistema de administración de justicia no logró fortalecerse. La impunidad aumentó. El crimen organizado ha generado el fenómeno del feminicidio y ha arrastrado a sectores importantes de la juventud en las pandillas juveniles, con vínculos con las redes del narcotráfico. El clima de inseguridad es uno de los mas altos en América Latina. Las campañas de limpieza social son una constante en la realidad cotidiana de los guatemaltecos. Las leyes y las instituciones encargadas de aplicarlas no tienen la fuerza suficiente para ser un pilar importante del estado de derecho que Guatemala necesita. Las reformas al sistema político y de partidos políticos no llegaron a la profundidad que requiere el proceso de democratización real y sigue siendo presa fácil para las cámaras empresariales que lo utilizan en el negocio de las elecciones cada cuatro años. No existen condiciones institucionales para una construcción democrática en la que los pueblos indígenas participen desde su propia cosmovisión, su tradición y práctica política haciendo uso de sus idiomas como población mayoritaria de Guatemala. El nuevo componente de la realidad política de Guatemala es la firma del TLC entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana que ha empezado a imponer sus nuevas reglas en lo económico, jurídico y comercial, además del serio peligro que supone para las pequeñas empresas, el pequeño agricultor y la población campesina. Para los Pueblos Indígenas significa un nuevo saqueo de los recursos naturales, las minas, el petróleo, los ríos, los bosques y los Lugares Sagrados Mayas por parte de las empresas transnacionales. En resumen, los últimos tres gobiernos de turno, incluyendo el actual, al abandonar los Acuerdos de Paz, le quitaron a Guatemala la oportunidad histórica de su propia reconstrucción como nación con desarrollo social, democracia real y paz firme y duradera. La democracia que Guatemala necesita. A pesar de esta realidad, la meta de construir la democracia guatemalteca sigue siendo una meta común de distintos sectores sociales y de los Pueblos Indígenas que habitamos Guatemala. Una democracia en lo económico, en lo social, en lo político y en lo cultural, en un concepto integral que definimos como democracia, que beneficie a las grandes mayorías y a cada uno de los sectores sociales y económicos, en un esfuerzo de retomar la visión de equilibrio propia de la cosmovisión maya. No se trata de copiar o trasladar esquemas como doctrinas acabadas, sino de labrar con propia mano, experiencia y sabiduría la democracia que Guatemala necesita, sin desechar toda aquello que ayude a diseñar y construir nuestra propia democracia. Como nos lo ha enseñado la resistencia milenaria de nuestras comunidades mayas, sin su participación directa y plena es inviable cualquier forma democrática que se quiera instaurar. En la historia de Guatemala, en los dos acontecimientos más importantes del siglo pasado, en la revolución democrática de 1944 una faltante estratégica fue la participación con identidad propia de los pueblos indígenas, de la misma manera que la formulación de los contenidos principales de los Acuerdos de Paz en los años 90, solo fue posible con una fuerza insurgente guerrillera revolucionaria que se nutrió de la fuerza, experiencia y sabiduría de los pueblos indígenas. Igualmente en el desafío de construir la democracia guatemalteca, esta no puede ser si no tiene en contenido y carácter plricultural, multiétnico y multilingüe, es decir en una nueva síntesis de unidad nacional de los pueblos indígenas y los distintos sectores de la sociedad guatemalteca. No puede ser el esfuerzo y el sueño de un solo sector, un solo pueblo, sino todos en un trabajo conjunto. La construcción de la democracia está condicionada a la construcción de la nueva nación guatemalteca y esta no será viable sin la sabiduría y la fuerza de los Pueblos Indígenas. La necesidad de una nueva forma de hacer política. O es una nueva forma de hacer política o es dignificar el que hacer político como función importante y trascendente del ser humano. En ambos sentidos, es urgente que el proceso de toma de decisiones en nuestros países, a los distintos niveles del estado, a nivel local, municipal, regional o nacional, según nuestra propia experiencia sea en base a otros criterios, principios y hacia nuevas metas y propositos mas humanos más que al merketing en el caso de los procesos electorales, más que a los títulos profesionales y a veces muy gerenciales en distintos escenarios de dirección estatal, privada o comunitaria. En el