Elecciones e intereses geoestratégicos (I)
05/10/2006
- Opinión
El 98% de ecuatorianos y ecuatorianas desconfía del Congreso. Para las elecciones del 15 de octubre, pareciera que los indecisos se acercan al 50%.Hace una semana analizábamos la importancia estratégica que tiene para el gobierno de Estados Unidos lo que pase en las elecciones del tan próximo 15 de octubre en Ecuador. Apenas esbozamos algunos elementos relacionados con el Plan Colombia (que tiene un fuerte contenido militar) y la importancia de recursos naturales, como el petróleo.
Ciertamente Ecuador tiene un valor geográfico de gran importancia por su frontera con Colombia, el único país en donde subsiste un movimiento guerrillero: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que tiene control sobre importante porción del territorio, y porque a Ecuador se le considera una de las puertas de entrada a la Amazonía, la mayor reserva mundial de varios recursos naturales.
Producto de esto Estados Unidos buscó acceso a la base aérea de Manta, lo que fue autorizado por un Acuerdo de Cooperación entre el Gobierno de la República del Ecuador y el Gobierno de los Estados Unidos sobre el derecho al acceso y uso de los de las instalaciones en la Base de la Fuerza Aérea Ecuatoriana en Manta para Actividades Aéreas Antinarcóticos; el que fue publicado el jueves 16 de diciembre de 1999. Aunque es una concesión específica, sus alcances son bastante más grandes, ya que por medio de este convenio, los barcos militares de EEUU deben recibir: "el mismo trato que a las naves de la Armada Nacional del Ecuador".
Dada la gran importancia que el gobierno de Estados Unidos le da al Plan Colombia, que implica una clara intervención militar, con la inveterada excusa del combate a las actividades relacionadas con las drogas, y la urticaria que le produce la existencia de la Revolución Bolivariana, liderada por el Presidente Hugo Chávez, en Venezuela, su estrategia incluye el establecimiento de bases militares en las islas caribeñas de Aruba y Curacao, bajo influencia holandesa. Por esto en Ecuador se ha señalado que la base de Manta está siendo utilizada en la estrategia militar de Estados Unidos en Colombia.
Con las invasiones a Afganistán e Iraq y los mal ocultados planes de intervenir en Irán, no debiera existir ninguna duda de la importancia estratégica que Estados Unidos le da al control de la producción de hidrocarburos. Pareciera ser en este factor en el que se sostiene la mayor importancia que adquiere Ecuador. Desde hace varios años se habla de signos claros de que una de las mayores reservas de crudo que hay en el planeta está ubicada en la zona que cubre varios países: Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Brasil (conocida como la zona de las cinco fronteras) y tangencialmente Bolivia. En esa área sólo Colombia y Ecuador tienen, actualmente, una explotación limitada de Crudo.
Pero esta vasta zona incluye, además, otros elementos de valor geoestratégico. La amazonía, que cubre más de 7 millones de kilómetros cuadrados, además de contener ecosistemas con la mayor diversidad y riqueza del planeta, se le considera la mayor reserva de oxigeno y se estima que por el Río Amazonas, que tiene más de siete mil afluentes, corren más de 5 billones de metros cúbicos de agua por segundo.
De más está decir la importancia que esta riqueza genética significa para la obtención de diversidad de materias primas, entre ellas para la producción de medicamentos, especialmente de agua, recurso al que muchos identifican como el que generará las mayores disputas en el futuro, tanto para el consumo humano, como para la producción de energéticos hasta ahora usados solamente en naves para explorar el cosmos. Además de la importancia que tendrá, para el transporte en esa zona, la densa red de ríos que recorren la América del Sur.
En términos políticos Ecuador es una de las más claras muestras del agotamiento que el sistema político tradicional ha estado sufriendo en los últimos años, originado en la estrategia de Guerra de Baja Intensidad de los ochenta, que promovió las llamadas “democracias tuteladas”, en que la democracia se reduce a garantizar elecciones limpias, pero que ha profundizado la desigualdad, y generado sucesivos gobiernos de derechas, generalizadamente marcados por la corrupción y la ineficiencia.
