Boris Johnson es el mayor ganador de las elecciones generales británicas y Jo Swinson es la mayor perdedora

13/12/2019
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¡Bojo carcajea con un Jojo! … mientras Jo se jodió.

 

Boris Johnson (Bojo) acaba de lograr la mayor victoria conservadora en más de tres décadas, pese a que hasta hace pocas semanas atrás parecía estar en la cuerda floja.  En cambio, Jo Swinson, la lideresa liberal demócrata cuyo partido estaba en el mejor momento de su historia, acaba de perder su banca parlamentaria y debe renunciar a la jefatura de Su Movimiento.

 

 Bojo y Jo

 

A fines de julio el conservador Boris Johnson y la liberal demócrata Jo Swinson fueron electos como los líderes de sus respectivos partidos. Mientras el primero heredó un partido en crisis que venía de sacar el peor resultado electoral de su historia (en las euro-elecciones de mayo quedaron debajo del 9% en todo el Reino Unido, y en quinto lugar), la segunda recibía el mando de un partido que había tenido la mejor votación de su historia pues en mayo habían quedado segundos a nivel nacional y primeros en Londres.

 

A la semana de que ambos llegaron a ser jefes de sus respectivos partidos se realizaron las últimas elecciones para renovar un parlamentario. Este fue por un distrito del oeste de Gales en el cual los conservadores perdieron su banca para los liberales demócratas.

 

Mientras Johnson se convirtió en el primer gobernante británico en perder sus primeras 10 votaciones en el parlamento y en ser censurado por la corte suprema por suspender el parlamento; y su bancada terminó reduciéndose habiendo suspendido o generado la salida de casi 30 parlamentarios, Swinson comandaba un partido cuya bancada se estaba casi duplicando (pasaron de 12 a 21 parlamentarios).

 

Swinson pensaba que su partido estaba en condiciones de seguir reclutando disidentes del laborismo y del conservadurismo y que si se adelantasen las elecciones los amarillos iban a convertirse en una gran fuerza de masa representando al grueso de los casi 17 millones de personas que en el 2016 votaron por quedarse en la UE en el referéndum del 2016.

 

 Bojo sale de la cuerda floja

 

 Después que la corte suprema unánimemente amonestó a Johnson y le obligó a anular la suspensión del parlamento, esta era la oportunidad para que la oposición se una para sacarlo del gobierno. Entonces él apenas lograba ser apoyado por unos 300 de los 650 parlamentarios y acababa de echar de su bancada a 21 parlamentarios (a lo que se debe sumar otros 2 más que se retiraron voluntariamente).

 

Corbyn no quiso aceptar la posibilidad de que Kenneth Clarke, el ex canciller conservador y padre de la cámara de los comunes, pudiese ser nominado primer ministro interino, tal como fue la propuesta de Swinson. Eso hubiese implicado tener al portavoz del ala pro-europea del conservadurismo y a un hombre tan mayor de edad que ya no quería entronizarse en el cargo en la posibilidad de convocar a un referéndum confirmatorio. Si éste se hubiese dado el plan de Brexit de Johnson muy probablemente hubiese perdido.

 

Corbyn adujo que si el primer ministro cae quien tiene la primera posibilidad de reemplazarlo es el líder de la oposición. Como tal él demandó al resto de la oposición que aceptaran ello. Y todos ellos concordaron con ello, incluso Clarke, pero Swinson lo vetó.

 

Luego cuando Johnson decidió adelantar elecciones y los laboristas se negaban a aceptar el reto, Swinson pidió anticipar esos comicios pensando que su partido estaba en tal avance que iba a ser la sensación.

 

Al inicio de la campaña Swinson prometió que su partido iba a incrementar ampliamente su bancada con la posibilidad de ganar cientos de parlamentarios y de llevarla a ella como primera ministra. A poco de abrirse el periodo pre-electoral los amarillos empezaron a desinflarse. Por un lado, tal como Swinson lo reconoció, el hecho que Nigel Farage retirase a la mayoría de los candidatos de su Partido del Brexit hizo que el voto antieuropeo no se dividiese y los liberales demócratas no pidiesen colarse en el medio. Además generó un efecto rebote pues si los faragistas le daban el voto útil a Johnson, los amarillos sufrían la presión de darle su voto útil a los rojos que sí proponían un referéndum confirmatorio sobre la UE.

