Donald, Oh Donald… ¡regresa bribón!

Joe Biden intenta reparar los destrozos causados por Donald Trump en el "liderazgo" del Imperio. Pero las cosas no son tan simples. El camino se anuncia cuesta arriba...

31/03/2021
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Foto: OTAN
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Cuando altos oficiales franceses ponen a parir a la OTAN y al Imperio

 

Cuando la elecciones presidenciales estadounidenses del 2016, escribí que Hillary era infinitamente más peligrosa que Donald Trump. Para la paz mundial, para la independencia de los pueblos, para la supervivencia de la Humanidad, incluso para el business. Debo reconocer que, una vez elegido, Donald le hizo un valiente empeño para encarnar el peor jodido hijo de la chingada que haya parido el mal cine de Hollywood. Sin embargo, al irse afirmó algo que resulta ser la estricta verdad: en los últimos 75 años Donald es el único presidente yanqui que no inició ninguna guerra.

 

Nunca me fié de Biden. Nunca. Basta con asomarse a su prontuario para sentir un escalofrío que te recorre el espinazo cosa mala. De modo que, –una vez asentado el polvo que levantó la elección presidencial, asalto al Capitolio incluido–, me preparé para constatar la mala leche de Joe, su mal talante, la manifestación más primaria de un espíritu de revancha primitivo y brutal.

 

No obstante, jamás imaginé que llegaría tan rápido. Hasta ahora estaba atento a las nominaciones de “su equipo”, admirando la insigne capacidad del Imperio para desempolvar bárbaros con experiencia, descubrir vándalos nuevos, premiar a un par de tontolculos y colocar en algún puesto secundario alguna figura limpita con cara de goodie, cuestión de cuidar la imagen.

 

Acojonado como el que más con el desastre del virus, la pachanga de las vacunas, los desórdenes monetarios, las torrenciales emisiones de dólares de la FED, las emisiones de euros en plan maricón primerizo del BCE, el yo-yo de las materias primas, el crecimiento de la deuda agregada, el aumento consistente y sostenido del desempleo, los vasos comunicantes de la acumulación de la riqueza por un lado y de la pobreza por el otro, la caída generalizada del PIB, las previsiones cataclísmicas del FMI, la abundancia de presidentes asopados y mediocres como Piñera, las sequías e inundaciones que va dejando el cambio climático, la trombosis del Canal de Suez provocada por un portacontenedores japonés, el irregular desempeño de los hombres de Zidane en la Liga y, –sobre todo–, por la anulación del Festival de Viña, esperaba una buena noticia como quien aguarda las aguas de mayo.

 

En ese momento, vino Joe y llamó a Vladimir Putin del nombre del puerco, acusándole literalmente de ser un “asesino y un desalmado”(sic).

 

Por su parte, Antony Blinken, –ministro de Exteriores de Joe–, recibió a su homólogo chino Wang Yi en un ‘volteadero’ de mala muerte de un pueblucho de Alaska y, sin servirle ni un cafecito para el frío (hacían 19ºC bajo cero), lo puso a parir acusándole hasta del naufragio del Titanic. Hasta ahora Blinken fungía de ejecutivo de una consultora privada, WestExec Advisors. Antes de eso había contribuido a cuanta expedición gansteril tuvo lugar bajo los mandatos de Clinton y Obama. Durante su carrera “diplomática” propició la invasión de Iraq, la guerra de Afganistán y otras agresiones menores. (volteadero: así llamaba mi profesor de filosofía los hoteles parejeros).

 

Como era de esperar, rusos y chinos no se quedaron callados. La prensa europea se mostró sorprendida de que ambos países, Rusia y China, alzaran el tono. “Con Rusia sabemos a qué atenernos, dijeron: ‘es ojo por ojo y diente por diente’. Lo que no esperábamos es que los chinos cobren dos por uno. A cada sanción yanqui o europea, China responde aplicando sanciones dos veces más fuertes”.

 

Sorpresa tanto más inesperada que China fue colonia occidental. Pero eso es el pasado, y China quiere dejar claro que ese pasado no volverá jamás.

 

Rápidamente, Wang Yi invitó a su homólogo ruso Serguei Lavrov a reunirse en la ciudad de Guilin, en la provincia de Guangxi. Desde allí ambos cancilleres confirmaron su decisión de reforzar las relaciones de sus dos países y de combatir unidos las sanciones que occidente aplica a su real gana.

