La revolución universitaria del 70
- Opinión
Hace medio siglo, se constituyó en una de las experiencias más importantes del continente. La rebelión estudiantil boliviana se vinculó con varios sectores insurgentes. Ahí encontró su fortaleza. En Asamblea, el 16 de abril, nombró a su nuevo rector. Empero, cuando empezó a aplicar sus principios pedagógicos “revolucionarios”, fue aplastada a bala por las fuerzas militares de Hugo Banzer, el 21 de agosto de 1971.
La universidad hoy vive una crisis de identidad. Sus principios “democráticos”, “científicos”, “nacionales”, “populares” y “antiimperialistas”, que marcaron gran parte de su historia, cuasi han desaparecido de sus aulas. A diferencia de esto, hace medio siglo, los estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) timonearon una “Revolución” que puso fin a la “mediocridad”, la “corrupción” y las “camarillas antinacionales”. Pero, esa experiencia duró poco: un golpe de Estado la eliminó.
En 1970, en concomitancia a lo que ocurría en el mundo, los obreros bolivianos y las clases medias vivieron un proceso de radicalización política. Frente a la “crisis del capitalismo”, las ideas socialistas se convirtieron en una alternativa.
En ese contexto, la juventud se enfrentó al Estado “dictatorial” y su “vetusto” sistema educativo.
Inicio
El 25 de marzo de 1970, el estamento estudiantil de la Facultad de Derecho de la UMSA, cansado del “bajo nivel académico”, la “corrupción” y la “cínica” lucha entre “camarillas docentes”, prendió la mecha de la “Revolución Universitaria”.
Acusados de “mediocrizar” la escuela de leyes, acumular “ilegalmente” cátedras y percibir “excesivos” salarios, casi la totalidad de catedráticos y autoridades de esa Facultad fueron “destituidos” por una Asamblea General. Según el semanario Prensa, incluso el entonces rector de la UMSA, Carlos Terrazas, fue despojado de sus cátedras y su alto cargo quedó cuestionado.
Los docentes afectados criticaron la “arbitraria” medida. Pero ese hecho no tuvo respaldo social ni mediático. El sector liberal del gobierno fue el único que observó con recelo ese acontecimiento.
Comité
En ese entonces, el sistema universitario había dejado de responder a las necesidades del país. Ese hecho se convirtió en una especie de leña seca que avivó el fuego revolucionario en toda la universidad.
El 3 de abril, los estudiantes dieron un segundo paso: en Asamblea General desconocieron a la Federación Universitaria Local (FUL) y al Rector. Luego, consolidaron un “Comité Revolucionario”, con el objetivo de construir una “nueva universidad”.
Ante el asombro de los medios, el 16 de abril, los universitarios aceleraron el proceso rebelde en una tercera Asamblea, donde designaron al economista Pablo Ramos como Rector, informó el rotativo Presencia.
Principios
El documento “Bases ideológicas de la Revolución Universitaria en 1970”, publicado en abril, reveló que el movimiento estudiantil fue parte de la convulsiva realidad política de ese entonces: “La universidad encontrará su pleno auge cuando el pueblo derrote al imperialismo y a sus agentes internos (…) El objetivo último de la Revolución Universitaria es, pues, el socialismo. La transformación de la universidad tecnocrática y liberal y su reestructuración académica se subordinará a esta estrategia final”.
Un mes después, el “Encuentro Nacional de Juventudes Universitarias”, que se realizó en Oruro, ratificó esos principios ideológicos: “Los universitarios bolivianos proclamamos que nuestra misión histórica, en el presente, es aplastar al imperialismo y a sus sirvientes nativos. Proclamamos que nuestra misión es la lucha por el socialismo (…) que el proletariado boliviano constituye el núcleo revolucionario por excelencia y asume el rol dirigente de la revolución como genuino representante de los intereses nacionales”.
La rebelión estudiantil tuvo una gran repercusión nacional e internacional. Varias Escuelas de Formación de Maestros (“Normales”) y universidades del país se sumaron a ese proceso. En la Gabriel René Moreno de Santa Cruz la Revolución generó enfrentamientos, narró el matutino El Diario, el 9 de abril.
Rojos
Pero, toda acción genera siempre una reacción. Cuando los jóvenes rebeldes operaban transformaciones académicas y políticas, más de 30 cadetes del Colegio Militar, el 21 de julio, tomaron el Monoblock, portando modernas metralletas, fusiles M-1 y abundante munición.
Exhibiendo folletos y panfletos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), aseguraron a la prensa que en la guerrilla de Teoponte estaban estudiantes que “desviaron” el camino de la UMSA, destacó El Diario. En la noche, no obstante, se suscitó un hecho inédito: los militares entregaron el recinto a “Los Marqueces”, un grupo de delincuentes que sembraba terror en la ciudad de La Paz.
Los cerca de 40 pandilleros, que se autodenominaron “Comando Unificado del Nacionalismo y la Democracia”, se atrincheraron en los predios de la casa de estudios superiores por más de una semana, con armamento de guerra, agregó Presencia. Enarbolando la consigna “Rojos, ¡fuera de la universidad carajo!”, el grupo fue respaldado por Falange Socialista Boliviana (FSB) y financiado por el sector fascista del gobierno de Ovando.
Fascista
En el libro “Rebelión en las venas”, el historiador James Dunkerley corroboró que Alfredo Candia, líder de la “Liga Mundial Anticomunista”, dirigió en persona la toma armada de la universidad, asesorado por el capitán Luis Arce Gómez.
“(…) Así fascista como soy he logrado erradicar totalmente el comunismo de la UMSA. Dios y la Patria van a querer que algún día yo aplaste también al comunismo en Bolivia, ayudado por todo mi pueblo”, manifestó Candia en Prensa, el 27 de julio.
Esas palabras indignaron a los universitarios, que en Asamblea decidieron enfrentarse con los “anticomunistas”. Ocho estudiantes cayeron heridos a bala. Eso cohesionó más a la comunidad universitaria. El Comité revolucionario organizó gigantescas manifestaciones populares, que concluyeron en barricadas. Ante eso, el 2 de agosto, el presidente Alfredo Ovando estableció el repliegue de los “fascistas” y la milicia de “hampones”.
Clausura
Empero, en Santa Cruz, el régimen mantuvo la toma de los predios universitarios.
En 1971, bajo el gobierno nacionalista de Juan José Torres, la Revolución Universitaria se consolidó.
Sin embargo, tras el golpe de Estado del 21 de agosto, Hugo Banzer ordenó el ataque armado a la universidad y, luego, la clausuró.
-Miguel Pinto Parabá es periodista
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