 

El hecho que Corbyn prometiese eso y mantenerse neutral en ese referéndum es algo que neutralizó los intentos de los liberales demócratas de crecer a costa de los rojos.

 

Al final los liberales demócratas no podían crecer en los distritos tradicionalmente conservadores buscando ganar a las clases medias pro-europeas debido a que el partido del Brexit endosó a todos los parlamentarios tories que pugnaban por ser reelectos. Tampoco pudieron crecer en los distritos laboristas.

 

Swinson fue capaz de hacer un pacto electoral con los verdes y los separatistas galos para apoyarse mutuamente y así pedir seguir en la UE. No obstante, ella no quiso extender ese pacto hacia los separatistas escoceses y a los laboristas. En todo momento sostuvo que no iba a votar por el laborismo en caso de que hubiese un parlamento sin mayoría absoluta y no les planteó a los rojos un pacto electoral de apoyo mutuo en favor de un nuevo referéndum.

 

Swinson no logró nunca llegar a la altura de anteriores líderes liberales demócratas como David Steel, Paddy Ashdown o Nick Clegg. No pudo entrar, como este último, a un debate con los líderes conservador o laborista. Johnson y Corbyn la ignoraron, incrementando su progresivo bajón.

 

En las elecciones del 2010 los liberales demócratas llegaron a encabezar algunas encuestas y a acercarse al cuarto de los votos. Entonces el partido amarillo aparecía prometiendo una política exterior de paz contra la guerra de Irak y de anular las matrículas universitarias que ocasionan las deudas de los estudiantes de por vida. Sin embargo, tras entrar al cogobierno con David Cameron los amarillos se desgastaron mucho por romper con sus promesas iniciales y votar por varias políticas de austeridad.

 

En estas elecciones Swinson no pudo prometer que en Inglaterra y Gales se den matriculas gratuitas (como pasa en Escocia) y llegó a decir que ella sí estaría dispuesta en algún momento a detonar una bomba atómica. Trató de autocriticarse por algunas medidas de ajuste que cometió siendo parte del gobierno de Cameron-Clegg en 2010-15, pero al mismo tiempo sigue reivindicando el crédito universal que afecta a las personas discapacitadas, enfermas o desempleadas y otras políticas de ajuste.

 

Su mayor fortaleza era su oposición a salirse de la UE, pero allí cometieron el error de decid que los liberales demócratas iban a unilateralmente cancelar los resultados del referéndum del 2016 en el cual el 52% de los británicos votó por el Brexit. Así una simpatizante de su partido en pleno debate de TV le dijo que eso no era liberal ni demócrata pues el mandato de un referéndum solamente puede ser revertido por otra consulta popular.

 

Swinson acabó perdiendo su banca en manos del nacionalismo escocés quien le acusa, al igual que el laborismo, de haber hecho una serie de recortes durante el gobierno del 2010-15.

 

Swinson sobreestimó a sus fuerzas y subestimó a Johnson y a Corbyn. Y ahora ha perdido su lugar en la cámara de los comunes por subestimar también a Nicola Sturgeon, la lideresa del SNP y ministra principal de Escocia.

 

Quien prometió que su partido iba a ganar cientos de parlamentarios pueda que ahora se acerque a haber logrado que los liberales demócratas pierdan la mitad de sus asientos.

 

Este es un viernes 13 para Swinson quien en cualquier momento de hoy debería anunciar su retiro del liderazgo liberal demócrata. Su caída elimina la posibilidad de que este partido tenga una buena recuperación en el futuro siguiente, por lo que estará condenado a ser un partido que se centre en avanzar en elecciones locales.

 

Isaac Bigio

Politólogo economista e historiador

https://www.alainet.org/pt/node/203826
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