Juicio a Von Wernich
Un genocida con clerigman que no quiso declarar
05/07/2007
- Opinión
Comenzó en Argentina el juicio oral contra el ex capellán de la policía bonaerense, Christian Von Wernich, acusado de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. El cura se negó a declarar en la primera audiencia.
El camino hacia la verdad y la justicia se va acortando de forma lenta, pero segura. Este jueves se realizó en la ciudad argentina de La Plata, ubicada a 50 kilómetros al sur de Capital Federal, la primera audiencia del juicio oral y público contra el cura Christian Von Wernich, ex capellán de la policía de la provincia de Buenos Aires entre los años 1977 y 1978.
Se trata de un nuevo proceso iniciado tras la anulación de las leyes de impunidad (Obediencia Debida y Punto Final), que ya permitió dos sentencias históricas contra represores argentinos del terrorismo de Estado: la de Julio Simón (conocido como el “turco Julián”), condenado a 25 de prisión en agosto de 2006, y la del ex policía Miguel Etchecolatz, quien recibió cadena perpetua un mes después por seis homicidios, torturas y dos privaciones ilegales de la libertad.
Von Wernich comparte con Etchecolatz el haber actuado en la órbita de máxima confianza del siniestro ex jefe de la policía bonaerense, Ramón Camps. Sin embargo, la particularidad más relevante del juicio en su contra reside en que, por primera vez, un sacerdote debe responder ante la Justicia por crímenes de lesa humanidad, cuestión que, por cierto, ayudará a desentrañar la colaboración y/o complicidad de la Iglesia Católica en las violaciones de los derechos humanos de la última dictadura militar.
Ayer, Von Wernich, quien permanece detenido desde septiembre de 2003 con prisión preventiva, se presentó ante el Tribunal federal de La Plata con escolta policial, chaleco antibalas, traje oscuro, camisa celeste y el tradicional “clerigman” (cuello blanco sacerdotal), para subrayar –a diferencia de otras apariciones públicas- sus votos religiosos.
Detrás de un vidrio blindado, el cura escuchó la larga lista de acusaciones de la fiscalía, que incluyen 7 casos de homicidio, 31 de torturas y 42 de privación ilegal de la libertad en el denominado “Circuito Camps” de centros clandestinos de detención, torturas y eliminación de personas.
"Von Wernich concurría asiduamente a algunos de los centros clandestinos del circuito, accedía a las zonas en las que se encontraban ilegalmente privadas de su libertad las víctimas, mantenía contacto directo con ellas, realizaba más que considerables aportes para mantener esa situación y, además, imponía tormentos principalmente psicológicos y morales a los prisioneros", con el objetivo de “quebrar la voluntad de las víctimas, obtener información, procurar el silencio de las víctimas y sus familiares, desalentarlos de que buscaran ayuda, y con ello asegurar los fines perseguidos por la Dictadura", asegura el documento leído durante la audiencia.
A la hora de responder ante el Tribunal, el ex capellán de la Bonaerense fue escueto. Contestó las preguntas de rigor sobre su situación personal y luego, cuando el juez Carlos Rosansky le dio la posibilidad de prestar declaración indagatoria, dijo que "siguiendo las indicaciones del doctor (Martín) Cerolini, que es mi abogado, no voy a declarar y no voy a aceptar preguntas".
En la sala se encontraban, además, miembros de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y el colectivo de juristas “Justicia Ya”, que como partes querellantes, tratarán de probar que Von Wernich fue una "pieza clave del genocidio perpetrado en nuestro país durante el terrorismo de Estado".
En tanto, el gobierno nacional envió como representante al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, aunque el propio Néstor Kirchner se refirió al juicio en un acto realizado casualmente en La Plata junto a su esposa, la senadora y candidata presidencial Cristina Fernández. Según el mandatario, los sacerdotes como Von Wernich "deshonraron a la Iglesia, a los pobres y a los derechos humanos", a diferencia de otros, “como el padre (Carlos) Mujica, como (monseñor) Hesayne, como (Jaime) De Nevares y (Enrique) Angelelli; quienes honraron a la patria, a la iglesia y a la religión”.
En la audiencia tampoco faltó un pequeño grupo de apoyo al represor católico, encabezado por Cecilia Pando, esposa del militar destituido Rafael Mercado, y ferviente defensora del terrorismo de Estado. Cabe recordar que Pando saltó a la escena pública luego de publicar una carta en el diario La Nación a favor del ex obispo castrense Antonio Baseotto, quien hace poco más de dos años sugirió arrojar al mar con una piedra en el cuello al ministro de Salud, Ginés González García, por sus políticas anticonceptivas. Desde entonces, no ha perdido oportunidad para reivindicar activamente a los genocidas de la dictadura.
Mientras tanto, afuera del Tribunal, organismos de derechos humanos, partidos de izquierda y asociaciones gremiales se concentraron bajo la consigna “la impunidad tiene cura” y reclamaron la aparición con vida de Julio López, testigo clave del juicio contra Etchecolatz, luego de nueve meses sin pistas concretas sobre su paradero.
Precisamente, uno de los reclamos de la parte querellante fue la seguridad de los testigos que deberán prestar testimonio contra Von Wernich a lo largo del proceso. Hasta el momento, las autoridades nacionales y provinciales se comprometieron a garantizar la seguridad de los testigos, pero la propia desaparición de López y las amenazas y presiones que ya fueron denunciadas en torno al nuevo caso, hacen de la demanda un reclamo permanente que no debe pasarse por alto.
