Cascos azules

Qué hacemos en el Congo?

09/04/2012
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Ayer volví a ver una película, no tan nueva, sobre un traficante norteamericano de armas. Éste, proveía a las bandas africanas en lucha por el poder que podía ser político, aunque en realidad se trataba de dominar el comercio de piedras y metales preciosos. La escena final es espeluznante pero patéticamente real: detenido por su comercio, el agente que lo detuvo le enrostra su criminal actividad y, el traficante le responde que todo eso es cierto, pero que el principal traficante de armas es el gobierno de Estados Unidos. Por eso, sigue diciendo, dentro de un momento tocarán a la puerta, un oficial de alto rango le agradecerá sus servicios, le anunciará una condecoración y le ordenará que me ponga en libertad. Es exactamente lo que ocurre momentos después.
 
Entonces, no podía evitar la pregunta del título: ¿Qué hacemos en la República Democrática del Congo?, específicamente ¿por qué tenemos una fuerza de casi 200 efectivos, componiendo la misión de cascos azules de Naciones Unidas en ese país?, ¿realmente, alguien cree que estamos defendiendo la democracia?
 
Un poco de historia nos dice que, la ONU, decidió instalar esa fuerza disuasiva ante la permanente convulsión que allí ocurre. Todo ese país, que abarca el centro de África y apenas tiene un corredor de salida al Océano Atlántico donde se encuentra la capital Kinshasa, desde el primer día de su independencia vivió en constante agitación en la que ya han muerto grandes líderes africanos como Patrice Lumumba y Laurent-Désiré Kabila. El asesinato del primero ocurrió en los años ’60 y no había ninguna fuerza de paz en el Congo. Pero, en cuanto al presidente Kabila, fue asesinado en 2001 y los cascos azules estaban en el país. Nada hicieron para impedir el crimen y tampoco para restablecer la paz.
 
En realidad, mientras continúa la lucha por el poder político en la capital, al interior de aquella extensa nación, se libran los combates por el verdadero poder: los recursos minerales que abundan allí. Un artículo difundido por Internet, sin nombre de autor, habla del coltán, un mineral del que se extraen dos minerales más apetecidos que el oro. Dice luego: Si tenemos en cuenta que estos metales están considerados altamente estratégicos y añadimos que el 80% se encuentran en la República Democrática del Congo, empezaremos a vislumbrar por qué hay una guerra en este país desde el 2 de agosto de 1998, por qué dos países africanos, como Ruanda y Uganda, ocupan militarmente parte del territorio congoleño y por qué, a la postre, han muerto ya más de dos millones de personas.
 
El hecho nos golpea: dos países pequeños, situados en la frontera oeste del Congo, se han apoderado de esa región. El presidente de Ruanda Paul Kagame, supervisa la actividad minera a través de grupos armados que se proclaman Ejército Patriótico Ruandés. El mineral es llevado en camiones hasta la capital de Ruanda donde, los consorcios europeos que comercializan este mineral, le dan grandes cantidades de dinero al gobernante millonario de un país que se hunde en la miseria. ¿Cuál es la tarea que cumplen los cascos azules?, la pregunta sigue resonando sin que haya una respuesta.
Hay que intentar otra indagación. Hace tres años, el entonces comandante del Ejército de Bolivia, anunció la formación de una escuela en la que, los oficiales y soldados que rotaron en la misión de la ONU en el Congo, trasmitirían su experiencia a efectivos de los ejércitos de este continente. Que se haya cumplido o no ese anuncio, es secundario. La concepción de que, en definitiva, los destacamentos enviados al Congo retornaban con un bagaje de experiencias que era útil trasmitir a otras fuerzas armadas, al parecer, era la explicación de la presencia de esos soldados en aquel país africano. Es lícito preguntar, entonces: qué experiencia tienen allí. Una enfermera ponderaba el conocimiento de una población agradecida por los servicios que se le prestaba. Detallaba luego el nivel de miseria, desnutrición y desamparo en que vivía ese pueblo. ¿Misioneros de la caridad?, ¿eso es lo que traen como experiencia? Nada, ni lo que dice el comandante ni lo que cuenta la enfermera, nos habla de la guerra, de la ocupación extranjera, de la explotación de la riqueza y, menos aún, de la experiencia de una misión de paz combatiendo contra la miseria.
 
¿Qué hacemos en el Congo? No es posible absolver esa pregunta. Una consulta más que pudo hacerse tuvo una respuesta muy difundida: las Fuerzas Armadas de Bolivia reciben una compensación financiera; una parte es distribuida entre los efectivos y otra sirve para comprar armamento y mejorar instalaciones militares. En otras palabras, hay un acuerdo de servicios pagados. ¿A eso se reduce la presencia de los cascos azules en tantos países? Alguien debe tener una respuesta mejor.
https://www.alainet.org/en/node/140929

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