Libertad de presión

18/09/2020
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La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad.

Liu Xiaobo. Defensor de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en 2010.

 

Enarbolando las banderas de la libertad de expresión, el periodismo se ha transformado en una trinchera desde donde disparar a todo aquel que tiene la osadía de cruzar el límite que el poder marca. Cuando se dice poder no se está hablando del famoso y promocionado “poder de turno”, este es una entelequia, el verdadero hace desaparecer al problema y a su origen. En el año 2009 y con Cristina Fernández de Kirchner como Presidenta de la Nación, se sanciona, el 18 de noviembre y promulga el 26 del mismo mes, la Ley 26551 que deja sin efecto la figura de calumnias e injurias. Sin bien el Código Penal especifica, a lo largo de una serie de artículos que sanciones corresponden si alguien incurre en estas faltas; en la modificación del artículo 117, si el autor se arrepiente o retracta públicamente de sus dichos, todo queda en fojas cero.

 

La decisión de la entonces Presidenta auguraba un nuevo modo de hacer periodismo y se ponía en práctica realmente el espíritu de respetar la libertad de expresión y el pensamiento de cada uno. Lo que precedió a esta decisión, es la triste historia de un grupo de animadores de noticias que haciendo uso del poder hegemónico para el que trabajan, denigran la profesión, mintiendo, presionando y armando operaciones, que sirven de catalizadores a las más sucias prácticas de coacción.

 

Hoy salen a la luz maniobras que se realizaron con distintos métodos y en donde, siempre, la tarea era estigmatizar a quién pudiese contener o afectar los intereses corporativos, dañando su prestigio o incluso culpándolos de delitos que no cometieron.

 

Se consideran periodistas y no aceptan cuestionamientos de colegas apoyándose en la idea, que se remonta, al menos, a los tiempos de la antigua Roma (Canis caninam non est), es decir “perro no come perro”. Cuando alguien del gremio tiene la “osadía” de mostrarlos degradando la profesión, usan el poder de los medios para los que trabajan y operan para atacar de la manera que ellos repudian.

 

La sociedad argentina, sufre el constante embate de una prensa que, si tiene color es marrón y si huele es a mierda, la castiga desde hace mucho tiempo. Se ha “farandulizado” y hoy es una show que responde a las presiones de los grupos concentrados de poder. Hay un refrán muy conocido que dice: “La culpa no es del chancho. . .” y creo que debería aggiornarse a “la culpa es del chancho y el que le da de comer es cómplice”, digo esto porque tenemos a prestigiosos políticos, visitando programas de chimentos, concediendo entrevistas a seudo – entrevistadores/as que hacen gala de una cruel manipulación del momento y aunque el entrevistado defienda con entereza su postura, el privilegio del cierre de micrófono es de quien, en este caso, lo empuña.

 

Sergio Peralta

Los Barriales

 

 

https://www.alainet.org/pt/node/208955?language=en

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