Por lo pronto, las próximas audiencias se realizarán el martes 10 y el jueves 12 de julio, días en que comenzarán a desfilar parte de los 120 testigos que deberán comparecer ante la Justicia hasta el mes septiembre. Ellos aportarán las pruebas fundamentales del proceso que busca zanjar una nueva deuda de impunidad en la Argentina.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
http://www.prensamercosur.com.ar
El camino hacia la verdad y la justicia se va acortando de forma lenta, pero segura. Este jueves se realizó en la ciudad argentina de La Plata, ubicada a 50 kilómetros al sur de Capital Federal, la primera audiencia del juicio oral y público contra el cura Christian Von Wernich, ex capellán de la policía de la provincia de Buenos Aires entre los años 1977 y 1978.
Se trata de un nuevo proceso iniciado tras la anulación de las leyes de impunidad (Obediencia Debida y Punto Final), que ya permitió dos sentencias históricas contra represores argentinos del terrorismo de Estado: la de Julio Simón (conocido como el “turco Julián”), condenado a 25 de prisión en agosto de 2006, y la del ex policía Miguel Etchecolatz, quien recibió cadena perpetua un mes después por seis homicidios, torturas y dos privaciones ilegales de la libertad.
Von Wernich comparte con Etchecolatz el haber actuado en la órbita de máxima confianza del siniestro ex jefe de la policía bonaerense, Ramón Camps. Sin embargo, la particularidad más relevante del juicio en su contra reside en que, por primera vez, un sacerdote debe responder ante la Justicia por crímenes de lesa humanidad, cuestión que, por cierto, ayudará a desentrañar la colaboración y/o complicidad de la Iglesia Católica en las violaciones de los derechos humanos de la última dictadura militar.
Ayer, Von Wernich, quien permanece detenido desde septiembre de 2003 con prisión preventiva, se presentó ante el Tribunal federal de La Plata con escolta policial, chaleco antibalas, traje oscuro, camisa celeste y el tradicional “clerigman” (cuello blanco sacerdotal), para subrayar –a diferencia de otras apariciones públicas- sus votos religiosos.
Detrás de un vidrio blindado, el cura escuchó la larga lista de acusaciones de la fiscalía, que incluyen 7 casos de homicidio, 31 de torturas y 42 de privación ilegal de la libertad en el denominado “Circuito Camps” de centros clandestinos de detención, torturas y eliminación de personas.
"Von Wernich concurría asiduamente a algunos de los centros clandestinos del circuito, accedía a las zonas en las que se encontraban ilegalmente privadas de su libertad las víctimas, mantenía contacto directo con ellas, realizaba más que considerables aportes para mantener esa situación y, además, imponía tormentos principalmente psicológicos y morales a los prisioneros", con el objetivo de “quebrar la voluntad de las víctimas, obtener información, procurar el silencio de las víctimas y sus familiares, desalentarlos de que buscaran ayuda, y con ello asegurar los fines perseguidos por la Dictadura", asegura el documento leído durante la audiencia.
A la hora de responder ante el Tribunal, el ex capellán de la Bonaerense fue escueto. Contestó las preguntas de rigor sobre su situación personal y luego, cuando el juez Carlos Rosansky le dio la posibilidad de prestar declaración indagatoria, dijo que "siguiendo las indicaciones del doctor (Martín) Cerolini, que es mi abogado, no voy a declarar y no voy a aceptar preguntas".
En la sala se encontraban, además, miembros de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y el colectivo de juristas “Justicia Ya”, que como partes querellantes, tratarán de probar que Von Wernich fue una "pieza clave del genocidio perpetrado en nuestro país durante el terrorismo de Estado".
En tanto, el gobierno nacional envió como representante al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, aunque el propio Néstor Kirchner se refirió al juicio en un acto realizado casualmente en La Plata junto a su esposa, la senadora y candidata presidencial Cristina Fernández. Según el mandatario, los sacerdotes como Von Wernich "deshonraron a la Iglesia, a los pobres y a los derechos humanos", a diferencia de otros, “como el padre (Carlos) Mujica, como (monseñor) Hesayne, como (Jaime) De Nevares y (Enrique) Angelelli; quienes honraron a la patria, a la iglesia y a la religión”.
En la audiencia tampoco faltó un pequeño grupo de apoyo al represor católico, encabezado por Cecilia Pando, esposa del militar destituido Rafael Mercado, y ferviente defensora del terrorismo de Estado. Cabe recordar que Pando saltó a la escena pública luego de publicar una carta en el diario La Nación a favor del ex obispo castrense Antonio Baseotto, quien hace poco más de dos años sugirió arrojar al mar con una piedra en el cuello al ministro de Salud, Ginés González García, por sus políticas anticonceptivas. Desde entonces, no ha perdido oportunidad para reivindicar activamente a los genocidas de la dictadura.
Mientras tanto, afuera del Tribunal, organismos de derechos humanos, partidos de izquierda y asociaciones gremiales se concentraron bajo la consigna “la impunidad tiene cura” y reclamaron la aparición con vida de Julio López, testigo clave del juicio contra Etchecolatz, luego de nueve meses sin pistas concretas sobre su paradero.
Precisamente, uno de los reclamos de la parte querellante fue la seguridad de los testigos que deberán prestar testimonio contra Von Wernich a lo largo del proceso. Hasta el momento, las autoridades nacionales y provinciales se comprometieron a garantizar la seguridad de los testigos, pero la propia desaparición de López y las amenazas y presiones que ya fueron denunciadas en torno al nuevo caso, hacen de la demanda un reclamo permanente que no debe pasarse por alto.
Por lo pronto, las próximas audiencias se realizarán el martes 10 y el jueves 12 de julio, días en que comenzarán a desfilar parte de los 120 testigos que deberán comparecer ante la Justicia hasta el mes septiembre. Ellos aportarán las pruebas fundamentales del proceso que busca zanjar una nueva deuda de impunidad en la Argentina.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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