La esperanza que inaugura Evo

24/12/2004
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A medida que asimilamos la idea de que Evo Morales será el presidente de Bolivia por los próximos años, también empieza a ponerse más concreta, “real” y palpable la idea de que Bolivia y Latinoamérica están en puertas de una esperanza real de cambio. Nuestro pecho se hincha con este anhelo y nuestro corazón adquiere mejor pulso porque lo que los bolivianos tenemos hasta ahora como país es una ofensa a la conciencia humana.

Es imposible predecir exactamente lo qué saldrá de la gestión de Evo Morales y Alvaro García Linera, pero seguro estoy que lo que salga de esta experiencia de gobierno será útil, válida y beneficiosa para el pueblo porque el nuevo presidente y el nuevo vicepresidente son carne del pueblo e ideas del pueblo. Ninguno de los dos es una hechura circunstancial de la televisión como suele ocurrir con la gran mayoría de los candidatos de las democracias representativas. No, ellos tienen el apoyo del pueblo boliviano porque llevan tras de sí toda una trayectoria de vida a lado de los humildes. Otro punto a favor es que no pierden el juicio por el oro porque advierten que hay cuestiones humanas más importantes que el vil metal.

Finalmente su formación les hace entender que un buen ser humano es aquel que sabe trascender a su tiempo, dejando algo útil en su paso por la historia. ¿Cómo explicar que un hombre tenga el apoyo de más del 55 % de la población si para su campaña no se contrataron empresas publicitarias, no se recurrió a asesores externos y no se apeló a la prebenda para conquistar votos? Sucede que el apoyo para Evo salió desde el corazón.

Los pueblos originarios, las clases medias empobrecidas y los intelectuales honestos tenían la moneda de oro bien guardada y esperaban el momento oportuno para dársela a alguien, que esté a la altura de ese merecimiento. Las luchas indígenas de los siglos anteriores, las luchas obrero sindicales del anterior siglo, los aportes de cientos de intelectuales bolivianos y latinoamericanos y la caída de Marcelo Quiroga y el Che son factores que se combinaron para producir semejante cambio político.

Hace poco alguna gente se preguntaba ¿Por qué el Che vino a Bolivia a morir si podía hacer mucho más en otras tierras? Ahora entendemos mejor las razones de esa decisión. El Che con su sangre decidió nutrir la lucha de millones de bolivianos marginados y vilipendiados y sabía porqué escogió nuestro país.

En definitiva Evo Morales es el nuevo presidente. El se pone a la cabeza del proceso de cambio pero somos los bolivianos los que ladrillo a ladrillo, tenemos que edificar el nuevo país. No hay líderes con varita mágica. Sólo hay pueblos que con buenos conductores pueden construir buenas obras.

El boliviano o latinoamericano que piense que Evo Morales fue elegido para producir cambios automáticos en la sociedad está equivocado. Evo es el director de la orquesta pero cada boliviano tendrá que alzarse un violín, un chelo o una zampoña y tocar el instrumento sin desafinar. Es más, a Evo no sólo hay que ayudarlo a que realice una obra de beneficio común como buen albañil de la historia, también hay que controlar que siempre vaya por el camino que exige la historia y sus circunstancias.

Por ahora lo que interesa es que los 25 años de lucha de Evo a lado del pueblo son una gran evidencia para pensar que lo hará bien, que lo haremos bien.

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