 

Mientras tanto el Imperio pasa lista para cerciorarse de que sus “aliados” están en posición ¡Firmes! y con los meñiques en las costuras del pantalón. Los titulares europeos son claros:

 

Biden quiere hacer de la Unión Europea su “socio” en su batalla contra las autocracias.

 

Entre las autocracias que combate Biden no figura Arabia Saudita, ni ninguna de las petromonarquías del Golfo Pérsico que conducen una guerra interminable contra Yemen, pariente pobre de la región. Ni las dictaduras africanas sostenidas y financiadas desde la Unión Europea.

 

Entre los “asesinos” que denuncia Joe no está Mohammed Ben Salman, heredero del poder en Arabia Saudita, quien ordenó el asesinato y el descuartizamiento de Jamal Khashoggi, periodista saudí que trabajaba en el Washington Post, perpetrados el 2 de octubre de 2018 en el Consulado saudí de Estambul. Aun cuando el propio Joe Biden ordenó la desclasificación de un informe de la inteligencia yanqui que dice literalmente: “Llegamos a la conclusión que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Ben Salman, validó una operación en Estambul, en Turquía, para capturar o matar al periodista saudí Jamal Khashoggi”.

 

Tampoco figuran los generales estadounidenses responsables del asesinato de Qassem Soleimani, general iraní que combatió exitosamente al Estado Islámico, cometido el 3 de enero de 2020 por el ejército yanqui en el aeropuerto internacional de Bagdad. Tal vez porque la orden vino directamente de un “asesino” llamado Donald Trump…

 

Joe Biden, vicepresidente primero (2009-2017) y ahora presidente de los EEUU, país que invadió Iraq dos veces, y no solo destruyó Iraq sino también sus instituciones, asesinando de pasada a su presidente Saddam Hussein; EEUU el país que invadió y destruyó Afganistán y prolonga allí una guerra que dura ya más de 15 años; EEUU, el país que bombardeó Siria durante más de cinco años con el concurso de una veintena de países “occidentales” y mantiene allí una base militar ilegal; EEUU, país que fue cómplice del bombardeo y la destrucción de Libia y del asesinato de su jefe de Estado Muammar Kadhafi; EEUU, país que colabora aun hoy a la destrucción de Yemen, al sometimiento del pueblo palestino, y apoya la dictadura militar egipcia en contra de su pueblo, sanciona a China… con el pretexto de proteger la minoría musulmana Uigur, sin que un solo periodista occidental ose evocar la impostura.

 

Joe Biden fue invitado a una reunión virtual con los 27 presidentes y primeros ministros de la Unión Europea, en su calidad de patrón. Angela Merkel, cuyo país –Alemania– comercia mucho con China, tosió. Merkel recordó que la Unión Europea pretende a la soberanía estratégica, y dijo que si bien “Tenemos un zócalo común de valores con los EEUU, (…) tenemos también nuestros propios intereses por otro lado”. Berlín no elegirá entre Washington y Beijing.

 

Pero la denuncia más directa y brutal del sometimiento europeo a los EEUU vino de Francia. No del gobierno de Macron, desde luego, sino del Círculo de Reflexiones Inter-ejércitos (CRI), una institución creada y animada por altos oficiales franceses en retiro. El CRI le dirigió una carta al Secretario General de la OTAN, cuyo texto –extremadamente ilustrativo– ofrezco aquí (traducción del francés de mi puño y letra):

 

 

Carta abierta al Sr. Stoltenberg, Secretario General de la OTAN (1)

 

El jueves 18 de febrero 2021 fue presentado el estudio “OTAN 2030”, realizado a su demanda. Él indica lo que deben ser las misiones de la OTAN durante los diez próximos años.

 

De entrada, aparece que toda la orientación de la OTAN reposa en el paradigma de una doble amenaza, una rusa, presentada como activa hoy, china la otra, potencial y a venir.

 

Dos líneas de fuerza importantes se desprenden del estudio.

 

La primera es el enrolamiento de los europeos contra una empresa de dominación planetaria de China, a cambio de la protección americana de Europa contra la amenaza rusa que pesaría sobre ella.

 

La segunda, es la elusión de la regla del consenso, de varias maneras: operaciones en coaliciones de voluntarios; puesta en obra de decisiones que no requieren consenso; y sobre todo la delegación de la autoridad al SACEUR (Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa: un oficial general americano) con el pretexto de la eficacia y de la aceleración de la toma de decisiones.

