Perú: El gusto cuesta
- Opinión
Rosa María Palacios, RMP, reconocida comunicadora en el Perú, pretendió matizar y mediar en la controversia expuesta en lo que respecta a la cobertura que la clínica privada presta a los pacientes con Covid 19. Escribió RMP en un tuit: “¿Por qué no se puede atender en Minsa (1)? El acceso es universal. Que no le guste es otra cosa. Pero el gusto cuesta. Y la salud privada es cara porque paga mejor al personal y no tiene subsidio de ninguna clase”.
Sabemos que la pandemia Covid19 no tiene frontera que la contenga y afecta a todos los sectores sociales, en mayor y menor grado según la capacidad de asumir las medidas de prevención requeridas. Pero que nos puede afectar a todos, no cabe duda. Y para muchos es de vida o la muerte. Las “cifras” lo registran.
La Covid19 ha mostrado la cruda y dramática realidad de la salud pública en el Perú, como también los intereses económicos del trabajador formal e informal, del pequeño, mediano, grande y el de los grupos monopólicos empresariales. Quién sobreviva post-pandemia dependerá de su capacidad de resiliencia y de los recursos económicos que disponga, en particular del financiero.
Al inicio de la pandemia las clínicas no asumían la atención de pacientes con Covid19, los cuales eran inmediatamente derivados a los hospitales públicos, según protocolo aducido. Sólo atendían en emergencia no así en consultorios externos. Transcurrido el mes, comenzaron a recibir pacientes con Covid19. O sea, superada la incertidumbre y conocido ya los primeros protocolos de tratamiento. Y éstos, se procesaron como resultados de los miles de pacientes atendidos en los hospitales públicos.
Es conocido también que muchos médicos trabajan en el sector público y privado, consultorios y clínicas para así cubrir sus recursos económicos. Y la experticia adquirida para el tratamiento de la Covid19 no se adquiere en las clínicas sino en los hospitales públicos. Entonces podemos decir que nuestros familiares, amigos y demás pacientes han contribuido para que hoy las clínicas privadas atiendan y cobren precios exorbitantes a pacientes que desesperados por la congestión en la atención pública, recurren a ellas. ¿Podemos poner en “valor” está contribución que hoy a las clínicas les reporta ingentes ingresos económicos en momentos de pandemia global?
Las clínicas en sus inicios las constituyeron grupos de profesionales médicos. Hoy es una cartera más de los lucrativos negocios del sector financiero, bancos y seguros. Y para eso qué mejor que la tercerización de servicios. Ahora los médicos, en su mayoría, integran la nómina de la clínica pero no tienen vínculo laboral con ésta. Y tal es así, que para reiniciar sus labores en las clínicas, les piden que cada quince días se realicen la prueba del Covid19 por su propia cuenta y que la indumentaria protectora ante la Covid19 sea costeada por ellos mismos. Y si se infectan, la clínica no asume cubertura alguna para su recuperación. O sea, a decir de RMP “la salud privada es cara porque paga mejor al personal y no tiene subsidio de ningún tipo”. Valdría preguntar qué tan bien es remunerado el personal estable que labora en las clínicas privadas.
Dice RMP que el “gusto cuesta”. Cierto, si uno quiere darse un gusto le va costar esfuerzo, empeño y dinero. Pero hay gustos y gustos. Adquirir un BMW o una casa en una zona exclusiva, puede ser por gusto. Pero cuando se trata de la vida o la muerte no es por gusto que uno requiere y espera una atención inmediata y con eficiencia. Si RMP se hubiera dado la molestia de indagar preguntado entre los miles de pacientes y familiares de Covid19 si preferían ser atendidos en una clínica privada u hospital público, casi el 100 % habría respondido que en clínica privada ya que en el imaginario colectivo estos establecimientos atienden mejor, habitación independiente, horario libre de visitas, tv panorámica, cable, Netflix, internet, alimentos a la carta, etc. … pero lo cierto es que muy pocas tiene equipos “propios” de resonancia magnética, diálisis, y otros equipos requeridos por las diversas especialidades médicas, como el Instituto Nacional Cardiovascular “Carlos Alberto Peschiera Carrillo”-INCOR, por poner un ejemplo.
Ese es el gusto, pero lo real es que sus posibilidades sólo les permiten acceder a los hospitales públicos. Estoy seguro que es su imaginario RMP nunca ha considerado el que sea internada en un hospital público porque se puede dar el gusto de que la atiendan en la clínica de su preferencia. Pero si fuera el caso que los hospitales públicos contaran además con la infraestructura y servicio que ofrece la clínica no dudaría en internarse en un hospital público invocando, con derecho, al acceso universal a la salud estipulado por ley, subsidiado por el Estado a decir de ella misma. Y no debería sorprenderse ser examinada por el mismo médico que atiende en la clínica de su preferencia, con la diferencia que en el hospital público el médico goza de estabilidad laboral, hace carrera, aprende y gana prestigio atendiendo a pacientes que no pueden acceder a una clínica privada.
El Dr. Max Hernández en cambio no matiza esta controversia. Claro y preciso sentencia: “El problema no es que haya clínicas, el asunto es que haya poca salud pública”. Yo le agregaría, salud pública con los mejores y altos estándares de atención que todo ciudadano se merece. Y claro, la pregunta por dilucidar es por qué no hay salud pública. Una pista nos lleva a la triada: sector financiero, clínicas y farmacias. O sea, a la privatización de la salud pública que a decir de Cesar Giraldo “el neoliberalismo, que introduce la lógica mercantil a las instituciones de la protección social, que se expresa, en la privatización de los sistemas y en la flexibilización de los códigos laborales…. los sistemas de salud, en mayor o menor grado, han introducido el ánimo de lucro en la prestación de los servicios. Los servicios de salud se tercerizaron lo que hace que los prestadores tengan baja capacidad de respuesta institucional porque trabajan bajo la lógica de minimizar los costos para aumentar la ganancia de los aseguradores, donde los profesionales están precarizados y reciben poca protección, y donde la salud pública está reducida a la mínima expresión, porque un asegurador paga por evento, no por prevenir. (2)
El corolario de esta controversia es que la Asociación de Clínicas Privadas del Perú, después de sumar y restar, acordó con el gobierno en cobrar 55,000 soles por paciente con Covid19. Esto después de haber pretendido el monto de 97,000 soles por paciente. O sea, 42,000 soles menos de lo pretendido. ¿Pierden o dejan de ganar, de lucrar?
28-06-2020
(1) MINSA-Ministerio de Salud
(2) https://www.sinpermiso.info/textos/pandemia-renacera-el-humanismo
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