25 de Julio: Día Internacional de las Mujeres Afrodescendientes

24/07/2006
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Este es un día que no es día muy conocido, ni siquiera por muchas feministas. Lástima. Estos días parece que deben pasar por las manos de la ONU para ser reconocidos mundialmente. El 25 de julio fue declarado por las mismas afrodescendientes y afrocaribeñas que reunidas en el 1er Encuentro de Mujeres Negras en República Dominicana en el año 1992, nos dimos el permiso nosotras mismas de recontar una historia no solo de racismo y sexismo, hasta entonces invisible, sino la decisión de construir una fuerza política que hoy ha producido teorías, análisis, discursos y nuevas prácticas. Empezamos primero reconociéndonos, convirtiendo el dolor que genera el racismo en los cuerpos de las mujeres en acción política, a veces con posiciones e identidades esencialistas pero sin dejar de enmarcarla en sistemas de dominación. Los años noventa fueron escenarios de la efervescencia organizativa de las afrodescendientes, que fueron vistas solo en el discurso de la “diversidad” sin que en muchos espacios feministas y otros movimientos sociales trastocara las bases de su propio racismo y se reconociera los grandes aportes en términos políticos y teóricos. Aquellas que nos atrevimos a alzar la voz, éramos consideradas “no gratas”. Hoy hemos avanzado en el discurso, en el reconocimiento por parte de muchos sectores y hemos logrado articulaciones importantes con otros movimientos, pero el mal de la institucionalización nos acechó temprano. Encontramos que las organizaciones de mujeres afrodescendientes, por lo menos la gran mayoría, se mueve en las dinámicas de las conferencias mundiales de la ONU, dependientes de los financiamientos internacionales, concentrando liderazgos, y lo peor, sin avanzar mucho en nuestros análisis teóricos y conceptuales en torno al racismo y el sexismo y como ello se expresa en un neoliberalismo patriarcal desvastador como el que estamos viviendo. Nos conformamos con cuotas de representaciones. Solo hay que ver cómo las afrodescendientes son las mayores desplazadas por el conflicto armado en Colombia y seguimos prefiriendo tocar el tambor y hacernos las trenzas para recrear la cultura. Ante esta situación da tristeza la incapacidad que hemos tenido en articularnos regionalmente como movimiento social. No ha sido posible desde 1996 hacer un tercer Encuentro Regional, la Red de Mujeres Afro no es más que un fantasma y muchas han preferido regresar a los espacios mixtos, pues es allí donde se mueven los recursos. Hemos perdido nuestra autonomía que tanto nos costó construir. Este día me llena de muchas contradicciones. Por un lado me hace sentir orgullosa de tantas mujeres que me antecedieron en su lucha, desde los espacios domésticos en donde antes eran ubicadas las negras, hasta aquellas, que no obstante las limitaciones que le han puesto este jodido sistema racista y sexista, han podido pensar y producir un nuevo conocimiento y un nuevo mundo y no vender sus principios. Por otro lado, me da tristeza y frustración porque entre nosotras nos anulamos una a la otra, no nos reconocemos en una historia común, historia que fue, entre otras razones, lo que permitió que construyéramos solidaridades y complicidades para pasar de la victimización a ser sujetas políticas. Lo que me genera este día es escribir estas líneas, tal vez como desahogo, tal vez para hacernos un llamado de atención y reflexionar lo que nos está pasando. De todas formas, quiero ofrecer mis abrazos más sinceros a todas mis compañeras afrodescendientes, sobre todo las latinoamericanas y caribeñas, porque sé muy bien lo que han significado nuestras vidas y la capacidad que tenemos de dar la cara al sol con sonrisas aunque tengamos aún algunas cadenas en los pies.
https://www.alainet.org/de/node/116232?language=en
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