 

Pero la lectura de este proyecto “OTAN 2030” hace aparecer claramente un monumento de apacible mala fe, de tranquila desinformación y de instrumentalización de esta “amenaza Rusa”, “amenaza” pacientemente creada y alimentada, en modo de “forzar a los aliados europeos a obedecer” a los EEUU, en la perspectiva de la lucha que se anuncia con China por la hegemonía mundial.

 

Razón por la cual, Señor Secretario General, antes de cualquier otra consideración sobre el futuro propuesto por el proyecto OTAN 2030, es importante analizar las causas y la realidad de esta amenaza rusa, mediante algunos recuerdos históricos que siguen más abajo.

 

_En efecto, la historia no comienza en el año 2014, y dar prueba de una inquebrantable mala fe histórica relativa a las relaciones euro y americano-rusas, que pasar en una sola frase (al principio del parágrafo “Rusia”) directamente de la “asociación constructiva” lanzada por la OTAN a principio de los años 1990, a la anexión de Crimea por Rusia en 2014, como si no hubiese ocurrido nada entre 1991 y 2014, entre “la gentil Rusia” de la época, y el malvado “Oso ruso” de hoy. _

 

Es la OTAN la que, desde los años 1990, se lanzó a marchas forzadas a su ampliación hacia el Este, a pedido de los países concernidos, cierto, pero a pesar de las garantías ofrecidas a Rusia en 1991 cuando se firmó el Tratado de Moscú (2), y que de año en año ha acercado sus ejércitos a las fronteras de Rusia, aprovechándose de la descomposición de la ex URSS.

 

Es la OTAN la que, sin ningún mandato de la ONU, bombardeó Serbia (3) durante 78 días, con más de 58.000 misiones aéreas, todo esto sobre la base de una vasta operación de manipulación y de intoxicación de algunos servicios secretos de importantes miembros de la Alianza (el pretendido plan serbio “Potkova” y el asunto de Racak), iniciando así, contra toda legitimidad internacional, la creación de un Kosovo independiente arrancándole una parte de su territorio a un Estado soberano, en nombre del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, humillando así a Rusia por medio de su aliado serbio.

 

¿Tendría este principio una geometría variable cuando se trata de Crimea, compuesta a más de 90% de Rusos, y que se unió a Rusia sin tirar ni un tiro?

 

Es la OTAN la que en 2008, en su dinámica de “conquista del Este”, rehusó la mano tendida por Rusia para un nuevo “Pacto de seguridad europeo” que buscaba arreglar los conflictos no resueltos en el Este de Europa (Transnistria, Abjasia, Osetia del Sur), a cambio de una cierta neutralidad de cara a la OTAN de parte de Georgia, Ucrania y Moldavia, es decir el inmediato “hinterland” ruso.

 

Y es siempre con el mismo espíritu conquistador, percibido como un estrangulamiento real por Rusia, que la OTAN decidió, en 2010, estimular los graves desórdenes del “Euromaïdan”, verdadero golpe de Estado que terminó con la eliminación del presidente ucranio legalmente electo, considerado demasiado pro-ruso, en la perspectiva de continuar la política de acercamiento de Ucrania con la OTAN.

 

Lo que siguió después es conocido, con la secesión de Crimea y el Donbass.

 

Es la OTAN la que a principio de los años 2000, –después de haber asociado Rusia a una defensa anti-misiles de teatro de operaciones, que se suponía debía “proteger los EEUU y sus aliados, entre ellos Rusia”, de un ataque de misiles lanzados por “Estados bandidos”, especialmente Irán y Corea del Norte (sic)–, transformó de facto en 2010, cuando la cumbre de Lisboa, ese sistema en una arquitectura global de defensa antimisiles balísticos en Europa (BMDE), ya no de teatro de operaciones, sino en un verdadero escudo dirigido contra Rusia, sin protegerla.

 

Es una vez más la OTAN la que le aseguró a Rusia que los sitios de lanzamiento de misiles antimisiles balísticos (ABM) así desplegados en su puerta no podrían jamás ser cambiados en sitios ofensivos contra su territorio tan cercano, “olvidando precisar” que en realidad esos lanzadores (MK 41) de misiles ABM podían también servir para lanzar misiles ofensivos Tomahawk contra su territorio (nucleares o convencionales de alcance superior a los 2.000 km según las versiones) en contradicción flagrante con el tratado INF en vigor en la época de su despliegue; ¡en eso dejaba atrás, y de lejos, la cuestión de saber si el 9M729 ruso tenía un alcance de 480 km o de 520 km!

