Triunfó la diversidad sobre la supremacía blanca

11/11/2020
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Foto: HispanTV
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(238 días de confinamiento)

 

En las últimas etapas de la guerra, la OTAN

tomó la decisión táctica de dejar de disculparse

por la muerte de civiles en Yugoslavia”.

Robert Fisk

 

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Joe Biden, virtual presidente electo número 46 de Estados Unidos.

 

Junto a él, fue elegida Kamala Harris, la primera mujer vicepresidente,

 

Después de cuatro días de nerviosismo, el sábado 7 alcanzó más de los 270 votos electorales necesarios, con los 20 votos de Pennsylvania. Al contrario de cuatro años, cuando la candidata demócrata, Hillary Clinton, ganó el voto popular y perdió en el Colegio Electoral, en esta ocasión coincidieron las dos votaciones.

 

En ausencia de una autoridad electoral a nivel nacional, los medios anunciaron el doble triunfo de Joe Biden (en la votación popular y en el Colegio Electoral), tomando en cuenta los resultados que divulgaron cada entidad.

 

El presidente Donald Trump recibió la noticia mientras jugaba golf, y a su regreso a la Casa Blanca, entre una multitud que festejaba, tuvo que entrar por la puerta de atrás.

 

La decisión era entre lo imprevisible y lo políticamente correcto, representados, respectivamente, por Donald Trump y Joe Biden.

 

El martes 3 un manto de expectación cubrió al mundo. Quiérase o no, para bien o para mal, las elecciones en Estados Unidos son determinantes de lo que acontece no sólo en Estados Unidos.

 

El nombre del ganador no se supo esa noche. Mientras que Biden pedía paciencia, el presidente, desde la Casa Blanca, se proclamaba ganador, al mismo que advertía de la posibilidad de fraude electoral por un recuento de votos después de ese día. Es el caso de los votos anticipados y por correo, que pidió, de plano, que ya no se cuenten. Su intención última es que la elección se dirima en la Suprema Corte de Justicia, afín y de mayoría conservadora.

 

Fue una votación que se decidió entre Wall Street y Main Street, es decir, la calle sede de la Bolsa de Valores de Nueva York, el centro financiero del mundo, donde se desarrollan los negocios de los 12 principales multimillonarios y de las grandes corporaciones –el 1% que concentra el 40%de la riqueza—, y los de la calle normal, donde el común de la gente habita y realiza sus actividades cotidianas.

 

¿Significa hacer fraude contabilizar los votos por correo y anticipados, según un acuerdo previo? Contarlos al día siguiente o aparte de los sufragados directamente, no viola la ley. En todo caso, le agregó emoción al proceso.

 

El mensaje por tweet del presidente: Stop the count! (¡Paren el conteo!), revelaba angustia y desesperación, pues a medida que se contaban los votos anticipados y por correo la ventaja donde parecía tener en algunos entidades la está perdiendo, mucho más allá de los 270 votos requeridos, y lo que su llamado sea inútil.

 

Según la CNN, Melania Trump le habría aconsejado a su esposo, el presidente Donald Trump, que aceptara su derrota (Alter Net, 11/8/2020).

 

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Una primera impresión, después del relativo fracaso de las encuestas, como hace cuatro años –a favor de Trump—, que daban una clara victoria de Joe Biden, es que, finalmente, venció la retórica presidencial, pues Donald Trump se encargó de asustar con que el demócrata instalaría en la Casa Blanca a la izquierda radical y a la nación al comunismo. Por esto mismo, muchos de los hoy votantes, como cubanos y venezolanos de Florida, huyeron de sus países.

 

Fue el voto del miedo, que finalmente se le revirtió al presidente Trump y que se convirtió en su Halloween electoral, es decir, en una noche de angustia y espanto que prolongó en los días posteriores. No sólo deja una sociedad políticamente polarizada, sino, sobre todo, bajo el estigma de la desigualdad económica.

 

Fue la más copiosa participación electoral de la historia, y que, no obstante el claro triunfo de Biden, no hay que olvidar que Trump obtuvo siete millones de votos más que hace cuatro años (The Economist destaca que es el primer presidente estadunidense, desde 1892, que por dos veces consecutivas pierde el voto popular), con una sociedad dividida como legado.