El desencanto generalizado, llevado a su máxima expresión en Argentina, ha producido gobiernos que, sin ser de izquierda bien definida, se han visto obligados a incluir entre sus prioridades, en lo interno, acciones dirigidas a satisfacer a amplios grupos sociales, y en lo externo, definir una posición contraria a las multilaterales como el FMI o Banco Mundial, así como una posición de rechazo a la estrategia de libre mercado y de no alineamiento frente a la potencia del norte.
A estos gobiernos de distinto tinte de izquierdas, que van desde el centro hasta una izquierda más radicalizada como en Venezuela, siguiendo los designios del gobierno de Washington, las transnacionales de la información les han bautizado como neopopulistas, y han una permanente y sistemática ofensiva para desprestigiarles y colocarles como “peligrosos”. Frente al reagrupamiento de los gobiernos del sur del continente en el MERCOSUR, al que se ha incorporado Venezuela, que no sólo tiene un contenido económico, sino fundamentalmente político, y a su creciente aislamiento, Estados Unidos, junto a los grupos de poder de cada país, han buscado detener la tendencia.
En México contribuyeron a parar a López Obrador, en Perú a Ollanta Humala, en Brasil han tenido un inicial éxito en evitar el triunfo de Lula en la primera vuelta; en Nicaragua no han tenido éxito en aglutinar a las derechas para detener a Daniel Ortega, y en Ecuador, la situación parece muy incierta.
La crisis del sistema político, expresado en la ausencia de representatividad y gobernabilidad del Estado en Bolivia, facilitó el triunfo del indígena Evo Morales, quien llegó a la presidencia con el ofrecimiento de revertir el proceso de entreguismo de los recursos naturales de su país, especialmente el gas natural, y de refundar el Estado. En ambos aspectos ha desarrollado importantes acciones, y se ha beneficiado del importante apoyo técnico y financiero recibido de Venezuela y del clima de entendimiento que priva en el MERCOSUR.
Recientemente se instaló la Asamblea Nacional Constituyente, en la que el partido del Presidente Morales, el Movimiento al Socialismo, obtuvo la mayoría y pareciera pretender ser congruente con sus ofrecimientos de refundación del Estado. Por supuesto la oposición de los grupos de poder económico de cuatro provincias no se ha hecho esperar, que pretenden una reforma lo más light posible.
Aunque con características y complejidades propias, en Ecuador se han planteado una situación de descrédito del sistema bastante similar. Una abrumadora mayoría de ecuatorianos y ecuatorianas, el 98% para ser precisos, desconfía del Congreso. A pocos días de las elecciones del 15 de octubre, pareciera que los indecisos se acercan al 50% y las previsiones de la posibilidad del voto nulo son alarmantes, especialmente para el Congreso.
El único candidato que ha mantenido una tendencia al crecimiento es el ex Ministro de Economía Rafael Correa, que es una especie de candidato anti sistema, con claros planteamientos en contra del Congreso y a favor de una Asamblea Nacional Constituyente.
En un mercado a la alta de los precios del petróleo, siendo que Ecuador tiene una importante producción de crudo, precisamente en la zona de la amazonía, incluso es el segundo proveedor de crudo que Estados Unidos tiene en América Latina, parece incomprensible que Ecuador mantenga una deuda externa que le consume la mayor parte de recursos financieros y la pobreza alcance el 60%. Los motivos para la insatisfacción son, pues, enormes.
El presidente Alfredo Palacios decidió actuar en congruencia con el clima político y canceló el contrato de la empresa estadounidense Occidental Petroleum, que operaba en la Amazonía, en una zona en que la producción es de más de 90 mil barriles diarios, alrededor del 20% de la producción nacional. Como es natural, la medida de Palacios fue respaldada por organizaciones sociales de diverso tipo, incluyendo las indígenas.
El Congreso no quiso quedarse atrás y promovió el aumento de los impuestos que pagan las empresas privadas que extraen el crudo; los que pasaron del 20 al 50%. Pero el efecto político real que ambas medidas tendrá en las elecciones está por definirse.
- Enrique Álvarez - Director de Incidencia Democrática.
Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
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