 

La amenaza potencial así ejercida sobre la capacidad de respuesta de Rusia, base de su disuasión nuclear, puso seriamente en cuestión el equilibrio estratégico americano-ruso, obligando así a Rusia a suspender toda cooperación en el seno del COR (Consejo OTAN-Rusia) a fines del 2013, o sea desde antes de la crisis de Crimea del 2014, la que será luego utilizada por la OTAN para justificar – a posteriori – la protección BMDE de Europa frente a… ¡la nueva “amenaza rusa”!

 

Entonces, sí, Señor Secretario General,

 

Al cabo de veinte años de sostenidos esfuerzos por parte de la OTAN para recrear “el enemigo ruso”, indispensable para la supervivencia de una organización teóricamente puramente defensiva, sí, Rusia terminó por irritarse, y por buscar en el Oriente la cooperación que le rehusó el Occidente.

 

Le empresa de separación de Rusia de Europa, llevada pacientemente adelante a lo largo de años por sus predecesores y por Ud. mismo bajo la autoridad constante de los EEUU, está en buen camino ahora, habida cuenta que Rusia, por fin reconvertida en “la amenaza rusa”, justifica los ejercicios militares más provocadores como Defender 2020 retrasados a 2021, cada vez más próximos a sus fronteras, así como los nuevos conceptos más dementes de empleo de mini-nucleares en el teatro de operaciones europeo, bajo la autoridad… del aliado americano que es el único que posee las llaves.

 

Pero no, Señor Secretario General,

 

Hoy, y a pesar de todos sus esfuerzos, Rusia con su presupuesto militar de 70 mil millones de euros (a penas el doble del presupuesto de Francia), no constituye una amenaza para la OTAN con su billón de euros, ¡de los cuales € 250 mil millones para el conjunto de países europeos de la Alianza! Pero esa no es su preocupación porque lo que se busca ahora, a través del nuevo concepto OTAN 2030, es un proyecto mucho más vasto: implicar la Alianza Atlántica en la lucha por la hegemonía mundial que se anuncia entre China y los EEUU.

 

La verdadera amenaza, real ella, es la del terrorismo. El estudio le consagra un desarrollo, pero sin apartarse jamás de la palabra “terrorismo”, ni caracterizar las fuentes, los mecanismos, los fundamentos ideológicos y políticos.

 

Dicho de otro modo, no habría como amenaza sino un modo de acción, puesto que tal es la naturaleza del “terrorismo”. Se elude pues una realidad que molesta, la del islamismo radical y de su mesianismo que no tiene nada que envidiarle a la del comunismo de antaño. El problema es que ese mismo mesianismo es alimentado por el inmenso caos generado por las iniciativas americanas post Guerra Fría, y que es llevado al plano ideológico tanto por la Turquía de Erdogan, miembro de la OTAN, como por Arabia Saudita, aliado indefectible de los EEUU.

 

Como podía esperarse, aparece ya desde las primeras líneas que este documento no augura nada bueno para la independencia estratégica de Europa, visto que su objetivo consiste claramente en someter a los aliados europeos que hubiesen podido solo imaginar tener una onza de un principio de despertar a una autonomía europea.

 

No es todo, porque no solamente Ud. proyecta transformar la OTAN, inicialmente alianza defensiva construida para proteger Europa frente a un enemigo que ya no existe, en una alianza ofensiva contra un enemigo que no existe para Europa, (aun cuando no nos engañamos con relación a las ambiciones territoriales chinas, al impacto de su poder económico y al carácter totalitario de su régimen), pero el informe va más lejos, derechamente hacia una organización con vocación política mundial, capaz de controlar cualquier otra organización internacional.

 

Así, según el informe:

 

-La OTAN debería instaurar una práctica de concertación entre Aliados antes de las reuniones de otras organizaciones internacionales (ONU, G20, etc..) , lo que significa claramente “ir a buscar las instrucciones el día anterior” para imponerlas el día siguiente, masivamente, ¡durante la plenaria!

 

-La OTAN debe tener una fuerte dimensión política, a la medida de su adaptación militar. La Organización debería considerar reforzar los poderes delegados al Secretario General, para que este pueda tomar decisiones concretas relativas al personal y ciertas cuestiones presupuestarias.

 

-La OTAN debería crear, en el seno de las estructuras existentes de la Alianza, un mecanismo más estructurado para la formación de coaliciones. El objetivo sería que los Aliados puedan situar nuevas operaciones bajo la bandera de la OTAN, aun cuando no todos deseen participar en una eventual misión.

