El ocaso de la unipolaridad

25/05/2014
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EE.UU., superado por Rusia en la política y China en la economía mundial
 
Estamos frente al derrumbe de la unipolaridad impuesta desde la caída del Muro de Berlín (1989) y de la Unión Soviética (1991), de un modus operandi que llegó a su límite en 2008 con el estallido de la crisis financiera en Estados Unidos de América (EE.UU.)
 
Es decir, más pronto que tarde el llamado “fin de la historia” —el reinado eterno del sueño neoliberal— resultó en farsa para quienes auguraban el predominio imperialista de un solo país geoeconómica, geopolítica y geoestratégicamente hablando.
 
En otras palabras, la intentona de EE.UU. de imponer al mundo el american way of life neoliberal —con apoyo al Pentágono de sus aliados de la OTAN—, sobre todo por la vía violenta como su más afectiva estrategia, está terminando.
 
Cinco escenarios globales marcan el declive:
 
1) La crisis económica —que brotó en EE.UU. y se propagó rápidamente a toda Europa (la UE)— cuyas secuelas se intenta contrarrestar con el artilugio de los bancos centrales (la Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco Central Europeo) de la llamada “flexibilización cuantitativa”, o maquinita de hacer dinero para tolerar la “especulación” del sistema financiero y crear un ambiente ficticio de tasas de inflación bajas y estabilidad económica.
 
2) La farsa del 9/11, la conspiración más grande de los últimos tiempos orquestada por los Bush y sus secuaces en su propia casa para, so pretexto de la “guerra contra el terrorismo”, invadir países como Afganistán (2001) e Irak (en 2003) a fin de apoderarse de las reservas y yacimientos de petróleo para las empresas texanas y el boyante cultivo de amapola.
 
3) La desnudez del cinismo global que despliega EE.UU. contra el mundo bajo la argucia de su “seguridad nacional”, que dejaran las revelaciones de Edward Snowden —el exempleado de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y publicara el portal Wikileaks—. Es el caso de la “diplomacia”, de las políticas de organismos financieros internacionales (BM y FMI) y otras actividades como el Ciberespionaje: el programa PRISM es útil para violar la confidencialidad de ciudadanos comunes y altos funcionarios (presidentes, primeros ministros y empresas, por correos electrónicos, videos, chats, fotos, direcciones IP, notificaciones de inicio de sesión, transferencias de archivos y perfiles de las “redes sociales” desde “La Nube”. Sin olvidar estratagemas como conspiraciones o manipulaciones mediáticas para alentar golpes de Estado, típicos en Latinoamérica, etcétera.
 
4) La fallida “guerra contra las drogas” decretada por Richard Nixon (1971), e impuesta en Centroamérica y especialmente países como Colombia (el Plan Colombia de Andrés Pastrana en 1999) y en México (el Plan Mérida de 2008, alentado por el presidente Felipe Calderón que declarara una “guerra unilateral” al narcotráfico en 2006 y que sigue hasta la fecha con algunas modalidades). Una ofensiva que encubre actividades en el ilícito negocio de agencias como la DEA y el jugoso negocio de lavado que digiere muy bien la propia banca gringa. Donde unos ponen los muertos otros se frotan las manos.
 
5) La política exterior fallida del actual presidente Barack Obama en varios frentes: Irán, Siria y ahora Ucrania. Un juego perverso de ajedrez contra rivales ahora insuperables en el escenario global como Rusia en la geopolítica y la boyante China en la economía. Las grandes inversiones chinas así en la UE como en Latinoamérica lo describen.
 
Lo anterior describe en parte las acciones que están rompiendo los paradigmas de la globalización neoliberal, así en la geopolítica como en la geoeconomía. Rusia y China son los nuevos agentes de una multipolaridad ganada a pulso en la palestra mundial a EE.UU.
 
Salvador González Briceño
 
Director de El Día en 2009. Director de Reporte México. Contacto:sgonzalez@reportemexico.com.mx
 
Publicado en diario Punto Crítico de México
 
 
https://www.alainet.org/pt/node/85794
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