caso de Guatemala, la tradición política de los pueblos indígenas viene a ser un factor de rica experiencia que debe nutrir al proceso político participativo democrático que han generado los Acuerdos de Paz. En esre sentido, uno de los aspectos de la cosmovisión política maya del que debe partir una nueva forma de hacer política es el concepto de autoridad que es el de servicio a la comunidad. La facultad de tomar decisión está en función de tomarlas para el bien común. La forma de tomar decisión siempre es de manera colectiva, siempre lo colectivo priva sobre lo individual sin despreciarlo, anularlo o desperdiciarlo. La autoridad es sinónimo de servicio. Igualmente importante es el concepto del respeto como categoría filosófica, es el respeto a la madre naturaleza la que es vista como la totalidad, en la que el ser humano, hombre y mujer, es uno más, no es el dueño, en todo caso debiera ser el principal guardian o cuidador. Es el respeto a los ancianos y ancianas, a las autoridades, a la mujer, a la vida, a la comunidad. En nuestra cultura el concepto respecto engloba una visión más profunda. Otros dos conceptos fundamentales son el equilibrio en el uso de lo que nos provee la madre naturaleza, en la situación de vida de los componentes de la comunidad, en el trabajo y en la cosecha, en las condicionesn dificiles y en las de bienestar y alegría de la comunidad. El equilibrio entre los componentes nos ha llevado a mantener durante siglos una cohesión social comunitaria, solidario, que se tradujo en el trabajo común, en el esfuerzo común, en la meta común, que han sido pilares importantes de la resistencia indígena a lo largo de los últimos cinco siglos. Son conceptos que fundamentan una forma propia de organización y participación política de los pueblos indígenas, y por supuesto, del cual derivan los criterios para la selección, elección, designación y formación de las distintas formas de autoridad indígena, entre los cuales se pueden mencionar: haber cumplido uno, dos o más cargos de servicio a la comunidad como alcalde auxiliar, regidor, alguacil, ministril, cofrade u otros según sea la región Maya, expresar claras y permanentes muestras de respeto hacia la comunidad, los ancianos, las ancianas y las autoridades comunitarias, responsabilidad en el cumplimiento de las tareas comunitarias que le ha dado o pedido la comunidad, respeto y aceptación del trabajo compartido en las tareas de servicio a la comunidad y las funciones como Autoridad, dsposición a tomar decisiones de manera colectiva como es la experiencia y tradición de las Comunidades, pestar el servicio como autoridad sin remuneración, entre otros. Se trata pues, de otra forma de hacer política que, en Guatemala es una fuente de ética, una reserva moral y política, un factor necesario para superar la descompsoción que sufre la institucionalidad en general y la política y partidaria en particular. Siendo una población mayoritaria del país, y con una experiencia de resistencia con sus propias formas de organización y ejercicio político, constituye un aporte importante en la construcción democrática guatemalteca. La existencia de esta experiencia política y los valores, criterios, principios y mecanismos que la sustentan, a pesar de los cinco siglos de despojo, represión y políticas de destrucción por parte del estado guatemalteco, dan un importante nivel de certeza sobre la validez de la misma, y de su aporte hacia la construcción democrática de Guatemala. Consituyen una forma de hacer o ejercer democracia más directa, mas justa, más integral del Pueblo Maya que los revolucionario, democráticos y progresistas no deben desechar, sino por el contrario, deben nutrirse de él ideológica y políticamente, entendiéndola y asumiéndola. La democracia plena en Guatemala, es una meta viable. Aun cuando, los gobiernos de turno de Guatemala, durante los últimos diez años, entendieron e hicieron muy poco por construir la paz y reformar el estado guatemalteco, hay importantes condiciones que la sociedad guatemalteca y los pueblos indígenas han ido construyendo. Durante los últimos años, se ha venido desarrollando un importante movimiento indígena, plural, diverso con diversas reivindicaciones entre las cuales las más importantes son la implementación de un programa de resarcimiento por parte del estado guatemalteco a las víctimas de las violaciones de derechos humanos cometidas por el ejército durante el conflicto armado interno, la defensa de las montañas, ríos, bosques y lugares sagrados frente a la política de explotación minera y de