 

Por eso, no sorprende que en su primer pronunciamiento como virtual presidente electo la noche del 7, en sentido opuesto a Trump, Biden haya hecho un llamado a la reconciliación y la unidad, que gobernará para todos, y que su primera acción será atacar la pandemia, porque sin salud, no hay salud económica (oportunidades de inversión, recuperación y creación de empleos).

 

Es tiempo de sanación, sentenció bíblicamente.

 

En los tres días anteriores al día 7, se reportó una cifra récord de más 100 mil contagiados diarios (132 797 el viernes 6). En 21 países, hay más casos ahora que en los peores días de la pasada primavera (The New York Times).

 

Kamala Harris se dirigió a las mujeres y a las niñas, como primera mujer vicepresidente, de ascendencia caribeña e india (padre de Jamaica y madre de la India), es decir, hija de inmigrantes, como la gran mayoría de esa nación.

 

De ahí que ambos recuperaran la noción de Estados Unidos como tierra de posibilidades, de oportunidades.

 

El saldo, así sea electoral y temporalmente, es que triunfó la diversidad sobre la supremacía blanca. No sólo neoconservadora, sino, en muchos aspectos, neofascista: el de violencia e intolerancia. Lejos de lo que se ha nutrido en los últimos 60 años la sociedad estadunidense, a través de la migración y el intercambio cultural.

 

Hoy, se abre un abanico de expectativas y posibilidades. Pero, muy lejos de un cambio radical: las buenas conciencias no debieran asustarse. Lo posible está más cerca del centro político-ideológico. Ojalá me equivoque.

 

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Estuvieron también en juego la totalidad de la Casa de Representantes (435 escaños) y 35 de cien asientos del Senado. Al parecer, los demócratas retendrán el control de la cámara baja, y quedaría por definirse, hasta los primeros de 2021, cómo queda el Senado. Analistas piensan que los republicanos serán mayoría y, por lo tanto, actuarán como un contrapeso a las decisiones del Ejecutivo, y contener los ánimos reformistas contrarios a los intereses del gran capital. Lo anterior se vio reflejado en la relativa calma de los mercados, asustadizos por naturaleza.

 

En cada uno de los estados se votaron asuntos particulares; por ejemplo, cinco de ellos votaron por aprobar el uso medicinal y/o recreativo de la marihuana (marijuana, en inglés). “Buenas noticias (Good news): Nueva Yersey legalizó la marihuana anoche” (Philly Mag, 11/4/2020).

 

Los mercados recibieron con cierta calma la elección de Joe Biden, porque el proceso electoral se llevó a cabo sin muchos sobresaltos, de donde se deduce un cierto grado de certidumbre, tanto en el ámbito político (con un Senado bajo control republicano) como en el económico. En lo inmediato, en lo político-electoral, pero de aquí al 20 de enero, día de la toma de posesión, lapso en el cual Trump, aunque quisiera, se verá atado de manos. Sin descartarse algún despropósito.

 

Dos días antes de la elección, el presidente Trump había dicho que, de reelegirse, despediría al Dr. Anthony Fauci, la máxima autoridad en enfermedades infecciosas, cosa que ya no podrá hacer.

 

En lo económico, el ascenso de Biden es signo de tranquilidad, pues no obstante la retórica del todavía presidente de que el demócrata es rehén de la izquierda radical, dentro y fuera de su partido, en realidad Joe Biden es un liberal moderado, más inclinado a Wall Street que a Main Street.

 

Además, “gracias a nuestro sesgado sistema electoral el partido de Trump está todavía en posición de limitar y quizá paralizar la capacidad del próximo presidente para lidiar con enormes problemas epidemiológicos, económicos y ambientales que enfrentamos”, advierte el Nobel de economía Paul Krugman (The New York Times, 11/6/2029).

 

Los diferentes medios, en especial las corporaciones mediáticas, en su mayoría, le apostaron al demócrata, a un miembro del establisment político. En consecuencia, es alguien con él se puede negociar y llegar a acuerdos (casi medio siglo en el candelero lo avalan), y no un tipo como Trump, impredecible y caprichoso, políticamente peligroso, como lo pinta su sobrina, la Dra. Mary L. Trump.

