Una luz en la oscuridad de la Argentina de Macri: nueva nieta recuperada

16/04/2019
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
nieto-recuperado-arg.jpg
-A +A

"Ahora vamos envueltas en consignas hermosas

desafiando pobrezas y miedos

gritando voluntades contra los malos augurios

y esta sonrisa sobre el horizonte".

Gioconda Belli

 

El anuncio de la presidenta de las Abuelas, Estela de Carlotto, trajo por fin una buena noticia para muchos argentinos, sacudidos desde hace meses por una nueva crisis económica y social. Los resultados de una prueba de ADN confirmaban que una mujer que desde hacía años residía en España, es la hija de una muchacha secuestrada y desaparecida en 1977 durante la dictadura militar. Para respetar su privacidad, fue identificada como "nieta 129", ya que el trabajo incansable de Abuelas y del equipo de voluntarios colaboradores ha permitido recuperar ese número de familiares de asesinados-desaparecidos. Esa tenacidad de abuelas y de las familias, permite recomponer la historia de aquellos años de terror y exterminio dispuesto por la dictadura cívico-militar que sufrió Argentina.

 

Las primeras pistas

 

La mujer fue contactada hace cinco años, al verificarse que había sido inscripta de forma irregular en una partida de nacimiento firmada por un médico de la policía. Esos fueron los primeros indicios. En los años siguientes le hicieron llegar la inquietud de que buscara confirmar su origen. Finalmente, la nieta ahora recuperada decidió realizar la prueba que reveló su verdadera identidad. Es hija de Norma Síntora y Carlos Solsona, nacida en cautiverio en 1977. Ese año, en una operación militar, su madre -entonces embarazada - fue secuestrada junto con otras personas en una vivienda en el conurbano bonaerense. Norma tenía entonces intención de salir del país, y reunirse en España con su esposo, donde éste ya se hallaba exiliado ante el agravamiento de la represión. A partir de entonces nada más se supo ella, ni de la pareja secuestrada en la misma operación represiva en esa vivienda allanada.

 

El regreso de Carlos

 

Años después, cuando Carlos pudo regresar al país, buscó pistas que le permitieran encontrar a su hija o hijo. Para entonces, ya se sabía que en los centros de detención hubo cientos de alumbramientos de las secuestradas, y eso podría haber sucedido con su esposa Norma. En muchos de esos casos, el bebé era entregado en adopción a familias de militares o de sus allegados. En este caso -al menos hasta ahora - se desconoce quienes le criaron. Transcurridos más de 40 años, ahora Carlos podrá encontrarse con "Soledad", porque ese era el nombre que sus padres tenían pensado en el caso de que fuera niña.

 

Un reencuentro marcado por el respeto

 

El padre de "Soledad", emocionado y sonriente durante la rueda de prensa en la sede de Abuelas, ha reiterado que tendrá un profundo respeto por su hija en ese encuentro. En definitiva es una mujer con media vida hecha, y que desconocía su verdadero origen. Carlos anticipó que será en ámbito privado y que respetará sus tiempos. "Soledad" -la nieta 129- podrá conocer también a Marcos, su hermano, que fue cuidado de niño por los padres de Norma, sus abuelos. "Sé - dice - que a ella también le estará temblando el suelo, el techo y las paredes”. Y añade: "Es un cimbronazo muy fuerte. Tiene más de 40 años, una vida. Nosotros sabíamos que buscábamos a alguien, y ella no sabía con qué se iba a encontrar. Me parece que es muy difícil para ella, pero a la larga, debería ser todo ganancia. Me imagino que saber que te buscaron durante tanto tiempo debe ser algo bueno."

 

Los niños también recuperan la historia de su país

 

Periódicamente esta sede que agrupa a las Abuelas de Plaza de Mayo recibe visitas de escolares. En la última, fueron invitados para que ellos mismos, colocaran el número 129 en el marcador que tienen en una de las paredes. Ese número representa a esa nueva persona que recupera su verdadera identidad. Y que a la vez conocieran lo que ha sido esa tarea constante, paciente, de decenas de mujeres que reivindican su condición de abuelas y que se mueven dentro de los parámetros de Memoria, Verdad y Justicia, la consigna de las organizaciones por los Derechos Humanos de Argentina.