recursos naturales del actual gobierno, e importantes sectores indígenas que buscan distintas posibilidades de participación política en distintas regiones del país. Cada vez, las comunidades indígenas y sus respectivas autoridades tradicionales, en sus distintas formas, asumen un papel más determinante en la lucha por sus reivindicaciones, en la reconstrucción del tejido social roto por el genocidio y la tierra arrasada aplicada por el estado durante el conflicto armado interno, y por su puesto, también cada vez más asumiendo una participación política alrededor de los problemas nacionales del país. Igualmente, los sectores campesinos han desarrollado una experiencia de movilización importante y puesto en claro las principales políticas públicas que el estado debe implementar como el acceso a la tierra, la política de seguridad y soberanía alimentarias, entre otros. Existe, así mismo, un fuerte movimiento de trabajadores del estado que lucha por el derecho a la estabilidad laboral ante la tendencia actual de reducción del estado y privatización de los servicios públicos. Las luchas mas importantes en este marco las han realizado los docentes que han demandado a los gobiernos de turno la implementación de la reforma educativa, y últimamente el actual movimiento reivindicativo de los médicos de los hospitales nacionales. A todo ello, hay que agregar un movimiento creciente de organizaciones de mujeres y de jóvenes. En el plano político, en Guatemala, las fuerzas políticas de derecha han decidido iniciar la campaña electoral de cara a las elecciones generales de septiembre del 2007. A diferencia de otros procesos, el nivel de fragmentación de las fuerzas de la oligarquía son mayores en esta oportunidad, que no nos lleva a descartar que se puedan reunificar más adelante. Ante esta situación, distintos agrupamientos democráticos y de izquierda, en un esfuerzo conjunto con el partido URNG, el pasado domingo 10 de septiembre hicieron el llamdo a la formación de un frente político y social de izquierda de cara a las elecciones del 2007, en un esfuerzo por hacer converger las luchas del movimiento social y la participación política y electoral. Supone un primer paso, condicionado por un lado, a incorporar nuevos sectores democráticos y progresistas que buscan participar en la estructuración de una alternativa de poder en Guatemala, y por el otro, a encontrar las formas de coordinación y participación conjunta de las distintas expresiones organizativas, sociales y políticas de los Pueblos Indígenas guatemaltecos. Más que respuestas concretas o metas inmediatas de construcción democrática en Guatemala, apreciamos un proceso de retoma de la lucha reivindicativa y política de la sociedad guatemalteca en general y de manera particular de los pueblos indigenas, con importantes pasos además de las luchas y movilizaciones sociales, como son las consultas populares realizadas hasta la fecha en 7 Municipios, en las que la población en su conjunto ha tomado la decisión de rechazar la política de explotación minera de metales a cielo abierto del actual gobierno. Las consultas populares realizadas, son una expresión de la práctica de decisión comunitaria propio de los pueblos indígenas. Lo anteriormente descrito, consituye el contjunto de aportes, desde los distintos sectores sociales y desde los Pueblos Indígenas, en la construcción democrática de Guatemala, desde el marco del contenido y la proyección de los Acuerdos de Paz, el tiempo no ha pasado en vano, mi país ha seguido caminando hacia una mejor situación para las futuras generaciones. Es sobre estas nuevas bases que Guatemala sustancialmente debe rediseñar su relación con la comunidad internacional, los otros pueblos, las otras luchas, en el contexto de la globalización liberal. En palabras del Popol Wuj, en Guatemala, después del último holocausto, el del genocidio y la tierra arrasada, las semillas están retoñando, los retoños están creciendo, y de nuevo el horizonte ofrece razgos importantes del nuevo amanecer que nuestras abuelas y abuelos mayas soñaron para nuestros hijos, hijas, nietas y nietos. - Pablo Ceto, Maya Ixil, es miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional – CEN – y de la Comisión de Relaciones Internacionales – CRI – del partido Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca – URNG - , Guatemala. Ponencia presentada en el Primer Encuentro Mundial por la Democracia Directa, Caracas-Venezuela (Septiembre 13-15, 2006)
https://www.alainet.org/es/active/13408
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