 

El jueves 5, las tres principales cadenas de televisión abierta: ABC, NBC, CBS, cortaron una conferencia de prensa de Trump desde la Casa Blanca, porque, según ellos, estaba mintiendo. Se refería el presidente a un supuesto fraude de la oposición sin presentar pruebas. “No podemos tolerar que nos roben la elección”, en relación a votos legales (a su favor) y votos ilegales (de los demócratas), expresó como si fuera el candidato opositor, y amenazó con llevar el asunto a la Suprema Corte de Justicia, de mayoría conservadora.

 

De inmediato, surgieron las preguntas: ¿Fue un acto de censura?, ¿Debieron dejar que terminara de hablar? Esto último fue lo que hizo CNN, que luego comentó el discurso presidencial. ¿Cuál es la sorpresa? A lo largo de cuatro años (cinco, si agregamos el tiempo en que se lanzó como candidato), se ha dedicado a propalar fake news, noticias falsas, sobre su gobierno y sobre él mismo.

 

La decisión de hacer click correspondería, en todo caso, al público, pero preferentemente un público informado, (e)lector, crítico.

 

Amplia cobertura, entre el 3 y el 7 de noviembre, desde el día de la votación hasta el resultado final, de diferentes medios en México, como si fuera una elección interna. Casi.

 

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No obstante su disparada administración, al comenzar 2020, todo parecía favorecer al presidente para su reelección. Pero, en cuestión de semanas, de días, todo dio un vuelco. La aparición de un inofensivo (por controlable) virus en China –tan lejos—, vino descomponer todo. Allá, ahí, en todas partes.

 

“Todo va bien… y de repente hay dinamita detrás de cada puerta”.

 

Extraña frase, típica del Ejército, de un presidente que eludió el servicio militar, y que se la expresó a Bob Woodward, el 7 de febrero, en la sexta entrevista de 17 que le concedió para el libro: Rabia (Rage. Simon & Schuster. 2020), el segundo que el ex reportero de The Washington Post hizo sobre Trump. Apenas una semana antes, el 28 de enero, su asesor en seguridad nacional, Robert O’brien, le había advertido al presidente: “Este será el mayor desafío de seguridad nacional que enfrentará en su presidencia”.

 

El número actual de contagiados, incluyéndose él mismo, que rebasa los 10 millones, y el de muertes, más de 300 mil, y sobretodo su displicente manejo de la pandemia, contribuyó a su derrota.

 

En la víspera del día de la elección, The Atlantic tenía una lista de seis entidades a los cuales seguir: Pennsylvania, Florida, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Minnesota y Texas. De Pennsylvania se dice que es la llave del muro azul, que en 2016 Trump abrió. A su vez, el muro rojo de los republicanos, que va de Carolina de Sur a Idaho, se convierte en color de rosa, sin Georgia y Texas.

 

Así como en 2016 los electores de Pennsylvania, Michigan y Wisconsin, tradicionalmente demócratas, no votaron por Hillary Clinton, este año, los de Georgia y Texas votarían, no por Trump, sino por Joe Biden (Time, 11/3/2020). En este sentido, Biden reconstruyó el muro azul (POLITICO Magazine, 11/6/2020).

 

Tanto el republicano como el demócrata prestaron mayormente su atención en Pennsylvania, donde realizaron sus últimos actos de campaña, al consideran de vital importancia sus veinte votos electorales, pues cada uno estarían empatados con 259 votos de los 270 votos electorales necesarios, de un total de 538, para ser elegido presidente. Así lo consideraba el servicio nacional de la radio pública (NPR, por sus siglas en inglés), el día 3. Definitivamente, Pennsylvania era la clave (keystone) de la elección. Y lo fue.

 

Aun si Biden gana la elección, gobernará en la América (EU) de Donald Trump, afirmó en su edición del 3 de noviembre, el semanario Time. Y The New York Times, el 7, agrega: El trumpismo no desaparecerá mágicamente, es decir, aun sin Donald Trump fuera de la Casa Blanca.

 

¿Un trumpismo sin Trump? Dependerá tanto del Partido Republicano como de sus bases sociales que, a pesar de la derrota electoral, se mantienen resentidas pero vivas.