 

Dos de miles que lucharon

 

Norma y Carlos fueron dos jóvenes, que como tantos otros, creyeron y lucharon por un país más justo. Militaron políticamente en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, una de las tantas organizaciones que intentaron romper el rumbo dependiente del país y los graves retrocesos sociales y económicos que se sucedieron a partir del golpe militar de setiembre de 1955 que derrocó al gobierno constitucional de Juan Perón. (Es oportuno recordar que solamente dos meses después, la autodenominada "Revolución Libertadora" de los militares dispuso como una de sus primeras medidas, el ingreso de Argentina en el Fondo Monetario Internacional.) De allí en más fueron consolidando la dependencia y la entrega del país, incluso tras la recuperación de procesos democráticos. Pero a comienzos de los 70, importantes sectores del país comenzaron a organizarse y a plantear sus reivindicaciones.

 

Otra vez los militares

 

Pero esa resistencia y avance popular, y la creciente organización combativa de los trabajadores, generó nuevamente la violencia de la oligarquía argentina. En este caso -marzo de 1976- con la complicidad de destacados personajes de la sociedad civil, de varios de los más importantes medios de comunicación, sectores de la jerarquía de la Iglesia, la infaltable anuencia del gobierno norteamericano y los más altos jefes militares como ejecutores del golpe y de esos casi ocho años de dictadura. Disolución y prohibición de partidos políticos y sindicatos. Y también secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones. Entre esas personas desaparecidas, Norma Síntora.

 

Los golpistas autodefinieron la dictadura como "Proceso de Reorganización Nacional".

 

Volver a empezar

 

Recuperada la democracia y a más de 40 años de la dictadura, Argentina con el gobierno de Mauricio Macri, repite hoy las mismas medidas económicas que la llevaron a la deuda externa y al retroceso. Hipotecado con el FMI en 56.300 millones de dólares, el país sufre una parálisis productiva, aumentos de precios en los alimentos y servicios, y un alza cambiaria donde el dólar alcanza su cotización más alta desde el año 2001. La crisis en cifras dramáticas, la revela el estudio publicado hace unos días por la Universidad Católica Argentina: indica que hay 13,5 millones de pobres, casi la tercera parte de la población. Y la inflación interanual en febrero, alcanzó el 50%. Casi medio siglo después de aquellos años tan trágicos, millones de argentinos, siguen esperando un tiempo mejor. Y las Abuelas, convocan a luchar por ese porvenir.

 

No olvidar el pasado y luchar por el futuro

 

El último 24 de marzo en un acto multitudinario en la Plaza de Mayo, las abuelas recordaban junto a miles de argentinos: "estamos aquí para seguir defendiendo la democracia, porque hoy está en peligro. No tener derecho al trabajo, a la alimentación, a la salud, a la educación y a la vivienda, entre otros derechos fundamentales, genera pobreza y hambre. La pobreza hoy alcanza cifras alarmantes: lo indican los millares de comedores sociales en escuelas, barrios, municipios e iglesias. Nuestro país, que es potencialmente rico, ha sido empobrecido adrede por este Gobierno. Hoy la Argentina lidera las cifras de crecimiento de la pobreza en América Latina. Por eso convocamos a la unidad para que decir Nunca Más a la pobreza y el hambre". Y renovando la esperanza de los jóvenes de los años 70 y en su propia lucha por Verdad y Justicia nos dicen: "el tiempo es hoy, las nietas y nietos tienen entre 39 y 45 años, ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó".

 

Su búsqueda infatigable, un legado de amor y compromiso para las nuevas generaciones.

 

Carlos Iaquinandi Castro

Redacciòn de SERPAL

 

http://serpal.info/noticias/Una-luz-en-la-oscuridad_535

 

https://www.alainet.org/pt/node/199367?language=es
Subscrever America Latina en Movimiento - RSS