 

-La OTAN debería reflexionar en torno a la oportunidad de hacer de modo que el bloqueo de un dossier por un solo país no fuese posible sino al nivel ministerial.

 

-La OTAN debería profundizar las consultas y la cooperación con los socios de la región Indo-Pacífico: Australia, Japón, Nueva-Zelanda y la República de Corea,

 

-La OTAN debería comenzar a reflexionar internamente en la posibilidad de establecer una asociación con la India.

 

Señor Secretario General,

 

Es porque esta organización, –cuando perdió su enemigo–, no cesó de lanzarse en cuerpo y alma a la justificación política de la preservación de su herramienta militar recreándose su nuevo enemigo ruso, que ella tiende hoy a transformarse en un peligro para Europa.

 

Puesto que no contenta de haber hecho perder a Europa la ocasión de una verdadera paz durable deseada por todos, incluyendo a Rusia, animada solo por el deseo de sobrevivir y de su justificación por su extensión, la OTAN no ha hecho sino provocar una vasto rearme de parte y otra de las fronteras de Rusia, del Báltico al Mar Negro, poniendo en peligro la paz en esta Europa que ya no considera sino como su futuro campo de batalla,

 

Y ahora, a través de este documento OTAN 2030, y contra la lógica más elemental que exige que sea la misión la que justifique la herramienta y no al revés –¿los Romanos no decían ya “Cedant arma togae”?– Ud. quisiera, para el futuro, justificar la herramienta militar de esta alianza transformándola en un instrumento político, imprescindible, de gestión de vastas coaliciones internacionales, en beneficio de un verdadero gobierno planetario, ¡yendo incluso hasta pasar por encima de las decisiones de la ONU y aplastando las soberanías nacionales!

 

¡Entonces no, Señor Secretario General! ¡Hay que parar este tren demente, antes de que sea demasiado tarde!

 

Francia, en lo que le toca, en la línea directa de los principios enunciados hace más de medio siglo por el General de Gaulle, no podría, sin incumplirlos gravemente, prestarse a esta empresa de aceptación aventurera de la tutela americana sobre Europa.

 

Por el Círculo de Reflexión Inter-ejércitos (4)

 

El General de Brigada aérea (2S) Grégoire Diamantidis

 

Es inútil precisar que ni un solo medio galo, o europeo, difundió esta Carta Abierta. Los “expertos” europeos, para los cuales todo lo que no venga de EEUU es caca, es obligatorio ignorar los argumentos de quienes no aplaudan hasta con las orejas al mandatario del Imperio. Durante cuatro años lo hicieron a regañadientes, con Donald Trump, pero la llegada del Uncle Joe les liberó el entusiasmo.

 

Si pensabas que la peor amenaza que pende sobre los destinos de la Humanidad es el SARS-CoV, aviva el seso y despierta, contemplando, como se viene la muerte, tan callando…

 

Notas

 

(1) Organización del Tratado del Atlántico Norte, estructura militar de la Alianza Atlántica.

 

(2) Tratado de Moscú: o “tratado dos más cuatro”, firmado el 12 de septiembre 1990 en Moscú, entre los representantes de las dos Alemanias y los de las cuatro potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial, es el “tratado que trata del acuerdo definitivo relativo a Alemania” que le abrió la puerta a la reunificación alemana y fijó el estatuto internacional de la Alemania unida.

 

(3) Operación “Fuerza Aliada”. Esta operación, decidida por la OTAN después del fracaso de las negociaciones entre los independentistas kosovares y Serbia bajo la égida de la OSCE (Conferencia de Rambouillet 6 febrero-19 de marzo 1999), fue lanzada sin mandato de la ONU el 24 de marzo sobre la base de una vasta campaña en los medios occidentales, relativa a un pretendido plan de depuración étnica (plan Potkova) de gran escala en el Kosovo por parte de Serbia. Plan que más tarde resultó haber sido fabricado enteramente por los servicios secretos búlgaros y alemanes.

 

(4) El Círculo de Reflexión Inter-ejércitos (CRI), es un organismo independiente de las instancias gubernamentales y de la jerarquía militar. El CRI reúne oficiales generales y superiores en retiro de las tres ramas de las FFAA francesas, y algunos civiles, y tiene por objetivo movilizar sus energías con el propósito de hacerse escuchar por los responsables políticos y la opinión pública, contribuyendo así a resituar al Ejército en el corazón de la Nación, de la cual es la emanación.

 

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