 

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En realidad, Trump nada cambió durante su estancia en la Casa Blanca. Su aparición en la política, primero como advenedizo, después como candidato republicano –comparándose con Abraham Lincoln, primer presidente de esa estirpe y emancipador de los negros—, únicamente capitalizó el sedimento de la sociedad estadunidense, que viene desde tiempo atrás, desde su origen: la división social entre colonizadores e indígenas –originarios—, entre propietarios y esclavos, entre blancos europeos y negros africanos. Las bases sociales del capitalismo. Divisiones que, no obstante el desarrollo, han persistido.

 

Resurgió un reclamo que aquí en México conocemos: el voto por voto, además de desfiles y mítines en defensa del voto. Ahí queda la fotografía del día después, el 4 de noviembre de La Jornada (5/11/2020): Every Vote Counts, Count Every Vote (Cada Voto Cuenta, Cuenten Cada Voto).

 

¿Qué hará de aquí al 20 de enero el presidente Donald Trump? Berrinchudo, como es, se puede esperar cualquier cosa.                                                          

 

Una democracia no culmina ni se agota en el voto, pero es un barómetro que mide la presión y participación social. ¿Qué tanto será el cambio? ¿O habrá tan siquiera un cambio?

 

“¿Habrá más áticos y condominios para los ricos, o más viviendas públicas y hospitales? ¿Habrá otro campo de golf o un parque público?” (Monthly Review, 11/4/2020).

 

Como dice Richard D. Wolff, no importa quien gane, no se alterará la estructura capitalista que fomenta la desigualdad en la riqueza y el ingreso, a través de mecanismos, por ejemplo, de “economizar sus costos laborales” (Economy for All, 11/5/2020).

 

En un comunicado, el Partido por el Socialismo y la Liberación dice: “La tarea actual es construir un movimiento de masas que exija que la Casa Blanca de Biden tome medidas de emergencia inmediatas para erradicar el desempleo masivo, cancelar alquileres, desalojos y ejecuciones hipotecarias, cancelar la deuda estudiantil y adoptar un sistema de salud para todos (Medicare), así como contra el militarismo” (Peoples Dispatch, 11/7/2020).

 

Un candidato que será presidente, y que termina sus discursos, pidiéndole a Dios que proteja a las tropas…

 

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Dos historias que nos pueden ayudar a comprender mejor qué es Estados Unidos. La primera, acerca de la barbarie de la América (EU) durante la época de Jim Crow, que se prolongó por más de 100 años; la segunda historia es el hecho de que a los nativos americanos no se les concedió el derecho al voto hasta 1962. No obstante que al finalizar la Guerra Civil (1861-1865) se logró la emancipación de los negros (13ª. Enmienda de la Constitución), en la práctica continuó la discriminación. Aparecieron los grupos de odio, como el Ku Kux Klan y el discurso de la supremacía blanca.

 

“Las leyes de Jim Crow (Cuervo) eran una colección de estatutos estatales y locales que ayudaron a mantener la desigualdad racial, principalmente a través de la segregación de personas blancas y personas de color, un término obsoleto que una vez se usó para referirse a las personas negras y otras personas no blancas”, lo que desembocó en normas sociales racistas.

 

Las diferencias en cuanto a ingresos entre familias blancas y negras (no blancas) son abismales, además de que la gran mayoría de las cárceles es población negra. Y se cita a The New York Times: “La brecha de riqueza racial es quizá el legado más evidente de la esclavitud estadunidense y el violento despojo económico que siguió” History Uncovered (11/6/2020).

 

La segunda historia hace referencia a los nativos americanos, es decir, a aquellos que ya poblaban estas tierras antes de la llegada de los europeos (españoles, portugueses, ingleses, franceses). Apenas en 1924 lograron ser ciudadanos estadunidenses, pero el gobierno federal dejó en manos de los estados la decisión de concederles el derecho al voto. Esto, a pesar de la Ley de Derechos Electorales de 1965.

 

Cuando Estados Unidos obtuvo su independencia, en 1776, sólo los blancos propietarios era ciudadanos, con derecho al voto; los negros apenas alcanzaron ese derecho, formalmente, en 1870, que alcanzaron la ciudadanía en 1868; y las mujeres en 1920. En tanto que se les negaba la ciudadanía, los indios eran víctimas de violencia, discriminación y despojo. Todo, con el fin de “matar al indio en él y salvar al hombre”. Sin identidad y sin derechos. Una condición para que obtuvieran su derecho al voto es que fueran civilizados.

 

Apenas en junio de 2020, James Ramos, miembro de la tribu Serrano/Cahulla y primer nativo americano elegido para la Asamblea de California, dijo: “El derecho a votar le da a cada persona voz sobre cómo serán gobernados, quién guiará los distritos escolares y condados, voz en la aprobación de parques, hospitales, carreteras, ductos de agua, bibliotecas y más. La votación también afecta la forma enque vivimos nosotros y nuestras familias” (All Thats Interesting, 11/4/2020).

 

Ciertamente, como fue el lema de campaña de Biden-Harris, fue una batalla por el alma de Estados Unidos, pero, como vemos, un alma no muy limpia…

 

“Según (Eduardo) Galeano, las 13 colonias originales de América del Norte tenían la ventaja de no ser importantes para Europa, en el sentido de que no inicialmente no produjeron nada que Europa pudiera cultivar en sus propios suelos u obtener mucho más barato de América Latina”, a propósito de cinco siglos de saqueo y resistencia: América Latina y África.

 

De tales experiencias históricas se derivaron dos textos clásicos, que Monthly Review recuerda: Las venas abiertas de América Latina, del mismo Galeano, y Cómo Europa subdesarrollo África, de Walter Rodney (publicados ambos por Siglo XXI editores). De este último libro, hice una reseña para La Jornada Libros.

 

“Cuando un órgano prominente del imperio (Foreign Policy, 4/10/2020) declara que las vidas en el sur deben ser sacrificadas al COVID-19 para proteger las cadenas de productos que alimentan a los capitalistas del norte, los contornos básicos del imperialismo y el colonialismo que describió Galeano parecen difíciles de negar” (MR, 11/8/2020).

 

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¿Cómo serán las nuevas relaciones México-Estados Unidos?

 

¿No dijo el presidente Porfirio Díaz: “Pobre México: tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos”? Frase fatalista que el presidente Carlos Salinas revirtió para que la cercanía se transformara en oportunidad histórica y que los amigos distantes fueran más que socios comerciales. Dejar atrás el resentimiento por la pérdida de más de la mitad del territorio (1847-1848) y mirar el futuro hacia el mercado más grande del mundo, de donde hoy provienen las remesas de los migrantes, que hoy rebasan en valor a las divisas del petróleo y el turismo.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador visitó la Casa Blanca para suscribir, junto con el presidente Donald Trump, el nuevo Tratado México Estados Unidos Canadá de Libre Comercio (con la ausencia del primer ministro de Canadá, Justin Treadeu, debido a Covid-19), que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América de Norte. Pero, no se reunió, aunque fuera por cortesía, con la comunidad mexicana ni con candidato demócrata.

 

Un Trump obsesionado por levantar un muro en la frontera sur de Estados a fin de impedir el paso de migrantes, a los que equipara con criminales y terroristas, y que presionó para que la recién creada Guardia Nacional se estrenara para contener a los migrantes centroamericanos, como si las corrientes del Río Grande se hubiesen desplazado al Río Suchiate.

 

Por la geografía –la vecindad— y la historia –entre intervenciones e inversiones— existe una estrecha relación entre los dos países que, bajo el manto de la diplomacia, se caracteriza por la noción interdependencia, sancionada por sendos tratados de libre comercio: TLCAN y T-MEC (NAFTA y USMCA, por sus siglas en inglés).

 

El mero día de la elección Donald J. Trump Jr., a través de un tweet, dibujó un mapa en el pintó a los estados en rojo (republicanos) y en azul (demócratas), donde, junto a Nueva York y California, incluyó a China, India, Liberia, Cuba y México. Sorprendente, porque bajo la administración de Barack Obama creció el número de indocumentados deportados, y las relaciones de Trump con el presidente mexicano se dan en medio de las presiones tradicionales de EU, como la aplicación de aranceles y la cantaleta sobre el muro.

 

Detrás de la cordialidad (para la foto) y la integración que conllevan acuerdos y tratados, se traslucen relaciones neocoloniales.

 

Frente el anuncio de la derrota electoral de Trump, comenzaron a fluir una serie de felicitaciones de mandatarios del mundo, incluidos a algunos de América Latina, como los de Cuba, Colombia. Guatemala y Venezuela. El presidente mexicano mostró cautela y dijo que extenderá su felicitación hasta que no sea oficial. “No queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera” (Aristegui Noticias, 8/11/2020).

 

Bajo el manto de la no intervención, frente a un proceso que no ha concluido, López Obrador se justificó, recordando que en anteriores elecciones (2006 y 2012), muchos mandatarios se apresuraron a felicitar a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, bajo la sombra del fraude electoral… como hoy Trump.

 

Entre los principios y los intereses. Pero, definitivamente, un infantilismo.

 

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El 4 de noviembre, Biden anunció que entre sus primeras acciones como presidente será reintegrar a Estados Unidos al Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que Trump abandonó pues es algo en el que no cree. Es de esperarse que el asunto ambiental permee el TMEC y recobre su importancia, al igual que el asunto laboral, en lo que refiere a la diferencia salarial y libertad sindical.

 

En este contexto, no sorprende el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI): durante (y con) la pandemia, en México creció la pobreza laboral definida como los ingresos insuficientes para adquirir los satisfactores básicos; pobreza que pasó de afectar del 36 por ciento antes de la pandemia, al 48 por ciento hoy en día (el minisalario en México es el más bajo de América Latina). La caída estimada de nueve por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) se acompañará de una caída igualmente del ingreso por habitante.

 

Debido a “una fuerte contracción económica” y a la depreciación del peso, la deuda aumentará en 12 por ciento hasta representar 65 por ciento del PIB. El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Hacienda, rechazó las recomendaciones del FMI para encarar la crisis: implementar una reforma tributaria para “cerrar brechas fiscales, reducir la deuda pública y financiar inversiones necesarias y el gasto social”.

 

También, el FMI exhortó a “abordar contundentemente la informalidad del mercado laboral”, así como acciones contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, y aprovechar la participación privada en el sector energético. Respecto a Pemex, al perder el grado de inversión de Fitch y de Moody’s, se convirtió en el ángel caído, como se les denomina a las empresas y los gobiernos que pierden el aval de las firmas de riesgo, y que para volver a hacerla rentable, necesitará más apoyo fiscal y ampliar su inversión en tecnología. Ello, con bajos precios del petróleo (La Jornada, 5/11/2020).

 

9

 

Este noviembre, en que aquí conmemoramos y celebramos a los muertos, es especial, pues desde Palacio Nacional, con todo y ofrenda, se decretaron tres días de luto. Mes en que llegaremos a los cien mil muertes por Covid-19, junto con más de un millón de contagiados. Y con un presidente que, necio, se niega a usar tapabocas.

 

Tal vez, cual antiguo tlatoani, se cree protegido de los dioses, a pesar de ser de la tercera edad y, por lo tanto, de la población vulnerable y en riesgo. Después de todo, “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”, afirmó el subsecretario de Prevención y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, el 31 de marzo, hace siete meses. Un subsecretario, que ya cuenta con su propio club de fans: las Gatellovers (Proceso, 31/10/2020).

 

El Quédate en casa, a estas alturas, además de ser antieconómico, representa ya un riesgo, por no decir un peligro.

 

El largo periodo de confinamiento se ha visto como una oportunidad de mayor convivencia familiar. Junto con las diferentes pautas de producción (trabajo y escuela desde casa/a distancia) y consumo, se revaloran actividades, exclusivas de la reina del hogar. Con el paso del tiempo, un espacio invadido, de donde resultan mayores índices de violencia intrafamiliar.

 

El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, reconoce que la pandemia está exacerbando la violencia intrafamiliar, el machismo, el racismo y la discriminación (La Jornada 7/11/2020).

 

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El 30 de octubre murió Robert Fisk, a los 74 años. Periodista inglés, por él conocimos las entrañas de lo que sucedía en el Medio Oriente, un complejo escenario donde se entrecruzan viejas aventuras coloniales con modernas historias alrededor del petróleo y el agua, con dos protagonistas: Arabia Saudita e Israel. Un espacio donde dirimen sus diferencias e intereses Estados Unidos, Rusia y China.

 

En particular, denunció el genocidio perpetrado a Palestina, víctima de la rapiña colonialista, que la BBC adorna de política exterior occidental.

 

“Hablaba siempre desde adentro, desde su posición de corresponsal inglés, y se refería a nosotros cuando describía la hipocresía, el doble standard y los crímenes de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y su aliado en la zona, Israel”.

 

¿De dónde provenía su autoridad moral? “La base de su inmenso peso intelectual de Fisk en cuanto al Oriente Medio y los Balcanes, provenía tanto de la erudición como de la dificilísima simpleza de los hechos comprobados por él mismo como periodista independiente”.

 

“Fisk pertenecía a una logia en extinción”. Su labor es estar ahí y pulsar el ambiente, es decir, “darles a las noticias un sentido, a través de la experiencia propia, el acceso a fuentes diversas, al chisme, a la cultura local, para escribir crónicas con contenido y sazón”.

 

Fue de la estirpe de Ryszard Kapuscinski, Gabriel García Márquez, Ernest Hemingway y Graham Greene. Escritores que no desdeñaron el periodismo. Entrevistó en tres ocasiones a Osama bin Laden. Muchas de estos relatos acabaron siendo libros, como algunos de Gabo y de Greene.

 

“En abril de 2003 un misil cayó en un mercado de Bagdad, la capital iraquí. Estados Unidos dijo inmediatamente que se trataba de un antiguo misil soviético del gobierno de Saddam Hussein, disparado por los propios iraquíes. El viejo Fisk recorrió el mercado entero hasta que encontró un fragmento de misil, con un número de serie correspondiente a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y despedazó la mentira” (TeleSur, 4/11/2020).

 

Sus crónicas y reportajes las leímos en The Independent y La Jornada.

 

La Jornada Semanal, en su edición del 8 de noviembre, lo dedica a Robert Fisk. Incluye una entrevista a Osama bin Laden, de una familia saudita muy rica, leal al rey Fahd, y que acusa a Arabia Saudita de haberse convertido en una colonia estadunidense.

 

“Acusó a la familia real saudita de prometer leyes de la sharia, mientras permitía que Estados Unidos ‘occidentalizara Arabia Saudita y desangrara nuestra economía’. Culpó al régimen saudita de gastar 25 mil millones de dólares para apoyar a Saddam Hussein en la guerra de Irak contra Irán, y otros 60 mil millones de dólares para financiar a ejércitos occidentales en la guerra contra Irak en 1991, ‘comprando equipo militar que no es necesario ni útil para el país, y adquiriendo aviones a crédito, al tiempo que se creaba desempleo, impuestos más altos y la bancarrota de la economía” (The Independent, 7/10/1996).

 

El 9 de noviembre es asesinado el periodista Israel Vázquez Rangel, del portal El Salmantino, de Salamanca, Guanajuato. Investigaba el hallazgo de restos humanos.

 

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La Cátedra Rosario Castellanos de Arte y Género anuncia una serie de actividades virtuales, del 4 al 24 de noviembre, en el Museo Universitario del Chopo, desde la mirada y activismo de las mujeres. Aquí destaco: ¡Vándalas! Gráfica feminista chilena callejera, que se inaugura el miércoles 11. Básicamente, son serigrafías y paste up, técnica de composición de imágenes y textos que se pintan o imprimen sobre papel que luego son pegados en muros y estructuras.

 

Desde mayo de 2018, el movimiento feminista chileno ha sido puntal de la rebelión popular, no solo para visibilizar la violencia de género, sino la más amplia que padece el pueblo bajo los resabios del pinochetismo, a pesar de casi tres décadas de la vuelta a la democracia.

 

Entre el 4 y el 18 de noviembre, todos los miércoles de 12 a 14 horas, el ciclo: El ojo oportuno feminista, muestra de videoarte latinoamericano.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/pt/node/209715

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